viernes, 26 de diciembre de 2008

DEMASIADOS INOCENTES

Los humanos una cierta habilidad para adaptar las mayores desgracias. No sólo adaptarlas, sino retorcerlas, reconvertirlas y remodelarlas hasta convertirlas en motivo de regocijo y celebración. Sólo gracias a esa extraña habilidad puede entenderse que un hecho tan luctuoso y tan macabro como matar a toda una generación de niños neonatos se pueda adaptar hasta concretarse en una fiesta de bromas y buenos momentos.
Este domingo se celebra el día de los inocentes que, para los despistados, conmemora la matanza de los inocentes primogénitos de todos los súbditos de Herodes allá por los tiempos bíblicos. Enorme sacrificio a favor de un bien mayor deben pensar los cristianos. Todo un exterminio del que sólo se salvó, que se sepa, el hijo del carpintero. El llamado a una misión mayor.
La capacidad para adaptar las peores circunstancias a nuestro favor y la de apelar a un bien mayor, cuando se está en una autentica situación de tragedia son principios a los que apelan con gran soltura, en la actualidad, nuestros dirigentes. No me extrañaría, por tanto, que la anunciada remodelación del Gobierno de España fuese anunciada, al menos a los interesados, este mismo domingo. Así, como si fuese una broma de inocentes. Y cuando a los afectados por el descabalgamiento se les hiele la sonrisa, el gran druida siempre puede apelar a la necesidad de un bien mayor, su propia supervivencia como líder.
Seguro que no va a ocurrir, porque Zapatero es persona que cuida las formas y se preocupa por que tengas cerca un cómodo sillón cuando te apuñala, en lugar de dejarte caer sobre el frío mármol, olvidado a tu suerte. Zapatero no va a amargarles el turrón, los polvorones y los productos leoneses a sus vicepresidentes y alguno de sus ministros arietes. Pero su matanza (no de inocentes, desde luego) la tiene perfectamente diseñada, mejor que el mismísimo Herodes.
Y es que al presidente del Gobierno le encanta el juego de diseñar y ejecutar estrategias. Se debe sentir como los niños que juegan al Stratego y terminan conquistando la bandera enemiga. No siempre gana la partida, faltaría más. Ni siquiera Il Divo Andreoti salió victorioso de todas sus batallas, aunque sí haya sido de los alumnos más aventajados del Ave Fénix a la hora de renacer de sus cenizas. Y mira que le gusta tener frentes abiertos a Zapatero.
El último, lo está abriendo con enorme soltura. La víctima, como no, es el PP que, como si fuesen nuevos, está cayendo en las redes sin ofrecer resistencia. Me recuerdan a las sardinillas saltando en la cubierta del barco sin remisión posible, tras haber sido izada la red en la que han caído presa de su propia alegría y complacencia. Lo más curioso es que el mismo Zapatero se la hizo, hace sólo unos meses, con el tema de UPN. Y no aprenden.
La negociación bilateral con “algunas Comunidades Autónomas” por el tema de la financiación la ha asumido en primera persona el presidente. Cita a los que quiere, en el orden que quiere y le dice a cada uno lo que quiere… Lo que cada uno quiere oír, se entiende. Así, no sólo desactiva un frente puñetero que amenazaba el cambio de año en su agenda. Además, le está pasando la pelota a los populares. Los mismos que se jactan sistemáticamente de defender lo mismo en toda España y que están viendo, por la fuerza de los hechos y las declaraciones, que no es así. No sólo lo están viendo. Se lo están enseñando a todos los españoles, que es lo peor… para ellos, como partido aspirante.
Justo cuando el PP está en su mejor momento de los últimos años en lo que a apreciación de moderación y opinión general del electorado se refiere. Justo ahora que comienza a despuntar levemente en las encuestas. Justo ahora que toca afrontar importantes retos electorales de distinto calado. Justo ahora va el PP y se deja abrir una enorme vía de agua en uno de sus frentes acorazados. No hay forma de entenderlo. Y mal esta por la parte que le toca a la dirección nacional. Pero mucho peor por lo que se refiere a uno de los valores más tácticos y hábiles de los últimos años. Esperanza Aguirre tiene tanto entusiasmo por quitarse de en medio a los acomplejados que han tomado Génova que no ve la forma y el momento de conseguirlo. Es consciente, sin duda, de que se le acaba el tiempo. Lo que no acabo de creerme es que no haya caído en la cuenta de que si logra la séptima planta genovesa a costa de un enfrentamiento interno, necesitará de 8 a 10 años para tener opciones reales de llegar a Moncloa.
Demasiado largo se lo fía a sí misma.

martes, 23 de diciembre de 2008

ARREMANGARSE

La Navidad ha llegado, no cabe ninguna duda. Lo ha hecho con todo su derroche de buenas maneras y mejores deseos. Como pocas veces habremos visto en los últimos tiempos. Miren sino lo ocurrido este lunes en La Moncloa. No hay forma de explicar tanto almíbar y tanta sonrisa sincera, tanto derroche de simpatía y sintonía. Sólo una Navidad melindrosa puede dar sentido a semejante encuentro.
Y eso que el inicio de la reunión prometía. Zapatero ejercía de anfitrión repanchingado en su sillón claro estilo Ikea. Los convidados (uno por el gobierno central y otro por el autonómico de Madrid) comenzaban también a romper el hielo. Y en eso que aparece la lideresa. Con su desparpajo y soltura natural se desprende del abrigo y, como quien no quiere la cosa, se arremanga el vestido hasta medio antebrazo. Inequívoco gesto que adelante la soltura propia de quien reparte mamporros para marcar el territorio sin perder la sonrisa y el buen gesto.
Cierto es que el anfitrión no es menos ducho en artes similares. En su caso, maneja con mejores artes el estilo florentino de tratar con una sonrisa mientras se prepara el bebedizo cargado de ponzoña. Ese que sólo hace efecto pasado el tiempo suficiente como para que el cadáver caiga fulminado lejos del lugar de los hechos, librando de sospechas al verdadero autor. Entre interlocutores así, no es de extrañar que se esperasen los discursos para recuperar parte de la sal y la pimienta que hemos derrochado en los preparativos navideños. Antecedentes hay, por lo demás, en los encuentros anteriores entre ambos.
Pero, oh milagro de Santa, de Santa Claus, se entiende, Aguirre sale a la sala de prensa con las mangas embozando sus manos y la sonrisa cálida en los labios. Decepción en la concurrencia. No va a haber palos. Empieza su parlamento y la decepción se troca en sorpresa. ¡La lideresa está contenta, satisfecha, incluso!. Sale de La Moncloa casi como lo hacía en su etapa como ministra, encantada de la vida. El sistema de financiación, le ha dicho Zapatero, recogerá las exigencias de Madrid y será multilateral. Con compromisos así, ni la emperatriz de Sol puede resistirse. Máxime teniendo en cuenta que es la primera presidenta de una Comunidad del PP recibida en Palacio. La primera presidenta recibida con luz y taquígrafos. La primera presidenta después de los inevitables president de la Generalitat, que siempre lleva la voz cantante en estos asuntos, y presidente de Andalucía que lo es, a la vez, del partido en el Gobierno.
Aguirre se anota un tanto, Zapatero otro. Todos felices, todos contentos… Pero yo no salgo de mi asombro. ¿Cómo es posible tanto azúcar a estas alturas?. ¿Qué ha pasado de verdad para que hayan salido así las cosas?. ¿Ha perdido Aguirre los antecedentes o le han borrado el disco duro en el que almacenaba tratamientos parecidos en La Moncloa que luego se volvieron en crueles ridículos de todos los que han salido aseverando que se iban satisfechos tras escuchar al Presidente?. Algo no va bien en este asunto. Y claro, hoy mismo veo en la prensa interpretaciones del pelo de que Aguirre arranca a Zapatero no se que compromisos y claro, sospecho que desde las profundidades de la vida civil y prosaica se ve la vida y sus circunstancias de otra forma.
Arremangarse pa ná, diría yo que es esto.

jueves, 11 de diciembre de 2008

SIN MICROS, MEJOR

¡Qué apaguen los micros, por favor!. Ya que no tenemos forma de apagar a nuestros políticos, impidámosles meter la pata, decir mamarrachadas y complicarnos la vida.
Los políticos son como niños. Revoltosos, molestos, insoportables, por momentos, no podemos vivir sin ellos, pero vivir con ellos es un perpetuo dolor de cabeza. En una ocasión había un niño que estaba llorando sin parar. Normal en un niño. Después de varios minutos a llanto vivo, esa normalidad se estaba volviendo claramente insoportable. Toda vez que en la misma habitación había varios adultos, entre ellos los padres del megáfono carnal, mi abuelo no tuvo mejor ocurrencia que preguntarle a la madre donde tenía el interruptor en jodío niño. Son cosas de la edad. Al niño no había forma de callarlo y a mi abuelo, por aquello de que ya era mayor, se le permitía todo.
Bien mirado, no estaría mal. Un interruptor y dejamos de oír la primera mamarrachada que se les pasa por la cabeza. Lo más curioso es que no se trata sólo de personajes de medio pelo, cuya capacidad intelectual, social, de convivencia y de respeto es más que cuestionable. Incluso los políticos más preparados, más avezados, más curtidos y hasta más seremos echan una meadita fuera del tiesto de vez en cuando.
Ellos mismos, todos ellos, han deseado, en alguna ocasión, que los micros estuviesen apagados cuando tenían que estarlo, o han lamentado que estuviesen encendidos cuando no debían, que viene a ser más o menos lo mismo. Además, con un poco de suerte, entre las veces que ellos los quieren apagados (muchísimas veces) y las que nosotros se los apagaríamos, todo sería mucho más sencillo. Aún más, nos evitaríamos ese engorroso dijo lo que dijo y debe rectificar, yo no dije porque quise decir, dije diciendo que decir quería y queriendo decir lo dicho que dicho me han asignado que decir no he querido aunque pensarlo sí, sin decirlo me evito el tener que decir.

sábado, 6 de diciembre de 2008

NO ES EL MOMENTO

No soy yo de los que convivo con los políticos. Ni alterno con ellos, ni comparto confidencias con ellos. No conozco de sus manías y debilidades más que el común de los ciudadanos. Pero tengo para mi que cuando hay un runrún insistente, suele llevar aparejado lago de verdad.
Estos días, previos a la celebración de los 30 años de la Constitución han sido insistentes los rumores de cambio. Y, por más veces que me lo decían, o que lo oía, no podía dejar de pensar que era imposible.
No es el momento. Que digo, es, casi, el peor de los momentos. Las circunstancias no justifican, para nada, el cambio. Hace unos meses, sí, sin duda. Ahora, no. No hay forma de vender un cambio ahora sin que se le caiga la cara de vergüenza.
Un cambio ahora, sólo puede generar problemas y enemigos. Y, no porque no sea necesario, que lo es y mucho. Es que has perdido el momento de hacerlo y tienes que esperar a que las circunstancias de nuevo, se vuelvan propicias.
Claro que hay decenas de piezas que no encajan. Claro que el puzle no ha salido como pensabas y tienes que reformarlo. Pero ahora no. No se trata de sostenerla y no enmendarla. Se trata de que, en política, es casi tan importante hacer las cosas como saber y poder explicarlas. Es casi tan importante hacerlas como que salgan bien y que el hacerlas haya sido mejor que el dejar de hacerlas. De lo contrario, espera a otro momento.
Teniendo todo eso en cuenta, no puedo creer que los rumores sean falsos o maliciosos, pero me cuesta mucho más creer que sean factibles. Que se vayan a convertir en realidad.
Esta misma mañana, Zapatero ha afirmado, casi por sorpresa, que no es el momento de abordar una reforma de la Constitución. Ha dicho que no es una tarea prioritaria del Gobierno. De un Gobierno que, según Mariano Rajoy, ha sufrido una enmienda a la totalidad esta semana en el flanco más débil, el económico, con el dato del paro conocido el miércoles.
No seré yo quien rectifique, en este punto, al presidente del Gobierno. Si él, que en su primer discurso de investidura planteo cuatro reformas claras de la Constitución como una de las prioridades de su acción de gobierno, ahora cree que no es el momento, no le voy a llevar la contraria.
Recuerde, Presidente, NO ES EL MOMENTO.

