No puede ser que otra vez vayamos a votar con papeletas goteando sangre.
No puede ser que, cuatro años después, la campaña se vuelva a interrumpir abruptamente.
No puede ser que España esté condicionada, permanentemente, por lo que hagan los pistoleros.
No queremos que nos condicione la vida y la agenda, pero lo hace.
No queremos bailar a su son, pero lo hacemos.
Las fuerzas de seguridad trabajan a tope, pero no son infalibles. Matar es muy fácil.
No puede ser que ahora, haya miles de españoles repensando lo que debían tener pensado desde hace días.
Eso no es una jornada de reflexión, es una jornada de coacción, como la de hace 4 años. Como aquel 13 de marzo de 2004 que cambió España para siempre.
No puede ser. España y los españoles no nos merecemos esta vida. Y tenemos que tomar conciencia de ello, ya.
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