Se deshojó la primera margarita. Ningún barón ha salido ganando de este primer envite. Mariano Rajoy empieza a colocar sus peones. Una fiel marianista al Congreso y un fiel al partido y sin aristas al Senado. Soraya y Pío. El mañana y el siempre para ser la voz parlamentaria del PP. Rajoy quiere un nuevo estilo, el suyo, el de su equipo, y empiza a tomar decisiones.
En este mismo sentido hay que entender los nombramientos para las mesas. Especialmente llamativos me parecen los de Ana Pastor y Jorge Fernández Diaz. Ambos dos son estrechos colaboradores del presidente del partido desde hace años. Ambos dos le han seguido por los distintos ministerios y le han acompañado en los 4 pasados años. Ambos dos son aparcados ahora en la mesa del Congreso. Lugar impecable para pagar los servicios prestados. Casi tanto como para decirles que su momento ha pasado. Que disfruten de las prebendas que les son dadas por esos nombramientos y que esperen tiempos mejores, o no.
Rajoy busca su equipo y empiza a definir las líneas. Los agradecimientos a Ángel Acebes han sonado claramente a cierre de ciclo. Muy bien majo, le ha venido a decir, pero ahora ya no me sirves. Habrá que ver donde lo coloca ahora, casi tanto como a quien escoge. Ni Soraya Sáenz de Santamaría ni Pío García Escudero parecen tener opciones de ser secretario general del PP. El catálogo se recorta, pero entrarán otros nombres para multiplicar las opciones.
Rajoy empieza a recordarme al Manuel Fraga que volvió de Europa para refundar el partido y dejar paso a la primera ocasión. Jubiló nombres, dio entrada a jóvenes y se tomó tiempo para elegir a su delfín. Veo a Rajoy en la misma línea. ¿Irá el nombramiento del nuevo/a secretario/a general/a en la misma línea?. Veremos.
lunes, 31 de marzo de 2008
viernes, 28 de marzo de 2008
ES LA MEMORIA
Levantarse por la mañana. Hacer un pis. Tomarse un cafetito. Ojear el periódico. Y detenerse en aquellas firmas que sabes que no te van a defraudar. ¿Qué mejor manera de empezar un día que ya vendrá alguien a jodertelo?.
Raúl del Pozo, Lucía Méndez, Manuel Martín-Ferrán, Javier Pradera, Soledad Gallego-Díaz, Gonzalo López-Alba, Salomé García,... La lista es enorme, claro. En ella, también David Gistau. Siempre fino, siempre literario, siempre moderno. A veces, incluso, coincido con sus opiniones. Hoy es uno de esos días. Pero mi querido David ha patinado en un par de apreciaciones.
El famoso reportaje de Telemadrid al que hace referencia, "Los caminos de Euskadi" no fue censurado por Gallardón. Ni mucho menos. Se emitió. Y por haberse emitido se generó la polémica y dimitieron el Director General de Telemadrid y la Directora de Informativos. No así otros implicados y responsables en la elaboración y la forma final de ese reportaje. No hubo censura, pues.
Luego se refiere al cartel de una película en el que, supuestamente, se ve a un guardia civil comiéndosela a un etarra. Y hace referencia a cuestiones homófobas y a chascarrillos fáciles. Poco se acuerda Gistau (y otros muchos) de que hubo, al menos, una terrorista conocida por ligar con guardias civiles. Idoia López Riaño "La Tigresa" fue muy conocida, durante su actividad en distintos comandos, por intimar con agentes del orden. No menos conocidos fueron los casos de guardias civiles homosexuales, que participaron intensamente en la lucha antiterrorista. Por todo ello, no entiendo el chascarrillo ni los comentarios y quejas.
A veces, es bueno recordar ciertas cosas y volver la vista atrás. Es la memoria, que remedio.
Raúl del Pozo, Lucía Méndez, Manuel Martín-Ferrán, Javier Pradera, Soledad Gallego-Díaz, Gonzalo López-Alba, Salomé García,... La lista es enorme, claro. En ella, también David Gistau. Siempre fino, siempre literario, siempre moderno. A veces, incluso, coincido con sus opiniones. Hoy es uno de esos días. Pero mi querido David ha patinado en un par de apreciaciones.
El famoso reportaje de Telemadrid al que hace referencia, "Los caminos de Euskadi" no fue censurado por Gallardón. Ni mucho menos. Se emitió. Y por haberse emitido se generó la polémica y dimitieron el Director General de Telemadrid y la Directora de Informativos. No así otros implicados y responsables en la elaboración y la forma final de ese reportaje. No hubo censura, pues.
Luego se refiere al cartel de una película en el que, supuestamente, se ve a un guardia civil comiéndosela a un etarra. Y hace referencia a cuestiones homófobas y a chascarrillos fáciles. Poco se acuerda Gistau (y otros muchos) de que hubo, al menos, una terrorista conocida por ligar con guardias civiles. Idoia López Riaño "La Tigresa" fue muy conocida, durante su actividad en distintos comandos, por intimar con agentes del orden. No menos conocidos fueron los casos de guardias civiles homosexuales, que participaron intensamente en la lucha antiterrorista. Por todo ello, no entiendo el chascarrillo ni los comentarios y quejas.
A veces, es bueno recordar ciertas cosas y volver la vista atrás. Es la memoria, que remedio.
martes, 25 de marzo de 2008
NOS QUEDAMOS SIN GUIONISTA
Dibujó, con la mayor ternura, toda la sordidez de la España de los 50, que no era muy diferente a la de otros países de Europa. Dibujo personajes que eran todo un prototipo. Creó situaciones verosímiles para narrar historias totalmente reales. Para hablar de relaciones humanas en momentos difíciles. Creó diálogos brillantes con el más sencillo y pulido de los castellanos. Era, absolutamente real.