CONSULTAR CON LA ALMOHADA

Dicen que mi bisabuelo era un buen tipo. Bueno, eso lo dirían ahora. Sus coetáneos decían que era un hombre bueno. Un hombre en el que se podía confiar. Cuyas opiniones y decisiones no sólo se respetaban. Se buscaban. Era, dicen, un tiarrón con esa extraña sabiduría que algunos adquieren leyendo en la tierra y no en los libros. Dicen que era muy cabezón, acostumbrado siempre a que se hiciese lo que él decía. Pero que era muy bueno. Que nunca hizo mal a nadie. Que, en más de una ocasión, evitó que hiciesen el mal a vecinos, a conocidos o a gente que tenía a mano. Sólo por el hecho de que no veía sentido en hacer el mal. En que alguien sufriese.
Dicen, y es verdad, que yo llevo su mismo nombre, aunque el nunca lo supo. Había muerto años antes. Es una tontería, pero saber que llevas el mismo nombre que una persona a la que siempre has oído describir de esa manera, a la que nunca has conocido, que es alguien de tu misma sangre y saber que llevas el mismo nombre, no por casualidad sino como recuerdo y homenaje, saber todo eso, la verdad es que presiona un poco. Te hace sentirte chiquito.
Dicen que este buen hombre y buen tipo, cuando se sentía abrumado por una preocupación o por un problema al que no veía la solución siempre respondía lo mismo “voy a consultarlo con la almohada”. Esta semana, inconscientemente, yo he hecho lo mismo. Tras el atentado del pasado miércoles tuve la tentación, como otras veces, de ponerme a escribir. Me di cuenta de que iba a decir, más o menos, lo mismo que otras veces, cambiando algunas fechas, cambiando algunos nombres y añadiendo algunas adjetivos.
No es que me crea yo demasiado original cuando escribo, pero me di cuenta de que era un error volver a escribir lo mismo. Pensé que tenía que madurar algo más en mi cabeza antes de volcarlo al post. Y esperé. No sé si consulté algo con la almohada o no, pero lo cierto es que, al día siguiente me sentía un poco más sereno para escribir. Y cuando iba a ponerme a ello me encontré con una foto en los diarios que volvió a disparar mi indignación y mi rabia. Ahí estaban los amigos de años del asesinado, su “cuadrilla” como les gusta decir a los españoles del norte, jugando a cartas sin esperar a que se hubiesen llevado el cadáver que un par de tiparracos habían dejado sobre la acera.
En ese momento no tuve la tentación de ponerme a escribir. Directamente me dije, para, espera, piensa. Me acordé de las miles de veces que he oído decir a nuestros políticos (a todos ellos) que ETA no tiene que marcar la agenda de este país (aunque la marca como nadie). Me acordé de como los terroristas tienen una gran habilidad para seleccionar el momento de sus atentados. Da igual que los dirigentes sean jóvenes o veteranos, violentos, muy violentos o más violentos. Da igual, suelen seleccionar bien a la víctima y el momento de convertirla en víctima. Y pensé, esta vez no. Esta vez no van a modificar la agenda prevista para conmemorar los 30 años de Constitución.
Hubiese sido un momento impagable. La misma Constitución que les dio la oportunidad de reintegrarse a la vida civil del País Vasco y que, a la vez, dio al estado de derecho todas las herramientas para luchar contra ellos, conmemorada y celebrada sin dejar que estos facinerosos nos marquen no ya la agenda, sino el reloj. Pero no pudo ser. Han podido más las tradiciones y, mientras sus amigos han mantenido la pauta de la partida vespertina diaria sin inmutarse por el plasma sobre el que chapoteaban, nosotros, todos los demás, hemos vuelto a dejar que ETA nos diga cuando podemos celebrar algo y cuando no. Como podemos hacerlo y como no.
Creo, después de consultarlo con la almohada, que somos mejores personas que ellos, pero no puedo dejar de pensar que mientras nosotros pensamos como pensamos y ellos piensan como piensan va a ser imposible que lleguemos todos a la solución que necesitamos. Retumban en mi cabeza esos “ellos”, esos “nosotros”, esos “de los nuestros” que se han vuelto a escuchar con atronadora fuerza cada vez que uno de los asesinados por los terroristas es alguien que no se esperan. Y me duele, me indigna. Ellos y nosotros somos los mismos. Somos seres humanos, somos personas. Y pienso en mi bisabuelo que, seguro, hubiese tratado de evitar que esos cuatro azpeitarras siguieran con su partida ante las cámaras del resto del mundo. Y pienso en él que, seguro, hubiese ido a buscar a los amiguetes de los asesinos para echarles en cara cada una de las 1000 barbaridades que llevan cometidas en este medio siglo.
Internamente me alegro de que sea sólo mi imaginación. Si esos pensamientos se cumpliesen, mi bisabuelo no duraría ni 24 horas. Pero los buenos tipos no abundan y nosotros seguimos consultando las cosas con la almohada, hasta que venga algún iluminado a cambiarnos la almohada por una bala.

domingo, 30 de noviembre de 2008

VA DE SÍMBOLOS

Noviembre se ha despedido con una de esas semanas donde casi toda la información pivota sobre un elementos común. En este caso, el elemento común son los símbolos. Individualmente considerados, desde luego.

Para empezar, nos encontramos con esa sentencia que ordenaba retirar los crucifijos de los colegios públicos. Como era de esperar, se ha liado una de padre y muy señor mío, nunca mejor dicho. Estoy bastante de acuerdo con esa observación que cuestiona la decisión judicial por ser incoherente con otros ámbitos de la vida pública de España. Por ejemplo, no se entiende muy bien porque en los colegios hay que quitarlos y, sin embargo, se mantienen en la mesa de la jura de los ministros en Zarzuela; o por qué siguen presidiendo las salas de los tribunales de justicia.

Ya he dicho en alguna ocasión que no soy partidario de los símbolos y, en concreto los religiosos, me molestan bastante. Para poner el toro en suerte, he de decir que yo estudien en un colegio con marcado carácter religioso (tanto es así que tenía una dependencia jerárquica del arzobispado), que estaba dirigido y subdirigido por curas y donde, pese a todo, se respiraba un muy agradable ambiente, podríamos llamar, abierto, avanzado, tolerante. Todavía es el día de hoy que recuerdo con agrado mis polémicas discusiones con Don Andrés (uno de los subdirectores y cura al mismo tiempo) sobre diversos aspectos del mundo religioso y católico. Estoy seguro de que su buena voluntad y su paciencia eran la clave para que un día sí y otro también, le dinamitase las clases con observaciones y preguntas que terminaban por desviar el curso de su planificación. Hace años que no hablo con él. Siempre me pareció más tolerante de fachada que de interior, pero me gustaría agradecerle que me permitiese ampliar el ámbito y los contrincantes de mis, ya por entonces, afanes polemistas.

A pesar de lo dicho, y aunque lo he intentado varias veces, no consigo recordar si en las aulas había o no crucifijos. Sí recuerdo que había una capilla, a la que no era necesario acudir. De hecho yo sólo recuerdo haber estado un par de veces en mis casi 10 años de permanencia en el centro. También recuerdo que cuando se aproximaban las edades claves (primera comunión, confirmación,... ) había un día en el que hacían un ofrecimiento de ayuda, asesoramiento, para los que, voluntariamente querían acercarse a esos pasos. Yo, que siempre he sido un poco "a mi aire" no quise saber nada ni de una fecha ni de la otra, y no pasó nada, ni me insistieron, ni me trataron peor, ni me marginaron. Si tengo el recuerdo de que al negarme yo a hacer la primera comunión, una de las profesoras que yo tenía por entonces (de religión y de música) cuyo nombre no recuerdo, aunque si su apodo, que me guardo por el respeto que me merece, aquella profesora, digo, se interesó en alguna ocasión por mi rebeldía. Y, el último día del curso, se acercó a mi para hacerme saber que si iba a las misiones, creo que a América Latina. Siempre he estado seguro de que aquella buena mujer se fue por propia vocación, pero no dejo de pensar que tuvo algo que ver una cierta sensación de fracaso, al darse cuenta de que mi camino iba por otros derroteros. Tampoco de ella he vuelto a saber nada. Queda claro que no soy precisamente propenso a seguir la pista de personas con las que he tenido trato. Aunque creo que estoy desvariando bastante, quiero decir que no entiendo por qué tiene que haber crucifijos en las aulas y en otros muchos sitios, pero tampoco entiendo esa prioridad repentina por retirarlos. Parecería que si quitamos los crucifijos, de buenas a primeras vamos a salir de la crisis, o algo así.

Otra de símbolos vino también de los tribunales. Esta tiene algo más de enjundia, pero me parece igual de tonta. En esta ocasión es la obligatoriedad de que ondee la bandera española en el parlamento vasco. El PNV lleva 30 años negándose a ello. Y, como decía mi abuela, "para que se jorobe el coronel no como rancho". Como no quieren poner la española, tampoco ponen la ikurriña. Tócate los ... Mejor ninguna que todas, no vaya a ser que el verde, rojo y blanco de la vasca se contamine con el gualda de la española y la liemos. Por cierto, la europea, que sí colocan sin miramientos, también tiene amarillo y, además, azul. A ver si vamos a completar el arco iris y a hacer puñetas Euskal Herria.

Pero el gran símbolo de la semana es algo tan pueril como unos calcetines. Sí señores, sí. Si hay alguien que no ha visto la imagen, la reproduzco.
Ya es raro que no la hayan visto porque es de las más repetidas en los últimos tres días. A favor y en contra. Y, sin ir más lejos, la imagen la distribuyó la agencia británica Reuters. Ahí es nada.
Son las atléticas piernas de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, luciendo un atuendo de lo más informal fruto de la azarosa salida de India, el pasado miércoles por la noche. Los zapatos de verano eran los apropiados para su visita a Bombay y los calcetines se los facilitaron en el vuelo de vuelta como en todos los de largo recorrido. La ausencia de medias delata la precipitación del momento.
Como digo, ha habido reacciones favorables, neutrales y críticas. Según como le caiga el personaje a cada quien. Desde los que alaban su suerte y su entereza para volver y relatar momentos tan duros hasta los que le critican que saliese corriendo del fregao terrorista hasta los que, directamente, la acusan de tratar de sacarle partido a una situación como esa. Yo, sinceramente, entiendo que se viniese y entiendo que, aunque ella quisiera quedarse, todos los que iban con ella le recomendasen que volviese a Madrid cuanto antes. Lo que ya me parece menos entendible es la prisa por comparecer ante los medios, la prisa por demostrar su sufrimiento a la par que su entereza y esa cuidada pose de desaliño que, sabiendo como actúa la presidenta madrileña, me cuesta creer que sea tan improvisada como algunos medios nos quisieron colar el jueves y el viernes.
Es curioso. Estoy seguro de que esa imagen de los calcetines gordos bajo zapatito de verano se convertirán en un símbolo, tan efímero como las corbatas para mujeres o las faldas para hombres, pero serán un símbolo. Pero seguro que nunca llegan a los tribunales. Entre otras cosas porque los símbolos son potestad de la sociedad civil. Cuando se convierten en elemento de pleito o en arma arrojadiza, dejan de ser símbolos y se convierten en munición.

