jueves, 23 de octubre de 2008

LOS SÍ ALIADOS O SÍ CIVILIZADOS

Esta vez tampoco va a ser. Lo ha intentado casi todo. A buen seguro, lo seguirá intentando. Pero esta vez, tampoco va a poder poner los pies sobre la mesa de los grandes del mundo. Él, que ha hecho de su vocación de cabeza de ratón toda una bandera, él se va a quedar en la digna soledad internacional que le ha llevado a ser tan irrelevante como este blog.
Uno de los vendedores de humo más hábiles de los últimos años sigue sin auditorio, como el mimo que practica en la soledad de su cuarto. Como el boxeador ante el espejo, encantado de que el contrario nunca le alcanza la jeta con sus directos. Como el torero de salón que ciñe los pases de locura sin nadie que embista la muleta o el capote.
Hace 72 horas que negó sentir el síndrome de La Moncloa asegurando que su cercanía con la calle sigue siendo total. Dando por supuesto que alguna vez estuvo en la calle. Pero recién iniciada la segunda legislatura empieza a dar los síntomas típicos de hiperactividad y de obsesión internacional que brillaron ausentes durante cuatro largos años.
El político de las grandes frases tan vacías como las escayolas de las escuelas de primaria, de los mensajes comerciales tan bien construidos como alejados de la realidad a la que se quieren anclar, ese político pretende que sus actos se juzguen siempre por separado y se olviden o recuerden en función de su conveniencia. Negándose a comprender que todavía hay quienes tienen memoria propia. Que todavía hay quienes evalúan los actos como si fuesen piezas de un gran puzzle que vamos componiendo paso a paso, día a día.
Zapatero ha ido dando forma a un Tente durante sus años al frente del ejecutivo y cuando ahora ha encontrado un saquito de piezas de un puzzle educa, pretende encajarlas en su Tente. Y, claro, no hay huevos.
Se fió de que Gordon Brown le reclamaba con la boca pequeña, sin darse cuenta de que sólo era un pequeño peón de otra partida que era puesto en juego para ser sacrificado. Algo parecido ha hecho Nicolas Sarkozy y el presidente volvió a sacar pecho y lengua al pasto sin acordarse, laico él, de esa prudencia que recomendaban los padres de la iglesia católica. Y cuando el cuadro ha quedado formado, se ha encontrado que España no es que esté desenfocada. Es que no está. Vaya por dios.
Y se va a oriente a buscar apoyos. A oriente, donde un puñado de países más curtidos, más sibilinos en sus gestiones, más discretos, han hecho el trabajo previo en la fontanería y se han llevado el gato al agua tras años de lenta tarea de engranaje. Pues que se vaya a oriente a ver si aprende algo.
De todas formas, y visto que se está convirtiendo en un especialista en no rematar casi nada de lo que inicia, me voy a permitir hacerle una recomendación. Vístase de coraje, póngase el mundo por montera y haga renacer usted el movimiento “exitoso” de los no alineados (o alienados, nunca lo he tenido muy claro y ahora que lo cito me confunde) y conviértase en la tercera vía para el mundo. Ni Estados Unidos, ni Chavez. Ni el capitalismo, ni el socialismo. Ni lo que es, ni lo que vaya a venir.
Y ya que puso en marcha la cosa esa de la Alianza de las Civilizaciones le sugiero que llame a su nuevo proyecto el Movimiento de los Si Aliados, o Movimiento de los Sí Civilizados. Lástima que su co-mentor, Razip Erdogam le ha dado calabazas con los No Aliados o los No Civilizados. ¿Qué le vamos a hacer?.

1 comentario:

El diablo cojuelo dijo...

¿Se puede saber por qué es de repente tan necesario estar en una reunión de esas características? ¿Es que estando vamos a poder hacer algo para cambiar lo que decidan los que realmente pueden o no decidir? En caso de estar, serviría de algo más que para hacerse una foto tipo Azores, en la que dejamos el careto y ni chicha ni ná!!!. A ver si dejamos de jugar a ser grandes y lo somos,... o no, pero de verdad!
Por cierto, bailar los cantos de sirena del "presi" de turno de USA no vamos a decir que sea una tontería pues de facto y por desgracia, no lo es pero de ahí a que eso sea tener una verdadera política y presencia internacional, no deja de ser de nuevo una regla más de juego de niños cándidos y no de verdaderos adultos.