viernes, 26 de diciembre de 2008

DEMASIADOS INOCENTES

Los humanos una cierta habilidad para adaptar las mayores desgracias. No sólo adaptarlas, sino retorcerlas, reconvertirlas y remodelarlas hasta convertirlas en motivo de regocijo y celebración. Sólo gracias a esa extraña habilidad puede entenderse que un hecho tan luctuoso y tan macabro como matar a toda una generación de niños neonatos se pueda adaptar hasta concretarse en una fiesta de bromas y buenos momentos.
Este domingo se celebra el día de los inocentes que, para los despistados, conmemora la matanza de los inocentes primogénitos de todos los súbditos de Herodes allá por los tiempos bíblicos. Enorme sacrificio a favor de un bien mayor deben pensar los cristianos. Todo un exterminio del que sólo se salvó, que se sepa, el hijo del carpintero. El llamado a una misión mayor.
La capacidad para adaptar las peores circunstancias a nuestro favor y la de apelar a un bien mayor, cuando se está en una autentica situación de tragedia son principios a los que apelan con gran soltura, en la actualidad, nuestros dirigentes. No me extrañaría, por tanto, que la anunciada remodelación del Gobierno de España fuese anunciada, al menos a los interesados, este mismo domingo. Así, como si fuese una broma de inocentes. Y cuando a los afectados por el descabalgamiento se les hiele la sonrisa, el gran druida siempre puede apelar a la necesidad de un bien mayor, su propia supervivencia como líder.
Seguro que no va a ocurrir, porque Zapatero es persona que cuida las formas y se preocupa por que tengas cerca un cómodo sillón cuando te apuñala, en lugar de dejarte caer sobre el frío mármol, olvidado a tu suerte. Zapatero no va a amargarles el turrón, los polvorones y los productos leoneses a sus vicepresidentes y alguno de sus ministros arietes. Pero su matanza (no de inocentes, desde luego) la tiene perfectamente diseñada, mejor que el mismísimo Herodes.
Y es que al presidente del Gobierno le encanta el juego de diseñar y ejecutar estrategias. Se debe sentir como los niños que juegan al Stratego y terminan conquistando la bandera enemiga. No siempre gana la partida, faltaría más. Ni siquiera Il Divo Andreoti salió victorioso de todas sus batallas, aunque sí haya sido de los alumnos más aventajados del Ave Fénix a la hora de renacer de sus cenizas. Y mira que le gusta tener frentes abiertos a Zapatero.
El último, lo está abriendo con enorme soltura. La víctima, como no, es el PP que, como si fuesen nuevos, está cayendo en las redes sin ofrecer resistencia. Me recuerdan a las sardinillas saltando en la cubierta del barco sin remisión posible, tras haber sido izada la red en la que han caído presa de su propia alegría y complacencia. Lo más curioso es que el mismo Zapatero se la hizo, hace sólo unos meses, con el tema de UPN. Y no aprenden.
La negociación bilateral con “algunas Comunidades Autónomas” por el tema de la financiación la ha asumido en primera persona el presidente. Cita a los que quiere, en el orden que quiere y le dice a cada uno lo que quiere… Lo que cada uno quiere oír, se entiende. Así, no sólo desactiva un frente puñetero que amenazaba el cambio de año en su agenda. Además, le está pasando la pelota a los populares. Los mismos que se jactan sistemáticamente de defender lo mismo en toda España y que están viendo, por la fuerza de los hechos y las declaraciones, que no es así. No sólo lo están viendo. Se lo están enseñando a todos los españoles, que es lo peor… para ellos, como partido aspirante.
Justo cuando el PP está en su mejor momento de los últimos años en lo que a apreciación de moderación y opinión general del electorado se refiere. Justo ahora que comienza a despuntar levemente en las encuestas. Justo ahora que toca afrontar importantes retos electorales de distinto calado. Justo ahora va el PP y se deja abrir una enorme vía de agua en uno de sus frentes acorazados. No hay forma de entenderlo. Y mal esta por la parte que le toca a la dirección nacional. Pero mucho peor por lo que se refiere a uno de los valores más tácticos y hábiles de los últimos años. Esperanza Aguirre tiene tanto entusiasmo por quitarse de en medio a los acomplejados que han tomado Génova que no ve la forma y el momento de conseguirlo. Es consciente, sin duda, de que se le acaba el tiempo. Lo que no acabo de creerme es que no haya caído en la cuenta de que si logra la séptima planta genovesa a costa de un enfrentamiento interno, necesitará de 8 a 10 años para tener opciones reales de llegar a Moncloa.
Demasiado largo se lo fía a sí misma.

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