lunes, 24 de noviembre de 2008

CONTADORES DE CUENTOS

Escribir todos los días, o cada dos días e, incluso, una vez a la semana, en los periódicos es una tarea complicada. No siempre hay temas a los que dedicar unas líneas. No siempre se tiene la mente lúcida para componer frases que resulten interesantes para el lector. No siempre hay algo que aportar a la actualidad del día. No pretendo yo ponerme a la altura de los columnistas de la prensa española, aunque trato de mantener este blog con un cierto nivel de interés. No sé si lo consigo, pero lo intento.
Hay ocasiones en las que tengo la impresión, como seguidor de la prensa diaria, que faltan ideas, falta originalidad. Es un poco como lo que pasa en el cine moderno. Que todo se vuelve hacer nuevas versiones llenas de efectos especiales y parafernalia técnica que no logran ocultar la falta de talento. Estos últimos días me ha llamado la atención la coincidencia de dos autores dispares, firmantes de medios aún más dispares. El domingo, Gonzalo López Alba en Público y hoy mismo Ignacio Camacho en ABC abordan la misma cuestión, con matices ligeramente diferentes y objetivos diametralmente opuestos. La cuestión es la importancia que ha cobrado, en la actualidad política moderna, el construir una historia que contar para tener éxito.
El ejemplo paradigmático, en eso coinciden los dos, es Barack Obama. Ambos coinciden también en darle cierto crédito, más Ignacio que Gonzalo, a las creaciones cuentistas de Zapatero. El principio, es sencillo. Lejos de principios, de valores, e ideas, lo que prima en la política actual es construir una buena historia que sea fácil y rápidamente asimilable por los electores a los que se “utiliza” como si fueran compradores.
No deja de llamarme la atención que este mismo fin de semana hemos tenido un buen ejemplo de todo lo contrario y ni uno ni otro han echado el lazo a ese ejemplo tan a mano.
Se celebró el sábado el congreso de Nuevas Generación en Madrid. Nuevas Generaciones es el criadero de cachorros del PP. En el caso de Madrid, más valdría decir que es el criadero de los cachorros liberales de Esperanza Aguirre. El re-elegido presidente, Pablo Casado, es un autentico portento de los mensajes directos y sencillos asentados sobre valores inamovibles. Dice que no se avergüenza de ser liberal y me parece cojonudo pero, al mismo tiempo, incluyó, en la ponencia del congreso, la idea de que había que suprimir el salario mínimo interprofesional. Eso son principios, vive dios.
Este mismo chavalote no tuvo reparos en lanzarle una merecida andanada al Che Guevara en la clausura del Congreso del PP en Madrid hace un par de meses. Pero claro, luego se le fue la mano. Dijo, por ejemplo, que los jóvenes españoles son manipulables por el Gran Hermano de Ferraz. Dijo que la izquierda sólo está con la memoria histórica, el aborto, la eutanasia y la muerte. Dijo que había que eliminar el IRPF para los mileuristas y, al mismo tiempo, que los jóvenes querían pagar las pensiones de sus padres. Dijo más cosas, algunas, incluso, cargadas de sentido. Pero claro, cuando se quiere hacer méritos y máxime si se hace en un congreso de partido, pasan estas cosas.
Se olvida uno de construir una historia y se puede caer en la histeria. Que se lo digan a uno de sus jefes. A ese que fue uno de los mejores presidentes que ha tenido el gobierno de España, durante una temporada, y uno de los peores, durante otra buena temporada. De lo que no cabe duda es de que es el peor ex presidente. Ni se acaba de ir, ni termina de dedicarse a otras labores, ni deja de tutelar… Una joya vamos.
Él, Aznar, si ha sabido construir una historia para contar. Se puede resumir, más o menos, en “después de mi, el desastre”. El desastre en el gobierno y el desastre en el PP. Eso, también le acerca a los políticos de referencia, esos que cuentan historias. En cuanto rascas un poco en los personajes, te quedas sin nada. En la historia de Aznar, no hay na de na, salvo él mismo dándole cuerda al cuento.

jueves, 20 de noviembre de 2008

UNA DOBLE MORAL QUE APESTA

Si una persona tiene una enfermedad mental, no se toma la medicación y mata a alguien no se puede hablar de inseguridad ciudadana. Es más, si una mujer es maltratada, no denuncia a su agresor y al final, este termina matándola, tampoco se puede habar de inseguridad ciudadana. Estas perlas de la reflexión política, predestinadas al mármol, que diría mi admirado Carlos Herrera, fueron pronunciadas por la Delegada del Gobierno en Madrid, Soledad Mestre, hace poco más de un mes. Lo dijo tras finalizar una Junta Local de Seguridad en la que Mestre se comprometió a poner todo de su parte para favorecer y respaldar la candidatura olímpica de Madrid 16.
En esa misma comparecencia pública, la Delegada del Gobierno en Madrid aseguró que en el último año había menos delitos en la capital. Que había menos faltas. Que se habían producido más detenciones. Pero, pese a todo, se iba a aumentar el número de efectivos patrullando las calles. Poco más de un mes después, la misma Soledad ha vuelto a comprometerse a poner más policías, no sólo en las calles, también en los locales de ocio nocturno.
La intención declarada de Mestre se suma a la del resto de administraciones madrileñas que llevan una semana volcándose con familiares, amigos, compañeros y profesores del difunto Álvaro Ussía, asesinado por una panda de desquiciados vestidos de matones de la noche. No deja de llamarme la atención tanta hiperactividad al respecto. Alguien, sin duda, a tocado a arrebato. No sólo son las administraciones. Buena parte de la prensa se ha lanzado sobre ese cadáver y esos asesinos con toda la saña de la que son capaces. Me escama.
No se trata de poner a todos al mismo nivel. Los asesinos, cuando se demuestre, son los que son y actuaron como actuaron. Los dueños de la discoteca no deben tener la conciencia muy tranquila, si es que tienen conciencia. Algo debe reconcomer a las administraciones que tanta actividad han desarrollado en estos días. Un pronóstico, pasará la semana, llegará el fin de semana y el próximo lunes se habrá calmado la cosa.
Quienes no han demostrado ni el más leve asomo de autocrítica son los padres, en general, españoles. Ni los jóvenes, igualmente, en general. Se han dicho y hemos oído estos días cosas que claman al cielo. Pero han corrido como el agua de un arroyo, sin estancarse. Sin generar consecuencias.
Han dicho los compañeros de colegio de Álvaro que en la discoteca les dejaban pasar, aunque fuesen menores. Y no ha pasado nada. Nadie ha pedido explicaciones a las asociaciones de clubes de ocio por ese comportamiento tan conocido como que los domingos se juega la liga de fútbol en 10 ciudades españolas. Pero, aún más, no se ha oído, yo al menos no he oído, a nadie que ponga el grito en el cielo porque los jóvenes españoles entren en locales reservados para mayores. Y lo hagan a altas horas de la madrugada, sabiendo (de hecho es el objetivo) que van a consumir alcohol. Todo parece normal y en su sitio.
Alguien se imagina que en lugar de en una discoteca algo parecido hubiese ocurrido en un local de sadomasoquismo, que los hay, o en uno de intercambio de parejas, que los hay, o en un local de homosexuales, que también los hay. Seguro que ese mismo director de colegio y esos mismos alumnos, aparentemente tan formalitos, con sus dignos uniformes, se habrían lanzado contra la depravación de ese tipo de locales. Pero como hablamos de alcohol y no de sexo “diferente” pues no pasa nada.
Con absoluta normalidad estamos escuchando que estos chicos, Álvaro entre ellos, son muy buena gente, que no se metían en líos, que eran caballerosos y amables,… les suenan ese tipo de afirmaciones. Son las mismas, o muy parecidas, que oímos cada vez que hay un caso de violencia doméstica, o cuando un padre o una madre mata a sus hijos y se suicida, o no. “Quién se iba a esperar algo así” asegura la vecina o el vecino de turno, ávido de notoriedad en los informativos de toda España. Pero no pasa nada.
Aquí, como en casi todas las cosas, hay una doble moral que apesta. Mis chicos, mis amigos, la gente que tengo cerca, son gente sana. Sólo buscan divertirse, pero no hacen daño a nadie. Y con esa aseveración parece que hemos exorcizado todos los problemas.
Pues no, nuestros menores beben y no deberían, lo dice la ley. Nuestros jóvenes hacen del alcohol, el tabaco y las drogas la única forma de entretenimiento y no deberían, van contra su salud y, en muchos casos, también contra la ley. Nuestros padres hacen constante dejación de sus obligaciones como tales y consienten todo o casi todo a sus hijos con el “loable” propósito de integrarlos en un grupo (de degenerados, añado yo) y que no se sientan desplazados. Todos miramos hacia otro lado hasta que alguien mata a alguien. Y luego, esos mismos que han olvidado sus obligaciones reclaman sus derechos. Los tienen, pero no hay derechos sin obligaciones.

lunes, 17 de noviembre de 2008

NADA, NADIE, NUNCA

Mi experiencia con porteros de discoteca es más bien escasa, por no decir nula. No sería justo, por lo tanto, permitirme opinar sobre su comportamiento como si me avalase cierto conocimiento directo. Sin embargo, sí puedo opinar en función de la realidad que con cierta frecuencia asoma a los medios de comunicación y a la realidad social del día a día.
Con esos elementos, no me parece descabellado asegurar que, por lo general, los porteros de discoteca son seres más bien cortos de entendederas, ligeros de manos y muy diferentes al amparo de la noche que bajo la claridad del día. Esta última característica los acerca, curiosamente, a otros muchos grupos ciudadanos. Por lo general, la noche transforma a las personas y no sólo en función de mitos como el del hombre-lobo y la mujer-pantera. No.
Estos individuos, lejanos en mi opinión a lo que las personas que conozco calificamos como seres humanos, estos individuos, digo, suelen moverse en un ámbito difuso entre el orden, la dictadura, la prepotencia y la impunidad. Sólo ceden ante alguien con menos sensatez que ellos mismos y no sacan su lado peterpan hasta que se ven en comisaría o ante el juez.
El último caso lo hemos vivido este mismo fin de semana en Madrid. Un joven de 18 años ha sido asesinado, aparentemente, por un trío de estos animales en un alarde de demostración de lo que es mantener el orden en un local con cientos de personas. Sean cuales sean las condiciones en las que se produjeron los hechos, no cabe ninguna duda de que los porteros se comportaron como lo que son y actuaron siguiendo los dictados de quienes les han contratado. He ahí el meollo del asunto.
Sin embargo hay un elemento mucho más difícil de abordar, máxime en las actuales y dramáticas circunstancias. Pero no me resisto a hacerlo, aunque pongo por delante que bajo ningún concepto quiero que se entremezcle con la animalidad de esos tres energúmenos y supuestos homicidas. ¿Puede alguien explicarme que hace un chaval de 18 años en un local de copas o discoteca, a las cinco de la mañana?. En mi opinión, tal situación es una buena demostración de la degradación en la que está cayendo nuestra sociedad.
Si hay alguien que siga este blog más o menos habitualmente, ya habrá visto que soy muy crítico con la juventud actual. Pero este tipo de comportamientos me parece especialmente escandaloso. Nos hemos acostumbrado a que sea normal que estemos de copas, emborrachándonos vamos, hasta la puta hora de la noche. Se ha convertido en un jolgorio nacional lo de agarrarse un pedo, embolingarse o coger el puntito. Y nos parece lo más normal del mundo. Aún más, lo hemos exportado como un elemento añadido al sol y playa tradicional de nuestra oferta turística. Me parece absolutamente degradante.
Pero claro, si esta situación la extendemos a los menores (o a los que acaban de dejar de serlo) llega a producirme nauseas por no decir que me cabrea extraordinariamente. Mis amigos, mis compañeros de trabajo y mi familia me ha tenido que aguantar más de un acceso de cabreo cuando surge este tema. Ni me ha parecido nunca, ni me parece, ni creo que nunca me parezca normal. Y no lo siento. Beber no creo que sea el problema. Beber sin control, sí. Siempre. Beber a determinadas edades, más. Por mucho que los niñatos se empeñen en “controlar”, cuando se bebe no se controla nada. Nadie. Nunca. Y beber a ciertas horas y en ciertos lugares, son oposiciones claras a tener problemas.
Lo curioso del caso. Lo raro siempre, es que se vayan evitando los problemas. Que sean sólo una excepción. En mi opinión, es casi un milagro, aunque no creo en ellos.

