La Navidad ha llegado, no cabe ninguna duda. Lo ha hecho con todo su derroche de buenas maneras y mejores deseos. Como pocas veces habremos visto en los últimos tiempos. Miren sino lo ocurrido este lunes en La Moncloa. No hay forma de explicar tanto almíbar y tanta sonrisa sincera, tanto derroche de simpatía y sintonía. Sólo una Navidad melindrosa puede dar sentido a semejante encuentro.
Y eso que el inicio de la reunión prometía. Zapatero ejercía de anfitrión repanchingado en su sillón claro estilo Ikea. Los convidados (uno por el gobierno central y otro por el autonómico de Madrid) comenzaban también a romper el hielo. Y en eso que aparece la lideresa. Con su desparpajo y soltura natural se desprende del abrigo y, como quien no quiere la cosa, se arremanga el vestido hasta medio antebrazo. Inequívoco gesto que adelante la soltura propia de quien reparte mamporros para marcar el territorio sin perder la sonrisa y el buen gesto.
Cierto es que el anfitrión no es menos ducho en artes similares. En su caso, maneja con mejores artes el estilo florentino de tratar con una sonrisa mientras se prepara el bebedizo cargado de ponzoña. Ese que sólo hace efecto pasado el tiempo suficiente como para que el cadáver caiga fulminado lejos del lugar de los hechos, librando de sospechas al verdadero autor. Entre interlocutores así, no es de extrañar que se esperasen los discursos para recuperar parte de la sal y la pimienta que hemos derrochado en los preparativos navideños. Antecedentes hay, por lo demás, en los encuentros anteriores entre ambos.
Pero, oh milagro de Santa, de Santa Claus, se entiende, Aguirre sale a la sala de prensa con las mangas embozando sus manos y la sonrisa cálida en los labios. Decepción en la concurrencia. No va a haber palos. Empieza su parlamento y la decepción se troca en sorpresa. ¡La lideresa está contenta, satisfecha, incluso!. Sale de La Moncloa casi como lo hacía en su etapa como ministra, encantada de la vida. El sistema de financiación, le ha dicho Zapatero, recogerá las exigencias de Madrid y será multilateral. Con compromisos así, ni la emperatriz de Sol puede resistirse. Máxime teniendo en cuenta que es la primera presidenta de una Comunidad del PP recibida en Palacio. La primera presidenta recibida con luz y taquígrafos. La primera presidenta después de los inevitables president de la Generalitat, que siempre lleva la voz cantante en estos asuntos, y presidente de Andalucía que lo es, a la vez, del partido en el Gobierno.
Aguirre se anota un tanto, Zapatero otro. Todos felices, todos contentos… Pero yo no salgo de mi asombro. ¿Cómo es posible tanto azúcar a estas alturas?. ¿Qué ha pasado de verdad para que hayan salido así las cosas?. ¿Ha perdido Aguirre los antecedentes o le han borrado el disco duro en el que almacenaba tratamientos parecidos en La Moncloa que luego se volvieron en crueles ridículos de todos los que han salido aseverando que se iban satisfechos tras escuchar al Presidente?. Algo no va bien en este asunto. Y claro, hoy mismo veo en la prensa interpretaciones del pelo de que Aguirre arranca a Zapatero no se que compromisos y claro, sospecho que desde las profundidades de la vida civil y prosaica se ve la vida y sus circunstancias de otra forma.
Arremangarse pa ná, diría yo que es esto.
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