A falta de lo que digamos los españoles el domingo, las cosas parecen estar bastante claras. Salvo gran cagada, va a dar lo mismo lo que ocurra esta noche en el segundo debate Zapatero-Rajoy. La igualdad que daban las encuestas hace un mes, con la del CIS como principal abanderado, se ha ido decantando.
Tengo para mi que esa igualdad no era tal. Unos y otros estaban interesados en “vender” que el empate era la situación real. Unos movilizaban a los suyos, una movilización que necesitaban de verdad. Los otros, vendían esperanza y euforia entre los suyos a partes iguales. Nunca he creído demasiado en los sondeos (en realidad, sólo respeto los de Ipsos, que se han demostrado certeros en los últimos 15 años). Pero, sinceramente creo, que todo está decidido. Sólo un indeseable terremoto como el de hace 4 años podría cambiar o agudizar las cosas.
Haré referencia a algunos puntos de esos que a los que todos acudiremos dentro de una semana para explicar lo que ha ocurrido.
Nunca un partido ha perdido la re-elección la primera vez que opta a ella. Es lógico, los españoles somos de lentos rumiares y no nos gustan los cambios drásticos de un día para otro. Salvo en 1986, siempre el candidato a la re-elección ha obtenido mejor resultado. Nunca, salvo en las dos victorias de UCD a finales de los 70, un partido ha repetido porcentaje de voto de unas elecciones a las siguientes.
Con estos datos, y alguno más, lo lógico sería que Zapatero ganase las elecciones del 9 de marzo y que lo hiciese con un resultado algo mejor que hace 4 años. Si a ello sumamos las circunstancias electorales que vivimos, la polarización enorme forzada desde el PSOE y desde el PP, lo más lógico sería pensar que el PSOE va a ganar con un porcentaje de voto que puede rondar el 43-44 por ciento y un número de escaños que se va a mover entre los 165 y los 170. [Lo pongo aquí y ahora por escrito, pero está reflejado también en una porra privada que hicimos unos amigos hace 10 días, recién hincada la campaña electoral].
El PP va a aguantar razonablemente el tirón. Se moverá en parámetros parecidos a los actuales y se moverá entre los 145 y 150 escaños. Eso será bueno para el PP y, parcialmente, para la democracia. La oposición será firme y con peso. Pero puede suponer un freno para la necesaria renovación. El PP necesita un cambio a fondo, el mismo que necesitaba el PSOE tras la salida de González. No seré yo quien diga que ese cambio pasa por sustituir a Rajoy, un tipo sensato y moderado que ha hecho mucho bien a este país, pero me temo que tendrá que dejar paso a otras personas. Ojala acierte el PP en la elección de sus nuevos hombres y mujeres.
Con un poco de suerte, de un resultado como el descrito, los españoles nos podremos beneficiar de varias situaciones favorables.
1.- El PSOE podrá gobernar sin demasiadas ataduras. Lo mismo así, Zapatero asienta la cabeza y se deja de hacer experimentos con gaseosa y a poner en cuestión los temas fundamentales de cualquier sociedad.
2.- Los nacionalistas quedarán arrinconados en el congreso, con poco peso específico y sin demasiada influencia en la vida política nacional. A lo mejor así, se pueden modernizar las reglas del juego y evitar situaciones indeseables como las que vivimos cíclicamente en España.
3.- El PP debería plantearse una modernización en serio y la recuperación de una cierta moderación que se ha mostrado imprescindible para contar con ellos para alternar el poder. Yo soy de esos pocos miles de españoles que, en contra de lo que dicen los analistas, nos movemos entre el PP y el PSOE de elección en elección. Que buscamos siempre lo mejor para nuestra sociedad y que procuramos evitar estancias prolongadas en el poder que sólo sirven para deteriorar la situación. Pero para seguir en esa línea, necesitamos alternativas sólidas, moderadas y creíbles en ambos partidos. Por favor.
4.- Y, sobre todo, podremos pasar página de seis años tensos, crispados, revoltosos,… Años en los que en España no se ha podido hablar de política sin ver muy malas caras y sin oír muchos gritos. Años en los que hemos sacado todos lo peor de nosotros mismos, acusando de ello al de enfrente y sin reconocer ningún error en nuestros planteamientos.
En realidad, este último punto es el fundamental. Al menos para mí. Mi única obsesión es que el resultado del domingo que viene sea claro. Que permita formar un gobierno sólido y que provoque una renovación del partido de la oposición. Sólo así, creo yo, España podrá pasar página de esta situación desagradable en la que nos hemos ido enfangando todos y que nos ha hecho perder unos cuantos años en mirarnos de reojo en lugar de mirar hacia el futuro y prepararnos para él. Sólo así, recuperaremos la unión de todos para seguir entre los mejores.
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1 comentario:
Pues, casualmente, y coincidiendo con mi semana de solteria debido a los business, hoy he tenido tiempo de ver noticias en varios canales de tv al respecto del tema de las elecciones.Ninguno de ellos dice nada nuevo. Las conclusiones que yo acabo sacando tampoco son un descubrimiento: nos vendemos a cualquier precio por la llamada "erotica del poder", dejando el sexo aparte...Solo merecen mi desprecio, los unos y los otros pero, en especial, los nacionalista que pretenden imponer aquello que en un momento tenian prohibido.En su momento Zapatero se presentó como una Juana de Arco a favor de pais y, salvando su politica social, uno de tantos........VIVA FELIPE GONZALEZ!!!!su chaqueta de pana y la España añí!!!
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