TODO PUEDE SER

Me acuerdo cuando era crío y jugábamos en la calle en la que vivíamos. Tenía, aquella, calle, ciertas ventajas. En realidad eran tres calles que tenían la forma de la letra griega pi. Las dos calles que hacían las patas de esa letra eran calles sin salida y la tercera, tenía poco tráfico. Con estas características, a pesar de vivir en toda una capital de provincia, una de las importantes, podíamos jugar en la calle con cierta tranquilidad. Que experiencia tan encantadora.
Me acuerdo de esos detalles, a estas alturas, y me acuerdo de que una de las cuestiones más importantes era decidir a que jugábamos. Si eramos muchos, no había demasiado problema. Sólo hacía falta una pelota y nos poníamos a jugar al fútbol. Si el número se reducía, empezaban los problemas. Con frecuencia, cuanto menos éramos, más difícil era ponernos de acuerdo. Parece una contradicción, pero no lo es. Cuando sólo coincidíamos cuatro o cinco, los problemas eran enormes. No sólo no teníamos pelota. Más de uno estaba harto del fútbol y proponía el escondite. Otro, más belicoso, prefería los vaqueros o, directamente, las peleas. No faltaban quien tenía la esperanza de que fuesen pasando los minutos mientras discutíamos a que jugar. Que pasase el tiempo hasta llegar el momento de volver para casa.
Este fin de semana me he acordado de aquellos días. Se ha celebrado una Asamblea de Izquierda Unida en la que, de hacer caso a los datos, ha habido más compromisarios que votantes obtuvieron el 9 de marzo. Pero, no sólo eso, un partido que ronda peligrosamente la condición de extraparlamentario se permite el lujo de tener cinco candidaturas diferentes para dirigir el futuro. Y no sólo. Se permite el lujo de cerrar la Asamblea sin decidir nada. Con frecuencia hay quien defiende que la ausencia de candidaturas es poco democrático. Que la pluralidad es lo más democrático, para que haya donde elegir. Miren ustedes, si la democracia es esto, yo me mantengo al margen. Sinceramente.
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Y mientras escribo estas líneas, llega la noticia de la detención de Garikotzi Aspiazu "Txeroki". Me alegro. Hemos llegado al momento, yo por lo menos, en que el alborozo de las detenciones de asesinos se mitiga. Hace 16 años, recuerdo que pasé un fin de semana de euforia desbocada cuando se anunció la operación de Bidart y la caída del colectivo Artapalo. Ya se que Txeroki no es Pakito, ni Txelis, ni Fiti. Ya lo sé. Pero es quien dirigía ahora los comandos. El que ponía el nombre en la diana. El más buscado. El que dio orden de disparar en Capbreton. Y, sin embargo, casi no me he inmutado al conocer su detención. O algo va mal, o me estoy volviendo insensible. Todo puede ser.

jueves, 13 de noviembre de 2008

DERECHOS Y OBLIGACIONES, POR FAVOR

Las llamadas a la oficina del Defensor del Profesor han aumentado un 50 por ciento el último año.
Los profesores denuncian, cada vez más, agresiones cometidas por los padres.
De hecho, casi dos de cada 10 agresiones contra los profesores las cometen los progenitores.
Los insultos, las amenazas y las agresiones físicas están a la orden del del día.
Cada día 10 llamadas y, evidentemente, no están todas las que son.
Cualquiera diría que unos (los padres) y otros (los alumnos) tengan que resarcirse de otras épocas en las que eran los profesores los que caneaban a los estudiantes. Me recuerda demasiado a otras situaciones que estamos viviendo y que podríamos calificar de ajuste de cuentas con la historia, cuando no de venganza con retardo. Los homosexuales o las mujeres queriendo sacudirse siglos de sometimiento a base de imponerse por qué sí. Vencidos que quieren ser vencedores a costa de imponer una no justicia. Nacionalistas que, tras exprimir la burra, quieren deshacerse de ella como si fuese la causa de todos sus males.
En este caso, es un poco más dramático porque da la impresión de que los ahora padres quieren devolverle ese cachete, esa bofetada, al maestro de entonces, en el profesor de hoy que, probablemente, sufrió los mismos castigos que él. Como para no entender nada, salvo que el profesor se convierte en un punchimbol obligado a aprobar a los becerros sin molestar demasiado.
Pero no sólo eso. Ayer mismo hemos conocido una historia de esas que me pone los pelos de punta. Por dos razones, una porque demuestra que esta sociedad tiene la firme voluntad de idiotizar a nuestros menores como si de ello fuésemos a sacar algo en limpio para el bien común. La otra, porque esta tendencia empieza a extenderse a otros ámbitos, si cabe, más peligrosos.
Un juez acaba de reconocer que un crio de dos años tiene derecho a una pensión mensual de 3.500 euros. Agárrense los machos y vuelvan a leer. 3.500 euros al mes para un mocoso de dos años. No contento con eso, y por si quedaban dudas, su señoría no tiene empacho en aclarar que la razón de tal cantidad de moneditas pal nene viene dada porque no tiene por qué renunciar a la asistenta, a la ropa de marca cara, a los regalas tipo play station y a los lujos que le serían propios si sus papis no se hubiesen separado.
Pongo por delante, para que nadie me llame torticero, que el papá del agraciado ha confirmado unos ingresos que rondan el millón y medio de euros al año. Dicho lo cual, si el papá tuviese unos ingresos de 600 euros mensuales, mucho más próximo a la realidad del español medio, a que el señor juez no hubiese tenido los huevos necesarios para decir que el niño se tenía que conformar con 200 eurillos. No, seguro que no. Le habría dicho al buen hombre, "búsquese la vida, trabaje un poquito o un muchito, pero al niño le pasa usted 800 ó 900 euros que es lo que necesita para vivir.
Pero, sobre todo, volvemos a lo que ya he dicho alguna vez en este mismo lugar. Donde coño está escrito que los niños sólo tienen derechos. Cuando, en que momento llega la hora de imponerles obligaciones. Con profesores reducidos a esparrings mal pagados, me quedo sin respuestas.

¡QUÉ TORMENTO!

El Papa Julio II se pasea arriba y abajo. Mira al techo sin ver nada. Al menos, nada de lo que quiere ver. Busca y rebusca entre las maderas, pero el resultado es siempre el mismo. Envuelto en su estola de piel natural, para mitigar los rigores del invierno romano, el Santo Padre, más padre que santo, empieza a calentarse, también por dentro. En uno de sus bien conocidos, y poco santos, ataques de cólera, Julio II ruge sirviéndose de la voz grave y bien modulada de Rex Harrison "¿cuándo lo acabareis?". De entre los tablones, en un escorzo tan difícil como los que gusta dibujar, en una mezcla de artista y anatomista, la figura del gran Buonarotti cobra las facciones barbadas de Charlton Heston (vaya por dios) y responde "cuando lo acabe".
El irregular Carol Reed dio uno de sus últimos coletazos de mención en esa interesante película llamada "El tormento y el éxtasis". El catálogo gestual, oral y de todo tipo que despliega Rex Harrison es suficiente para sostener un entramado, interesante por lo demás. Preciosista en muchos casos. Muy interesante para entender ciertos comportamientos tanto artísticos como de los mecenas de cada época. El mejor Renacimiento, en este caso.
Estos días me he acordado varias veces de esa escena y de esa película. La lucha entre la capacidad creativa de Miguel Ángel y las múltiples complicaciones que azuzaban al Papa es de lo más interesante. Julio II tenía dinero, mucho dinero. Tenía todas las posibilidades de contratar y poner a su servicio a los mejores artistas. Pero también tenía la obligación de preservar su estado y la obsesión de ampliar sus dominios. Era más jefe de estado que papa, si eso se puede delimitar con la perspectiva del tiempo.
Miguel Ángel era un hombre tan genial como artista como intratable en lo personal. Y, sobre todo, no quería pintar. Eso era para otros. Como todo ser humano orgulloso, era incapaz de iniciar una conversación sin terminarla en discusión y eso a pesar de contar, en muchos casos, con argumentos de suficiente solidez a su favor.
Estos días, decía, me he acordado varias veces de los diálogos de esas películas. Aquello era el Renacimiento. Otras pautas sociales, políticas y de todo tipo reglaban el día a día. Pero en todos los rincones del mundo saben hoy, 500 años después, quien era Miguel Ángel y en casi todos se sabe quien era Julio II. Ay! el paso de los años que cruel es. Nadie se acordará de otros migueles pasadas unas décadas y la nueva cúpula será utilizada en campañas publicitarias o ni eso. Pero nuestros descendientes de dentro de 500 años seguirán extasiándose con la Sixtina. ¿Qué hermosura!. ¿Qué tormento!.

domingo, 9 de noviembre de 2008

ENHORABUENA, PRESIDENTE

Hay que reconocerlo sin ambages, sin matices, sin medias tintas. Zapatero lo ha conseguido. Estará en la Cumbre de Washington, tendrá voz (y a través de él, España), tendrá voto (y España). Será la primera vez que nuestro país estará en una Cumbre de esas características en siglos y es un éxito que hay que reconocer al presidente. Es bien cierto que había una cierta sintonía en el sentido de que España debía estar, aunque no era mi caso, pero Zapatero a conseguido que lo que él entendía que debía de ser, sea.
Dicho lo cual, y no por marear la perdiz, tengo que añadir que, además de seguir pensando como pensaba cuando hace unos días escribí otro post en relación con este asunto, ahora me corroen ciertas dudas. No, dudas no. Certezas. La factura que Francia nos va a poner por delante va a ser de órdago. No lo duden. Nunca los franceses nos han tratado bien de balde. Nunca nos han dejado asomar la cabeza en el mundo sin cobrárnoslo a precio de oro. Y, ahora, que además nos dejan su silla, no va a ser una excepción. No me cabe ninguna duda de que vamos a estar pagando la factura de la sillita de Zapatero durante décadas. Ríete tú de la deuda de Gallardón con sus túneles de la M-30.
Todavía hoy, si me apuran, estamos pagando la factura que Mitterrand nos pasó al cobro por iniciar la colaboración en la lucha contra ETA en la segunda mitad de los 80. Todavía. ¿Se imaginan, pues, a cuanto va a ascender el cheque que esconde la sillita?. Los 2.600 euros por silla de esas que Belloch primero compró y cuyo pedido tuvo que anular, para el ayuntamiento de Zaragoza son fruslerías.
Pero, todavía hay una cosa que me molesta tanto o más. Se habrán fijado en que, como todas las cumbres decisivas del mundo, la del próximo sábado en Washington es sólo la que lanza el proceso. Vendrán más, muchas más. Y, para entonces, Sarkozy no tendrá silla que ceder. ¿Qué juegos malabares hará entonces para estar presente? ¿Qué otros cheques pagará de buen grado con el dinero de todos nosotros? ¿Cuántos culos al aire dejará para tapar sus vergüenzas?. ¿O es qué, al final, renunciará a seguir insistiendo cual plañidera?.
No lo sé, pero sigue sin gustarme lo que está pasando, como está pasando y la imagen que está dando España.

viernes, 7 de noviembre de 2008

PA PA NA TAS

La democracia americana es, estos días, el foco de todas las alabanzas. En todo el mundo se elogia el ejemplo dado por los estadounidenses, no sólo en la jornada del martes, sino en todo el último año. Curiosamente, y salvo que me haya equivocado yo, es la misma democracia que con casi idéntica unanimidad criticaban hace cuatro años con motivo de la re-elección de Bush. Es el mismo sistema de primarias, el mismo sistema de campaña, el mismo sistema electoral. Todo igualito, salvo el resultado.
Consciente de que criticar el sistema de Estados Unidos es una osadía, me he resistido a escribir, hasta ahora. Pero no he podido aguantarme más. Estoy un poco harto del famoso elogio perpetuo al sistema de primarias de los dos grandes partidos. Primero, no es verdad que sea una elección de los militantes de los partidos. Dejando al margen los casos de los estados que celebran “caucus” (sistema asambleario), en las primarias se anota quién quiere y en el partido que quiere. Se elogia que no sean los partidos (los aparatos de los partidos) los que escogen a los candidatos. Loable alabanza. Lástima que en el caso de los Estados Unidos sean las empresas, vía financiación de las correspondientes campañas, las que decidan quien va a poder empezar o seguir con su campaña. Al final, los ciudadanos escogen entre quienes las empresas quieren que escojan. No está mal como principio democrático.
Después llega ese democratísima momento en el que son sólo los dos grandes partidos los que tienen opciones reales de optar a un resultado digno porque, los demás posibles candidatos porque, dejando de lado casos pintorescos como el de Ross Perot (que puso la pasta de su bolsillo), no tienen garantizados unos mínimos. Y más. Los electores no eligen al presidente, por mucho que ellos se crean lo contrario, sino que escogen a un colegio de electores que, por lo demás, llevan un mandato imperativo (cosa que no ocurría en las primeras elecciones estadounidenses, allá por finales del XVIII y primeros del XIX). Resumiendo, los electores no saben lo que escogen, o sí, y el colegio electoral no puede decidir lo que escoge, porque se reúnen para ejecutar lo que otros les han dicho que tienen que ejecutar. Todo muy democrático.
Pero podemos seguir. El senado se renueva por tercios cada seis años. Un tiempo razonable para poder desarrollar una labor legislativa sin demasiados condicionantes externos. Sin embargo, la cámara de representantes se renueva cada dos años. Con lo cual, teniendo en cuenta el sistema antes descrito de elecciones, los congresistas están permanentemente más pendientes de su re-elección que de hacer lo mejor para el país. Muy democrático.
Y más. Formalmente se elige a un presidente y un vicepresidente. Bonito tandem o ticket o como quieran llamarlo pero la realidad es que el vicepresidente, en Estados Unidos, es poco más que un lindo florero, permanentemente esperando encontrar una mesa con tapete en la que colocarse. Véase: esperar a que al presi le de un aire y tener que ejercer de…, esperar a que haya un empate en una votación en el senado para que su voto de calidad valga para algo, esperar a que pasen los ocho años de presidencia del jefe para poder optar tu a sustituirlo, sin demasiadas garantías, la verdad. En los últimos 40 años sólo Bush padre pasó de vice a presi, y luego pasó lo que pasó.
Soy consciente de que todo este razonamiento tiene un punto demagógico. Queda dicho. Pero no se puede ser tan papanatas. No podemos ser tan tontos de creer siempre que lo de fuera es mejor. No está demasiado bien cambiar nuestros argumentos en función de que queramos elogiar o criticar algo. No podemos limitarnos a creer que lo que hacen otros está bien y lo nuestro mal y luego, cuando aplicamos esa fórmula alternativa, tampoco nos gusta el resultado. La clave, no nos equivoquemos, está en que nosotros, todos y cada uno de nosotros, nos comportemos con máximo espíritu democrático. Esa sí es la clave. Por cierto. Si el sistema de EE UU se caracteriza por algo es por la absoluta falta de participación de los ciudadanos. Fíjense que, en España, por ejemplo, una participación de poco más del 60 por ciento es considerada un desastre sin paliativos. Y lo es. Pues bien, la exitosísima jornada electoral del 4 de noviembre en EE UU se saldó con una participación de poco más del 60 por ciento. Pero, allí, ese dato se considera histórico. Papanatismo. Y que conste que no soy, ni mucho menos, antiamericano. Que conste que me gusta su sistema, aunque creo que es mejorable. Pero no podemos ser tan papanatas.

domingo, 2 de noviembre de 2008

EL ESCENARIO IMPOSIBLE

¿Y si al final gana McCain?.
No se olvide de que las elecciones presidenciales en Estados Unidos aún no se han celebrado. Son este martes, 4 de noviembre, la madrugada del 5 para nosotros en España. No pierda de vista que, aunque parece que Barack Obama es el sucesor de W. Bush, los votantes todavía no han decidido. Todo parece indicar que Obama será el ganador. Un ganador casi arrollador. Tan arrollador que podría pasar a la historia por su rotundo triunfo tanto o más que por ser el primer presidente mulato de Estados Unidos. Analistas, políticos, prensa. No sólo en Estados Unidos, sino en casi todo el mundo la unanimidad es sospechosa. Pero, claro, puede pasar que no gane Obama. O sea, que gane McCain. Y, ¿entonces qué?.
Evidentemente, si la victoria es para el demócrata se habrán cumplido los pronósticos, el cambio generacional será completo, el giro copernicano de la política estadounidense será total y el mundo encarará una nueva etapa lleno de optimismo. ¿O no?. Si gana el demócrata, el republicano completará su mandato en la cámara y, probablemente, se retire con la dignidad de sus más de 70 años, su vida dedicada al ejercito y a la política, la sensación de haber superado la casi infranqueable barrera de presentarse a unas elecciones presidenciales y haber sido derrotado por el elegido.
De ser así las cosas, McCain podrá retirarse con la sensación de haber cumplido casi todos sus objetivos y Obama abrirá toda una nueva era política y social en Estados Unidos y en el mundo que nadie, y mucho menos él, sabe a donde nos va a llevar.
Pero, insisto en la pregunta. ¿Y si al final gana McCain?.
Lo más probable es que la carrera de Barack Obama se haya acabado para siempre, antes incluso de haber echado a andar de verdad. Habrá sido el interruptus más escandaloso de la historia. La ilusión más efímera. La nada absoluta. McCain, por el contrario, habría culminado un camino, un proceso, lógico con todos sus peldaños. Mientras que Obama habría culminado en porrazo el más osado vuelo sin motor desde Ícaro.
No pretendo prejuzgar ni manifestar mi opinión, por una vez. Sólo me planteo esa pregunta, máxime conociendo esa máxima, tan americana, de “todo para el vencedor”. Por cierto, ¿alguien se ha parado a pensar en el respaldo efusivo de Zapatero a Obama?. La historia debe estar temblando en los cuarteles de invierno.

jueves, 30 de octubre de 2008

MEAR FUERA DEL TIESTO

Si vas a decir algo, mejor que sea a favor. Si vas a criticar, si vas a oponerte, si vas a ser políticamente incorrecto, mejor cállate. De lo contrario te van a llover hostias por todas partes.
Esa es la cruda realidad en la sociedad actual. Da igual que opines o digas en línea con la minoría o en línea con la mayoría. La única verdad es que siempre habrá un grupo que se sienta en la obligación de meterte dos mandobles que te deje tiritando. No sólo eso. Te convertirán en un retrógrado asocial, un apestado. No hace falta, siquiera, que tu opinión sea claramente insultante, improcedente o despreciable. En cuyo caso podrían estar justificadas algunas de las actitudes antes descritas. No. Basta con que quien alguien o alguienes decidan que tu opinión no les gusta o no les parece bien para que seas puesto en el paredón, también tan de moda en estos días.
Especialmente cruel es la actitud de los grupos de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales. Dios te libre de decir nada en su contra o algo que, simplemente, no les guste. Has quedado marcado. Da igual que manifiestes tu opinión con el máximo de los respetos y la máxima de las educaciones. La única alternativa que te queda, si no opinas como ellos creen que tienes que opinar, es callarte. De lo contrario, te has convertido en su enemigo por los siglos de los siglos.
En honor a la verdad he de decir que esa actitud absolutista la manejan los grupos y asociaciones y algún militante un poco desquiciado o con afán de protagonismo. Me precio de tener amigos homosexuales que se comportan con total normalidad. Con los que se puede hablar y discrepar, incluso discutir, sobre cualquier aspecto de la vida. También sobre aquellos que se refieren a su condición sexual y que, esas asociaciones consideran privativos de ellos y sólo de ellos.
Ahora, sus iras se han disparado a cuenta de unas declaraciones de Sofía de Grecia. No acabo de tener muy claro si lo que les molesta es lo que ha dicho, que sea ella quien lo haya dicho, el momento en el que lo ha dicho o, simplemente, que llevaban mucho tiempo sin salir en los medios y han entendido que esta es una excusa tan buena como cualquier otra. Pero han saltado como fieras.
Ni estoy ni dejo de estar de acuerdo con lo que ha dicho Sofía de Grecia, a la sazón, reina de España, pero sí afirmo que está en su derecho de opinar sobre lo que quiera y en el sentido que quiera sin que por ello tengan que estigmatizarla. Obviamente, su opinión está sujeta al comentario y a la crítica pero de ahí a que se le pida una rectificación o que se asegure que se ha roto la neutralidad de la monarquía es mear fuera del tiesto. Algo que, por cierto, hacen estas asociaciones y grupos de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales con mucha frecuencia. Dicho sea desde el máximo de los respetos. Por si acaso.

lunes, 27 de octubre de 2008

ALGO NO ENCAJA

Veo la imagen de Óscar Tulio Lizcano y no puedo evitar acordarme de Ingrid Betancourt. Este Lizcano, también político (sic), ha estado secuestrado un año más que nuestra secuestrada de cabecera. Sin embargo, su aspecto es absolutamente lamentable, frente al lozano retorno de la recientemente galardonada con el Premio Príncipe de Asturias.
Se pueden aducir miles de razones. Desde que el es hombre y ella mujer, hasta las diferentes condiciones a las que ambos fueron sometidos durante estos años de cruel cautiverio. Pero yo no puedo dejar de pensar que hemos tenido que leer y escuchar tantísimas cosas sobre las pésimas condiciones y sobre el calvario que Ingrid ha sufrido que, viendo al pobre Tulio (y comparando su imagen con las fotos que han salido a la luz de cual era su aspecto antes de ser secuestrado) tengo que pensar que ella estuvo en un salón de té, comparado con él.
Es más, no puedo dejar de pensar en la desconfianza que he vivido todos estos años ante un secuestro inhumano, cruel, lamentable sin duda, pero que ha eclipsado la situación de miles y miles como si Ingrid Betancourt fuese el único caso en un país, Colombia, desangrado por sus cuatro costados. Una sensación que sólo ha ido a más desde que ha recuperado la libertad. No puedo dejar de pensar que Betancourt no es, ni con mucho, el paradigma de los secuestrados en Colombia.
Y, sin embargo, todos políticos, periodistas, ciudadanos en general, hacen lo que sea por una foto a su lado, por unas palabras suyas. Algo nos estamos perdiendo y no termino de saber que es. Pero me escama.

RIDÍCULO SIN PARAGUAS

Ha sido uno de los ridículos más espantosos del nacionalismo independentista vasco. Tenían el objetivo de juntar a uno 45.000 ciudadanos para unir Vitoria y Guernica con una cadena humana. Sus votos vienen superando, holgadamente, los 400.000 en las últimas convocatorias. Es decir, que si hubiesen “engañado” sólo a uno de cada 10 votantes se habrían salido con la suya. Sin embargo, sus propios datos hablan de poco más de 20.000 asistentes al acto.
Quizás por eso, el tal Ibarretxe y el resto de los miembros de la dirección del PNV se emboscaron entre la gente que componía uno de los mensajes paragüeros. Que metáfora. En una de las regiones más húmedas de España, donde los paraguas son más necesarios, este sábado el sol era el principal protagonista, iluminando el fracaso, uno más, de las iniciativas desquiciadas de estos seres.
Siguiendo una de las técnicas más viejas de la manipulación informativa. Los juntaron mucho a todos para que parecieran más y con la ayuda de los paraguas dieron la impresión de que era muchos más de los que en realidad respaldaron la convocatoria.
Más allá de mi regocijo personal, me cabe una duda. ¿Serán los vascos, por una vez, tan tozudos como ellos mismos se reclaman y serán capaces de dejar en evidencia a esa panda de descerebrados que se autoproclaman líderes de Euskadi?. ¿Cabe una posibilidad real de que los miles de vascos que han dado la espalda a esa propuesta tan absurda como desquiciada, de volver a dar la espalda a esos iluminados de Sabin Etxea en las próximas elecciones de una forma incontestable?. Veremos. No lo creo, pero veremos.

viernes, 24 de octubre de 2008

LOS SÍ ALIADOS O SÍ CIVILIZADOS (Y 2)

Me veo en la obligación, necesidad de hacer una segunda aproximación al post de ayer. En parte para completarlo y en parte para responder a "El Diablo Cojuelo" que, con una fidelidad a prueba de bomba, no ha tardado ni un minuto en hacer una acotación a mi escrito. Gracias por delante sean dadas a tan fiel seguidor. Y vamos a lo que vamos.

Sin rectificar una coma de lo dicho ayer, el problema no es que nos inviten o nos veten. No. El problema, la verguenza, diría yo, es el lamentable espectaculo de arrastramiento que hemos vivido. Las súplicas del presidente de nuestro Gobierno suplicando, rogando, implorando su presencia en la pomposa cumbre para refundar el campitalismo. Como dejé escrito ayer, esas cosas no se hacen en pública subasta, diciendo que se va a estar, que se tiene que estar, cuando se sabe que no se va a estar porque no se puede estar, no se tiene que estar. Si de verdad quieres lograr el éxito, te lo vas trabajando con discrección, con habilidad y, cuando ya está confirmado el éxito, sales a agradecer el comportamiento de quien te ha invitado. No todo es cuestión de ponerse medallas. Te puedes encontrar en la cómica situación de aquel Magic Andreu que triunfó en los 90 en España a base de ponerse medallas enormes en su solapa asegurando que era el mejor mago del mundo. Andreu, además de mago era un buen humorista y en su espectáculo encajaba ese comportamiento. Zapatero no tiene ninguna gracia y su espectaculo es, con demasiada frecuencia, simplemente lamentable.
Suena un poco a esos patios de vecindad donde los crios nos juntábamos a jugar en la época pre-play station. Eramos muchos, pero, normalmente, sólo uno tenía pelota. Evidentemente, era él quien marcaba las normas, empezando por delimitar quién jugaba y quién no. Claro que era una situación despótica y egoista. Pero era cuestión de pelota. También había siempre alguno que no se cansaba de decir que la pelota era una mierda, que estaba rota, que era vieja y que no era el último modelo. Pero, cuando llegaba el momento del partidillo era el primero que quería jugar. Y, claro, el dueño lo mandaba a hacer puñetas. Era de esperar. El dueño de la pelota era un déspota. El insultador, simplemente un majadero.
Insisto, claro que no tenemos que estar. No hay ningún criterio que nos lleve a estar. No estamos, pues muy bien. Pero no tenemos que estar. Lo que no podemos asumir ni consentir es tener un presidente que, desde una supuesta dignidad, se arrastra sabiendo que no va a obtener ningún resultado salvo convertirse en el punchimbol y hazmerreir de todo el mundo. Eso sí que no, por favor.

jueves, 23 de octubre de 2008

LOS SÍ ALIADOS O SÍ CIVILIZADOS

Esta vez tampoco va a ser. Lo ha intentado casi todo. A buen seguro, lo seguirá intentando. Pero esta vez, tampoco va a poder poner los pies sobre la mesa de los grandes del mundo. Él, que ha hecho de su vocación de cabeza de ratón toda una bandera, él se va a quedar en la digna soledad internacional que le ha llevado a ser tan irrelevante como este blog.
Uno de los vendedores de humo más hábiles de los últimos años sigue sin auditorio, como el mimo que practica en la soledad de su cuarto. Como el boxeador ante el espejo, encantado de que el contrario nunca le alcanza la jeta con sus directos. Como el torero de salón que ciñe los pases de locura sin nadie que embista la muleta o el capote.
Hace 72 horas que negó sentir el síndrome de La Moncloa asegurando que su cercanía con la calle sigue siendo total. Dando por supuesto que alguna vez estuvo en la calle. Pero recién iniciada la segunda legislatura empieza a dar los síntomas típicos de hiperactividad y de obsesión internacional que brillaron ausentes durante cuatro largos años.
El político de las grandes frases tan vacías como las escayolas de las escuelas de primaria, de los mensajes comerciales tan bien construidos como alejados de la realidad a la que se quieren anclar, ese político pretende que sus actos se juzguen siempre por separado y se olviden o recuerden en función de su conveniencia. Negándose a comprender que todavía hay quienes tienen memoria propia. Que todavía hay quienes evalúan los actos como si fuesen piezas de un gran puzzle que vamos componiendo paso a paso, día a día.
Zapatero ha ido dando forma a un Tente durante sus años al frente del ejecutivo y cuando ahora ha encontrado un saquito de piezas de un puzzle educa, pretende encajarlas en su Tente. Y, claro, no hay huevos.
Se fió de que Gordon Brown le reclamaba con la boca pequeña, sin darse cuenta de que sólo era un pequeño peón de otra partida que era puesto en juego para ser sacrificado. Algo parecido ha hecho Nicolas Sarkozy y el presidente volvió a sacar pecho y lengua al pasto sin acordarse, laico él, de esa prudencia que recomendaban los padres de la iglesia católica. Y cuando el cuadro ha quedado formado, se ha encontrado que España no es que esté desenfocada. Es que no está. Vaya por dios.
Y se va a oriente a buscar apoyos. A oriente, donde un puñado de países más curtidos, más sibilinos en sus gestiones, más discretos, han hecho el trabajo previo en la fontanería y se han llevado el gato al agua tras años de lenta tarea de engranaje. Pues que se vaya a oriente a ver si aprende algo.
De todas formas, y visto que se está convirtiendo en un especialista en no rematar casi nada de lo que inicia, me voy a permitir hacerle una recomendación. Vístase de coraje, póngase el mundo por montera y haga renacer usted el movimiento “exitoso” de los no alineados (o alienados, nunca lo he tenido muy claro y ahora que lo cito me confunde) y conviértase en la tercera vía para el mundo. Ni Estados Unidos, ni Chavez. Ni el capitalismo, ni el socialismo. Ni lo que es, ni lo que vaya a venir.
Y ya que puso en marcha la cosa esa de la Alianza de las Civilizaciones le sugiero que llame a su nuevo proyecto el Movimiento de los Si Aliados, o Movimiento de los Sí Civilizados. Lástima que su co-mentor, Razip Erdogam le ha dado calabazas con los No Aliados o los No Civilizados. ¿Qué le vamos a hacer?.

lunes, 20 de octubre de 2008

LAS MEDIAS VERDADES

[Colin Powell, el general que dirigió con gloria la primera guerra del Golfo, el primer secretario de Estado de George Bush, el primer negro aceptado en la élite del establishment político, un republicano respetado por todo el país, declaró ayer que Barack Obama será “un presidente excepcional” y anunció que tendrá su voto. Se trata del más sorprendete y decisivo respaldo obtenido hasta la fecha por el candidato demócrata, y del más amargo y contundente golpe recibido en esta campaña por el candidato republicano John McCain.]
Casi tan sorprendente, amargo y contundente, a la par que decisivo es comprobar como los amigos de El País, el antiguo diario independiente de la mañana y ahora periódico global en español, se han olvidado de la más decisiva y clara aportación de Colin Powell a la vida política estadounidense y mundial: su mentirosa y torticera intervención en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para justificar la intervención militar en Iraq.
Anda que no le repartieron al simpático Powell por aquella intervención de la que nunca se arrepentirá bastante y que ha marcado para siempre su vida política.
Para mí, Colin Powell siempre tuvo un cierto atractivo. Quizás mi ingenuidad, mayor si cabe en aquellos años, jugaba a su favor. Cuando fue a dar el salto a la política estuvo dudando entre ambos partidos. Y, cuando fue nombrado secretario de estado por George W. Bush, yo fui de los que pensó que Powell había iniciado su acceso a la Casa Blanca. No fueron pocos los que pronosticaron que sería el primer negro en el despacho oval.
Desgraciadamente, Colin Powell se implicó tan a fondo en la estrategia Bush contra el eje del mal que su carrera quedó marcada pasa siempre. Él mismo lo reconoció meses después de dejar el cargo. Contó sus dudas respecto de los papeles que le prepararon para aquella comparecencia en la ONU. Contó como pidió una y mil confirmaciones y ninguna le sirvió para transmitir suficiente convicción en sus palabras. Contó como entró en la sala del Consejo de Seguridad seguro de que no iba a decir, en el mejor de los casos, toda la verdad. Pero entró. Y habló. Y el ejemplar general Powell escribió su última página.
El País contribuyó a echar todas las paladas de tierra que pudo a su tumba. Pero ahora… ay amigo… ahora apoya al mesías del siglo XXI y El País saca sus mejores armas para recordar lo que le interesa e ignorar lo que le interesa.
Dicen mis padres que no hay peor mentira que una media verdad. Y, ¿quién soy yo para llevarles la contraria?.

QUE SE CAIGAN DEL CABALLO

Tal vez nos hemos confundido al no inculcar en nuestros jóvenes el valor del esfuerzo y el del trabajo. Se lo hemos puesto tan fácil que hemos despreciado estos valores y ahora lo estamos notando. Algo parecido a esto es lo que dijo el honorable José Montilla la pasada semana. Pocas veces he estado tan de acuerdo con una declaración de un político en los últimos tiempos. Lástima que hayan tenido que pasar décadas para escuchar algo como esto a un político español, de la izquierda española para ser más exactos. Pero, ya se sabe. Más vale tarde que preñada.
Hace años que estoy diciendo eso mismo. Y no lo decía por decir. Lo más chocante, para muchos de los que me escuchaban por entonces, es que yo podría encuadrarme entre ese colectivo de jóvenes que estábamos siendo pervertidos por la “vida fácil” que nos querían dibujar. No pocas discusiones me vi obligado a mantener por esa cuestión.
Efectivamente, se nos ha estado dibujando un panorama de color de rosa. Donde todo se podía conseguir porque sí. Porque nos lo merecíamos por el mero hecho de ser jóvenes. Han estado inculcándonos ese principio según el cual, sólo teníamos derechos, no obligaciones. Las obligaciones eran de otros, en particular de nuestros mayores. Nosotros éramos tan jóvenes, estábamos tan preparados, teníamos tanta suerte y éramos tan guapos que, como si estuviésemos tocados por los dioses teníamos derecho a todo, y punto.
La izquierda era la principal impulsora de ese axioma. Si no aprendíamos unos mínimos, la culpa era del sistema y de los maestros que nos lo ponían muy difícil. Si no éramos felices era porque no teníamos suficientes cosas. Si no encontrábamos trabajo era porque los mayores nos estaban cortando el paso e impidiendo nuestro desarrollo. Si no fuese tan dramático, podría resultar chusco. Nuestra única obligación parecía ser disfrutar de todo y quejarnos de que no teníamos suficientes facilidades.
Pero, ahora, empezamos a recoger los frutos de esa prolongada situación. Y hasta el muy honorable Montilla se ha dado cuenta. Ojo, cuando Pablo de Tarso se cayó del caballo él fue su única víctima pero, también, su principal beneficiado. De esta caída del caballo de Montilla (y, ojalá que del resto de la izquierda chupiguay) todos los jóvenes de los últimos 30 años vamos a ser las víctimas y, ya veremos si él va a ser el principal beneficiado.
Estos días se está hablando también mucho de la importancia de los valores para superar la crisis económica. De recuperar esos valores (esfuerzo, pero también honradez, decencia, generosidad,…) que llevan años minusvalorando y que han sacado de los programas de estudio y de los principios educativos de las propias familias. Hoy mismo, sin ir más lejos se lo he escuchado decir a Manuel Pizarro en una radio y se lo he leído a Juan Costa en un periódico. Y me he preguntado, ¿qué hemos hecho para ponerle remedio en estos últimos 25 años?.
Estoy de acuerdo en que son cuestiones capitales, importantísimas, decisivas, pero nadie pasa de las palabras a los hechos ni “en horas 24”, “ni en años 25”. Y no vale escudarse en que fueron reformas de la izquierda las que socavaron esos valores y pervirtieron la educación. Ustedes, que en su momento pudieron, tampoco hicieron nada. Por inacción son igual de responsables.
Esta es la primera crisis en la que evaluamos a la primera generación que no tiene el sentimiento de culpa, el dolor de darse cuenta que han hecho las cosas mal, que no se han esforzado lo suficiente. Y lo peor, es que somos la primera generación que no sabemos asumir las responsabilidades de nuestros actos. Llevamos meses mirando a ver a quién le echamos la culpa. Pero eso no es una solución. Eso es una vergüenza. Pero no sentimos vergüenza porque no nos han educado para sentirla. Triste, muy triste.

viernes, 17 de octubre de 2008

CUESTIONES INCOMPRENSIBLES

Estoy viendo, estos días, una de las series de más éxito en Estados Unidos, John Adams. Sin demasiada perspicacia, podemos entender que se trata de una biografía del que fuera segundo presidente de Estados Unidos y antes, primer vicepresidente con George Washington. Mi desconocimiento sobre el personaje en cuestión corre parejo con el resto de mis ignorancias. Sin embargo, asumiendo que se trata de una ficción y no de historia, me está resultando de lo más interesante descubrir algunas de las debilidades de los llamados "padres fundadores" del país que, en poco más de 15 días elegirá a un nuevo presidente bajo la mirada inquisitorial del resto del mundo.
El tal Adams era padre del también presidente John Quincy Adams. Único caso de "herencia" del cargo de presidente en la historia de Estados Unidos hasta el ocurrido con el clan Bush. El tal Adams, quería decir, es dibujado como un más que aceptable orador, apasionado en sus exposiciones siempre, con una aceptable preparación pero, sobre todo, extraordinariamente vanidoso e impulsivo. El gran Paul Giamatti le da vida con los gestos y los matices precisos y logra que tan pronto comprendas y simpatices con él como que te produzca una cierta desazón, cuando no rechazo directo.
En la misma seria, es inevitable, aparecen otros personajes cuyos lados oscuros son igual de palmarios. Franklin da rienda suelta a su prepotencia pastoreando a los jóvenes políticos de las 13 colonias. No contento con eso, les imparte lecciones de política, diplomacia, urbanidad, ciencia y todo lo que se le viene a la cabeza escuchándose a sí mismo con una deleitación realmente sobresaliente. Jefferson lleva sus silencios a la exasperación y el gran concepto de sí mismo aflora cada vez que abre la boca para hablar de sus textos legales. No faltarán quienes me digan que, en hombres de su valía, otra cosa sería falsa modestia, pero me choca.
Si, en los tiempos que corren, un político, o cualquier otro ser humano, se conduce en público con la aparente sinceridad y falta de complejos que demuestran estos individuos, nadie dudaría en tacharlos de excéntricos o de chalados y su futuro estaría más cerca del circo que de los centros del poder.
De todas formas, hoy no quería hablar de política. Esta semana han pasado un par de cosas que me ronda por la cabeza. Una de ellas es la andanada internacional contra la candidatura olímpica de Madrid 16. Muchas deben de ser las opciones que determinadas instituciones ven a nuestra candidatura cuando se han lanzado con semejante virulencia contra nosotros. La negativa de los ingleses a jugar en el Bernabéu un partido internacional con España es tan absurda que no merece más comentarios. Pero duele y daña por igual. Y la sanción de la UEFA contra el Vicente Calderón completa un desprecio sin precedentes para nuestro fútbol, justo cuando España está saliendo del oscuro túnel en el que ha estado encerrado toda la vida.
Todo ello resulta más curioso si tenemos en cuenta factores como que Inglaterra decidió apoyar a España en la reciente Eurocopa de fútbol o que Francia (copando las autoridades futbolísticas del continente) fue el país que instigó los mayores ataques, hace 3 años, contra la candidatura olímpica de Madrid, entonces para celebrar los juegos de 2012.
La otra cuestión que me ronda la cabeza es la del barco abortista que ronda la costa de Valencia estos días. Me parece de todo punto incomprensible que, a estas alturas, sigamos con hechos como este. No puedo comprender como el aborto sigue siendo una cuestión de polémica entre grupos sociales diversos. Puedo entender las discrepancias morales entre católicos y no católicos sobre la conveniencia o no de abortar, pero, fuera de eso, en el plano estrictamente legal, creo que nos queda dar el paso definitivo. Simplificándolo todo mucho, no deja de sacarme de mis casillas que los que creen que unos minutos después del coito ya hay vida traten de imponernos ese criterio a base de llamarnos asesinos. Siguiendo ese mismo planteamiento, cada eyaculación sería un derroche de vida. Y no estoy pensando en la masturbación, sino en la necesidad biológica de liberar la carga seminal con cierta frecuencia. Ellos, como en tantas ocasiones, hablan de fe (y no de ética o moral) y yo hablo de biología. Nunca podremos entendernos.

martes, 14 de octubre de 2008

UGLY WOMAN

Una mujer, bien vestida, entra en una tienda para ver ropa. La dependienta, un poco prepotente le hace ver que esa tienda está fuera de su alcance. Tal es el trato que recibe que la mujer sale más bien azorada. Horas después, la mujer vuelve a la misma tienda. Esta vez va acompañada de un hombre con un aspecto más... pudiente. Nada más entrar, el hombre cita al encargado de la tienda, le cuenta brevemente lo ocurrido horas antes y le anuncia que está dispuesto a gastarse mucho dinero en la tienda. Pero sólo pone una condición, quiere que le hagan mucho la pelota a la mujer.
No acaba aquí la cosa. El encargado y las dependientas, incluida la que metió la pata en una primera instancia, empiezan a hacerle la pelota al hombre. Éste, les aclara que él no necesita que le peloteen. Es a ella a quien hay que pelotear. No contentos con ello, el encargado quiere saber cuanto es el dinero que está dispuesto a gastarse en la tienda. El hombre le confirma que una cantidad realmente escandalosa. Una confirmación que vuelve loco al dependiente. Minutos después, vuelve a la carga para confirmar si están haciendo suficiente la pelota a la mujer. No. El hombre asegura que todavía pueden hacerle más la pelota. Y les insta a que aumente el nivel. No es suficiente. Hagan nos más la pelota.

Los más avezados habrán descubierto que estos dos párrafos resumen una de las escenas cumbre de Pretty Woman, esa versión de Cenicienta que Richard Gere y Julia Roberts protagonizaron hace 20 años y que fue un rotundo éxito.
Estos días, escuchando la cantidad de dinero que se está inyectando en el sistema para devolverle la confianza no he podido dejar de acordarme de esta escena. Veo, claramente al gobierno preguntando a los bancos "que, ya tenéis suficiente", y los bancos contestando "no, no, todavía podemos soportar un poco más, meternos otros miles de millones por favor, que podremos soportarlo". Y claro, el resto de los ciudadanos, como dependientas humilladas, ofendidas y maltratadas, corriendo de un lado para el otro para hacer suficiente la pelota a los bancos mientras soportamos al encargado-gobierno diciéndonos que no es suficiente, que nos humillemos más, que no estamos siendo suficientemente serviciales. Y, mucho ojo, porque todavía puede ser peor. Pueden contemplar la posibilidad de mandarnos a la puta calle.
El problema es que aquello era una película y esto es de verdad.

lunes, 13 de octubre de 2008

NO ES UN COÑAZO

Voy a hacerles una confesión. Soy un insumiso sobrevenido. Para los más desmemoriados, he de decir que eso quiere decir que no sólo no hice la mili en su momento. También me negué a cumplir con la Prestación Social Sustitutoria cuando llegó el caso. Para los mal pensados, aclararé que fue citado fuera de plazo, razón por la cual, la ley estaba de mi parte. Así que no se me puede considerar un delincuente. No lo soy.
De la misma forma, no se me puede acusar de antimilitar o antipatriota. En realidad, las circunstancias que rodearon mi insumisión tienen más que ver con el fin de un ciclo. El ciclo del Servicio Militar Obligatorio que, por aquellos años, daba sus últimos coletazos. Lo cual, me benefició. Por lo demás, mi profesión me llevó a tener relación con los militares en diversos momentos y de reconocer que éstas fueron siempre cordiales y amistosas. Son buena gente y desde hace unos 15 ó 20 años para acá, desarrollan una labor increíble en nombre de todos nosotros.
Dentro de esas relaciones que tuve con ellos y que me llevaron a entenderlos, en general, tuve que asistir al desfile de las fuerzas armadas en varias ocasiones. Mi labor profesional así lo requería y he de decir que siempre me pareció un acto tan emotivo como necesario. Nada tenía que ver con aquellas paradas militares del franquismo y de otros regímenes totalitarios. Para mí y para buena parte de los españoles, tienen mucho más que ver con la labor que desempeñan y con esa suerte de representación de todos los españoles que realizan en medio mundo y que tanto prestigio y reconocimiento internacional nos dan.
Los militares realizan labores que son imprescindibles en cualquier sociedad y que el común de los ciudadanos no estamos dispuestos a desempeñar. Sólo por eso, deberíamos tener siempre un reconocimiento hacia ellos y el desfile del día de la Hispanidad es un momento tan bueno como cualquier otro para concretar y formalizar dicho reconocimiento. Por todo ello, nuestros políticos están obligados a dar la cara en esos momentos y asumir la representación del global de la sociedad civil ante esos militares.
Puedo comprender que ese tipo de actos son un poco pesados para los civiles, sobre todo porque se desarrollan en días festivos en los que todos queremos estar con nuestras familias y dedicarnos a los nuestros, pero es un pequeño peaje para quienes tienen otros muchos privilegios. Quiero decir, con esta introducción, que entiendo perfectamente a Mariano Rajoy cuando el pasado sábado calificó de "coñazo" el desfile de este domingo pero también entiendo que, aunque lo diga en privado, Rajoy metió la pata hasta el fondo. Reconocerlo y asumirlo con rapidez y sin matices no le resta un ápice al error.
Además, Mariano Rajoy había hecho bandera de ese mismo acto el año anterior y como nunca falta un memorión para sacarnos los colores, al presidente del PP se los han sacado y bien sacados. Lo peor de todo, para Rajoy, es que en una semana va acumulando errores de bulto, justo cuando más hinchadas tenía las velas por el viento a favor.
Con la crisis y las cagadas de Zapatero oradándole la base electoral, Rajoy veía el futuro con optimismo. Pero no contaba con el grano en el culo que le ha salido en Navarra ni con sus propios errores.
Los que leen habitualmente este blog, si es que hay alguien, ya sabrán que soy por naturaleza desconfiado. Partiendo de esa base, y aunque me cuesta otorgarle semejante capacidad de estrategia a gente como la que habita en Moncloa y en Ferraz, no puedo dejar de pensar en que tal vez la operación de UPN estaba diseñada desde que se celebraron las elecciones municipales allá por mayo de 2007. No puedo dejar de pensar que, tal vez, Zapatero, Blanco, Serrano, Rubalcaba y el resto de la banda de los retorcidos diseñaron un plan a medio plazo para cobrarse el favor de dejar gobernar a UPN en Navarra.
Voy a ver si soy capaz de explicarme de forma sencilla. Lo que creo que pensaron fue lo siguiente: El PSOE deja gobernar a UPN y evita el problema de convertirse en aliado de Nafarroa Bai, grupo independentista que podría ser un socio realmente molesto de cara al conjunto de España. No sólo salvaban la cara con esa decisión. Además, se anotaban un favor en el haber que, ahora, le están pasando al cobro a Miguel Sanz. De esa forma, no sólo se cobran el favor sino que ponen en dificultades al PP en uno de los bastiones más importantes y, de confirmarse la ruptura entre navarros y populares, el PSOE surgiría como alternativa lógica en la Comunidad Foral. Y, a todo ello, suma aliados para salvar unos presupuestos que, de ser devueltos, marcarían el resto de la legislatura, justo cuando esta está saliendo de la incubadora.
Que malo que soy. Tan malo que, amigos míos, insisten en que ni Rubalcaba es tan retorcido a tan largo plazo. Pero yo sigo en mis trece. Lo es, miren sino su larga y provechosa carrera. Incluso Zapatero ha demostrado su capacidad para engañar y forzar las cosas en su favor con largueza de miras (recomiendo leer el libro de Óscar Campillo, es muy ilustrativo). Y Rajoy, otra vez, con el suelo enfangado y no por las lluvias de estos primeros días del otoño. Que Rajoy no pasea por el corredor del Henares.
Ya veremos si el presidente del PP no tiene que quejarse de más coñazos, o de otras putadas que le hagan. Y ya veremos si no terminan follándoselo, los mismos que lo llevan intentando varios meses.

martes, 7 de octubre de 2008

SENTIRSE SEGURO

"Si una persona que debe tomar un medicación por un problema mental deja de tomarla y mata a alguien, no se trata de seguridad ciudadana, al igual que si una mujer maltratada no denuncia y termina siendo asesinada". Aunque no se lo crea, esto lo ha dicho, así, sin anestesia ni nada, la Delegada del Gobierno en Madrid, Soledad Mestre.
Supongo que usted, como yo, tiene claro que una muerte violenta, siempre es un caso de seguridad ciudadana. Para ser honrados, tengo que decir que la señora Delegada ha aclarado que, a lo que se refiere, es que en los casos descritos en el entrecomillado de principio, las autoridades no pueden hacer gran cosa porque son hechos sobrevenidos, que no se pueden prever y que, por lo tanto, no se puede contemplar una posible actuación de las fuerzas del orden con antelación. Y eso, puede ser cierto. Pero, claro, tampoco se puede pensar, por adelantado que en una discoteca se va a producir una riña que degenere en pelea y que acabe con un apuñalamiento. Pero ocurre, y se trata de una cuestión de seguridad ciudadana.
Normalmente, las fuerzas del orden no saben, con antelación, cuando se va a producir una entrega de droga, por eso no pueden actuar, pero también se trata de una cuestión de seguridad ciudadana. Los casos serían numerosos. Pensemos que, llevado al extremo el razonamiento de Soledad Mestre, podríamos llegar al absurdo de que sólo se considerasen asuntos de seguridad ciudadana las manifestaciones, los actos públicos multitudinarios (partidos de fútbol, corridas de toros, conciertos de música,...) y la vigilancia de edificios oficiales.
Es más, los atentados del 11-M quedarían fuera de esa catalogación. No había un riesgo prefijado con claridad, no existía ninguna denuncia previa, no había ninguna posibilidad de que las fuerzas del orden actuasen por adelantado para evitar la comisión del delito, ergo no hay caso de seguridad ciudadana. Mal vamos.
Mire usted, señora Delegada. Creo entender cual es el sentido de sus palabras y no quiero pensar que lo que usted está pensando (usted y su Gobierno) es en sacar todas esas muertes (las de violencia doméstica, violencia en la familia y similares) de las estadísticas de muertes violentas y, por lo tanto, de los datos de seguridad en nuestras ciudades. No puedo ni quiero pensarlo.
Evidentemente, si una mujer es maltratada por su pareja y no denuncia. Los vecinos oyen todos los días las peleas y no dicen nada. La familia sabe lo que está ocurriendo y mira para otro lado. Evidentemente, en ese caso ella, sus vecinos y su familia tienen mucho de que avergonzarse. Pero eso no quita para que se trate de un tema de seguridad ciudadana.
En mi opinión, la seguridad ciudadana tiene mucho de percepción subjetiva, más allá de los fríos datos que arrojan todas las estadísticas. Mi percepción personal de la seguridad en las calles de nuestras ciudades es realmente buena. Pero es cierto que hay zonas que evito, yo como todos. Y le voy a decir una cosa más a la señora Mestre. Cuando paseo por la calle y veo Policía y/o Guardia Civil, mi sensación de seguridad se dispara. Me siento tranquilo, relajado, seguro. Y sobre eso, usted y las autoridades en general si pueden hacer muchas cosas.
Dejen de jugar con las definiciones y las estadísticas y tomen medidas de verdad. En la misma rueda de prensa en la que ha hecho esas desafortunadas afirmaciones ha anunciado usted que van a duplicar el número de efectivos policiales en las calles. Bien. Que va a haber más patrullas por las calles. Bien. Que se va a reducir el tiempo de respuesta a las llamadas de los ciudadanos. Bien. Por esos caminos si vamos bien. Y no pretenda echarnos a los ciudadanos las culpas de muchas de las muertes violentas que ocurren todas las semanas.
Así, no nos sentimos seguros.

VA DE FOTOS

Si ha visto hoy los periódicos, se habrá dado cuenta de la sorprendente unanimidad en lo que a las imágenes de portada se refiere. Ahí está el presidente del Gobierno rodeado de los principales banqueros de España. Bueno, no tanto. Analizando con cuidado la foto se dará cuenta de algunas particularidades.
Lo primero que sorprende es que el hombre más importante de la banca española no está por ningún lado. Emilio Botín, presidente del Santander, no está en la imagen. Ohhhhhhh!!!!. Una ausencia más sorprendente si tenemos en cuenta que hace poco más de un año, allá por septiembre de 2007, fue Zapatero quién rindió visita a Botín en su propia casa, en la sede de la entidad en la ciudad financiera de Boadilla. Aquella foto fue todo un respaldo a un Zapatero que empezaba a notar el azote de la crisis y que afrontaba la recta final antes de las decisivas elecciones.
Esta vez, Botín no estaba. No piense mal, no. Al parecer, Moncloa hizo tan urgentemente la convocatoria para esta reunión que don Emilio no pudo llegar a tiempo. De todas formas, no deja de ser curioso que su enviado, el Consejero Delegado Alfredo Sáez, esté sentado en una sillita, casi de espaldas a la cámara, en un escorzo difícil, mientras los demás están en sus cómodos sillones de diseño. Vaya fallo para los servicios de protocolo de presidencia.
No acaban ahí las cosas. A ambos lados de Zapatero se sientan Francisco González, presidente de BBVA y uno de los mayores enemigos de este Gobierno, y Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, no menos enemigo. Vayamos por partes. A González trataron de desalojarlo de la presidencia en la anterior legislatura. El economista de cabecera de Zapatero y actual ministro de Industria, Miguel Sebastián, no le traga. Su pasado en el BBVA le juega malas pasadas y trataron de quitárselo de en medio con el éxito que han tenido las operaciones diseñadas, la pasada legislatura, desde la oficina económica que dirigía Sebastián.
Miguel Blesa es otra bestia negra. No sólo es el hombre de Esperanza Aguirre (o habría que decir que es el hombre de Génova, últimamente no se sabe bien) en Caja Madrid. La entidad madrileña se ha alineado sistemáticamente en contra de las posiciones del Gobierno. Una de las más significativas, en el caso Endesa, cuando Blesa se puso claramente del lado de un Manuel Pizarro convertido en la oposición económica más firme a las maniobras gubernamentales.
Con estos antecedentes, no deja de ser curioso que Zapatero eligiese a esas personas para rodearse. Ten en cuenta que, al recortar la foto, el presidente se vería única y exclusivamente con ellos. ¿Qué buscaba Zapatero?. Aún más, los más alejados son, en principio, los más próximos a este ejecutivo. Isidro Fainé, de La Caixa, y Braulio Medel, de Unicaja.
Ya lo ves, es una foto que encierra múltiples alternativas de análisis, todas ellas retorcidas, por lo menos para los mal pensados. Seguro que lo iremos sabiendo, aunque sea tarde.
Pero, hablando de fotos, no quiero dejar pasar la oportunidad de hablar de otras imágenes no menos... llamativas.
Habrás visto las que este fin de semana se han producido en Francia, con motivo de la reunión de los cuatro países europeos integrados en el G-8, Francia, Reino Unido, Alemania e Italia. Por su puesto, Zapatero no fue invitado. Y es que la Liga de Campeones es la que es y no la que cada uno queremos que sea.
A lo que vamos. En esa reunión había cuatro dirigentes de peso. A saber: Sarkozy (el figurón que convocaba), Merkel (la que manda de verdad), Brown (el discreto, oscuro, inexistente) y Berlusconi (el payaso). Efectivamente, a Gordon Brown apenas se le ve en las imágenes. Y, en las que se le ve, esta cabizbajo, como siempre. Angela Merkel, como casi siempre, en su sitio. Razonablemente seria ante la situación que vivimos y más pendiente de evitar al figurón de Sarkozy para que quede claro que no le hace el juego. Nicolás Sarkozy, tratando de aprovechar su condición de convocante para centrar todas las imágenes y, a poder ser, para buscar algún gesto de complicidad con la Canciller alemana. Sin éxito por cierto. Y el payaso de Roma, en todo momento, revoloteando alrededor de Nicolas. Que si un comentario por aquí, que si una gracieta sin gracia por allá,... a este tío le gustan más las cámaras que a un tonto un lápiz, leche.
De todas formas, esas imágenes también tienen mucho que analizar, tanto y más que las supuestas decisiones que se adoptaron. Por cierto, no es de descartar que la no invitación a Zapatero tenga que ver también con las imágenes de la reunión. No olvidemos que las últimas fotos que hemos visto de nuestro presidente (¡ay!) en cumbres internacionales se han caracterizado por verle lejos, muy lejos, de donde estaban los verdaderos líderes mundiales. Sólo, muy sólo. Todo lo sólo que puede estar alguien que no habla con nadie en esas citas. Y claro, en una cumbre a cuatro, es casi imposible estar sólo. No había sitio para el gran desconocido, el gran ausente, el hombre invisible de la política internacional. ¿Lo es también de la política económica?.

viernes, 3 de octubre de 2008

INCORDIAR POR INCORDIAR

El undécimo mandamiento, dice mi padre, es no incordiar. Como vivimos en una sociedad cada vez más laica (anti-religiosa, incluso, diría yo), no es de extrañar que nos pasemos los mandamientos, incluso el undécimo, por la mismísima entrepierna.
No puede llamarnos tampoco la atención que el laico Sarkozy (aunque tras la visita del Papa este mes de septiembre lo es un poco menos) sea de los que más se empeña en incordiar. Nicolas, ya lo he dejado dicho más de una vez, es el típico personaje que chapotea en todos los charcos. ¡Qué digo charcos!, si escupes en el charco este tío es capaz de chapotear en el escupitajo.
Lo mismo quiere unir las dos orillas del Mediterráneo, como refundar el capitalismo, como convertirse en el consorte preferido del pop light de su país, como marcar la pauta de los medios de comunicación (como no),... La última ocurrencia es comprar 30.000 pisos que tendrían dudosa salida en el mercado. Vaya por dios con la derecha francesa. ¡Qué huevos tiene la cosa!. No me sorprende que el otrora dominante Partido Socialista francés esté que no encuentra un árbol donde ahorcarse. Los ha podado todos Sarkozy para evitar los suicidios en masa.
De todas formas, no deja de ser curioso que sean los más liberales, conservadores o derechistas, los que más se están empeñando en imponer medidas proteccionistas para afrontar la crisis económica. Eso sí, si están en el poder. Si no, insisten en sus recetas liberalizadoras de siempre. De todas formas, para no caer en el ridículo, no voy a hacer más comentarios sobre la situación económica. Seguro que están ustedes muy cansados de oír hablar sobre el castañazo que nos vamos a dar y, además, yo no tengo ni idea de economía.
Tampoco se mucho de semen, pero no quiero acabar la semana sin hacer referencia a ese estudio presentado ayer según el cual, el semen de los jóvenes españoles es como para echarse a llorar. Flojos, muy flojos están nuestros jóvenes en lo que a capacidad reproductora se refiere. Pero, lo más curioso es que la culpa la tienen... las madres. Sí, sí, las madres. Yo, que adoro a la mía, me alegro de no estar en esa franja de entre 18 y 30 años. En realidad, me da lo mismo. Ni tengo ni quiero tener hijos, pero, si quisiera tenerlos, iba dado.
Resulta que las condiciones ambientales en las que se desarrolló el embarazo (y que, por lo tanto, afectaron a la madre) son el factor más determinante para conocer la calidad del semen de los hijos. Joooooooooder, si parece un trabalenguas. Bajando al detalle de algunos aspectos del informe, se me ponen los pelos como escarpias.
Seguro que han oído hablar alguna vez de esos estudios sobre el consumo de cocaína que se hacen a partir de los restos descubiertos en los billetes. Estudios que parten del principio indiscutible de que la coca se esnifa con un billetito enrollado. Pues bien, el caso es que uno de los factores que afecta a las madres a la hora de perjudicar el semen de sus hijos es que nuestro medio ambiente se está llenando de estrógenos. Las píldoras que toman las mujeres para evitar el embarazo están llenitas y una parte no sólo no se asimila sino que se elimina y pasa al medio ambiente por alguna de las muchas vías de contacto que las mujeres tienen con él. Ustedes me entienden. Y así en muchos otros casos.
Conclusión, el ambiente (no medio, enterito, oiga) se está estrogenizando (o como se diga). Consecuencia, nuestro semen es peor. No se yo si la relación causa efecto es así de directa, pero por ahí va la cosa. Siendo mal pensado, he llegado a barruntarme que, quizás, los propios laboratorios estarían interesados en fomentar esta situación. De hecho, así podrían hacer doble negocio: primero venden la píldora y luego te colocan el tratamiento de fertilidad que necesitas porque tu semen es una caquita.
Como no es cosa de estar siempre pensando mal y aplicando esa máxima egoísta de que lo que a mi no me afecta, tampoco me preocupa, creo que es el momento de iniciar el fin de semana para no caer en una depresión traumática.
Por cierto, iba a decirles que ya casi estamos en Navidad. De hecho, ya han empezado a rodar el anuncio que tratará de meternos la Lotería del día 22 por las orejas. Pero había decidido pensar en positivo. Disfruten del merecido descanso.

jueves, 2 de octubre de 2008

CEDO LA PALABRA

Hoy voy a hacer una excepción. Voy a ceder el espacio a uno de los lectores (pocos, por ahora, pero selectos) de este blog. Y no a uno cualquiera sino a uno de esos cuya opinión cuenta, y mucho, para mi. El texto que me remite viene a colación de las referencias que, en ocasiones anteriores, me he referido a los principios y, sobre todo, a la obsesión que algunos tienen por mantenerlos siempre iguales, inmutables, inamovibles,... firmes, dicen ellos.
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"Principiar es tomar arranque y ponerse en marcha. Cuando uno acomete ese inicio otea el horizonte, hace hincapié en el suelo, toma impulso y se lanza.
Los principios, si hemos de atenernos al significado del verbo de donde provienen, no son más que eso, tomar arranque y despegar. Cosa bien distinta es establecer, erróneamente sin duda, que los principios son inamovibles. Esto, además de constituir una prostitución gramatical, resulta ser un tópico utilizado por personas que, cegadas por su propia ignorancia, convierten aquellos en normas de conducta para justificar su negativa a evolucionar. Es curioso que sólo se aferran a los principios los que no pasan de ese peldaño, evidentemente si lo hicieran está más que claro que dejarían de ser personas de principios. A mi ver, los principios (punto de partida) existen porque tienen que existir, no porque uno tenga que aferrarse a ellos sino porque uno tiene que comenzar alguna vez y una vez haya comenzado ni los principios permanecen ni el que se agarre a ellos va pasar de ser un principiante. Esto que resulta de cajón y de filosofía elemental, es utilizado por los inmovilistas que lo idolatran como si de un sacramento se tratase y al que se adhieren como lapas precisamente porque no son capaces de superar la fase inicial. De verdad, de verdad, que resulta infantil esa literatura, al menos para mi. Quiero convenir contigo en que no se puede hablar de principios para defender la inacción aunque unos cuantos paletos presuman de esa misma inacción y la eleven a la categoría de norma. ¡Valientes cínicos!".
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Obviamente, estoy completamente de acuerdo con lo ante dicho y, probablemente, yo no lo habría expresado de forma tan atinada. Sólo me atrevería a corregir la afirmación final. No estoy tan seguro de que sean unos cínicos. Tal vez son, simplemente, acomodados, inseguros, ignorantes. Quizás se aproximen más a un pesimista, de esos que se escudan en el "más vale lo malo conocido"; a un envidioso, que se encastilla en sus propias posiciones descargando la culpa de todos los males en el otro, que siempre están zascandileando con esa inquietud propia del que cree saber cosas, pero prefiere confirmarlas, aún a riesgo de tener que cambiar de opinión.
No lo sé. Seguro que no es sencillo calificar a esos seres de principios. Pero no estoy seguro de que sean unos cínicos. O, quizás sí.