Lo suyo no eran guiones de cine, ni artículos de revista, ni relatos cortos. Eran pedazos de realidad puestos sobre el papel. Igual que Velázquez llevo la realidad al lienzo, Rafael Azcona fue capaz de recortar trozos de lo que le rodeaba y ponerlos sobre unas cuartillas con la brillantez que da la sencillez del que no es pretencioso.
Con ese quehacer sencillo, discreto, se hizo imprescindible. Si hay alguien grande en el cine español ese es Azcona. Hizo grandes a muchos directores mediocres. Ofreció momentos sublimes a muchos actores que nunca deberían haberlo sido. Dignifico más de una cinta nacida para no ser estrenada. Y, cuando en algún caso excepcional, se juntó un gran director, unos buenos actores y un equipo competente, Azcona se hizo imprescindible y surgió el milagro.
Si hubiese trabajado con Billy Wilder, con Mankiewicz, con Ford, todo el mundo del cine estaría hoy llorando. Y eso que se fue tan discreto como pasó por la vida. Sin una voz más alta que otra, riéndose de casi todo y quitándose méritos. Para la inmensa mayoría era un nombre sin rostro, un rostro anónimo, una voz sin timbre. Y así debemos recordarlo, como guionista nuestro que fue.
Lo suyo no eran guiones de cine, ni artículos de revista, ni relatos cortos. Eran pedazos de realidad puestos sobre el papel. Igual que Velázquez llevo la realidad al lienzo, Rafael Azcona fue capaz de recortar trozos de lo que le rodeaba y ponerlos sobre unas cuartillas con la brillantez que da la sencillez del que no es pretencioso.
Con ese quehacer sencillo, discreto, se hizo imprescindible. Si hay alguien grande en el cine español ese es Azcona. Hizo grandes a muchos directores mediocres. Ofreció momentos sublimes a muchos actores que nunca deberían haberlo sido. Dignifico más de una cinta nacida para no ser estrenada. Y, cuando en algún caso excepcional, se juntó un gran director, unos buenos actores y un equipo competente, Azcona se hizo imprescindible y surgió el milagro.
Si hubiese trabajado con Billy Wilder, con Mankiewicz, con Ford, todo el mundo del cine estaría hoy llorando. Y eso que se fue tan discreto como pasó por la vida. Sin una voz más alta que otra, riéndose de casi todo y quitándose méritos. Para la inmensa mayoría era un nombre sin rostro, un rostro anónimo, una voz sin timbre. Y así debemos recordarlo, como guionista nuestro que fue.
AMISTAD CON MINÚSCULAS MAYÚSCULAS
Tengo un amigo al que le debo buena parte de mi carrera profesional. Creyó en mi, me dio oportunidades y me abrió puertas profesionales que para sí quisieran muchos.
Unas veces me ha ofrecido cosas que nunca pensé. Otras veces, me ha pedido que haga cosas que no se correspondían con mi situación. En otras, ha defraudado a quienes creían que me iba a premiar con no se que destino. No era mi caso. Por convicción y por agradecimiento, siempre he estado dispuesto a asumir los retos que me ha planteado. Nunca le he pedido nada y siempre he tratado de cumplir sus encargos de la mejor manera que sabía.
Hemos discutido mucho. En lo personal y en lo profesional. Hemos tenido etapas de mucha cercanía y sintonía y otras etapas en las que hemos estado claramente distanciados. Pero seguimos siendo amigos. Tengo para mi que el sabe de mi fidelidad y sabe que siempre podrá contar conmigo. Sabe que, por nuestra amistad y por mi forma de ser, nunca le voy a decir lo que quiere oír, sino lo que creo que le tengo que decir en cada momento. Aunque me equivoque.
También tengo amigos, que además son compañeros de trabajo, en los que he depositado la confianza que merecen. No creo haberme equivocado con ellos. Tampoco les he pedido más que lo razonable. Me han discutido y criticado cuando lo han entendido oportuno. Han dejado el equipo cuando creían que no podían o no querían seguir. Y lo entiendo. Salvo contadas excepciones me han dicho a la cara y en privado lo que querían decirme y, de puertas para fuera, han sido fieles. Siempre hay alguna oveja negra, pero no me puedo quejar. Soy un tío con suerte.
Trabajar con amigos es lo que tiene. Los conoces, te conocen. Crees saber lo que les puedes pedir. Creen saber lo que te pueden pedir. La confianza es fundamental y productiva. Si la amistad es sólida y sincera todo suele fluir. Es inevitable que, en ocasiones puntuales, uno, otro o los dos se sientan defraudados, pero, a la larga, la amistad lo puede todo.
La amistad parece ser un factor fundamental en muchas decisiones de la vida política estas semanas. Zapatero lleva cuatro años moviendo a José Antonio Alonso de un lado a otro aprovechándose de la buena amistad que les une. Esa suerte que tiene. Alonso no termina de decirle que no a nada que le pide su amigo y eso no es ni bueno ni malo en sí mismo. Depende de las consecuencias que tenga a medio o largo plazo. Alonso ha sido un buen ministro de Interior, un buen ministro de Defensa y es de suponer que será un buen portavoz parlamentario. Además, hará la labor que le ha encargado Zapatero con eficacia y sin estridencias. Y cuando todo acabe, volverá a ser juez sin más historia.
Y eso está muy bien. El problema es, en una relación de amistad, cuando esa amistad sustituye a otros valores. Si se prima la amistad sobre cualquier otro elemento a la hora de adoptar decisiones, empiezan a surgir los problemas.
Se puede trabajar muy estrechamente con alguien sin llegar a ser amigos. La fidelidad y el compromiso es lo mínimo que se puede exigir en esos casos. Si, además, anida la amistad en las inmediaciones, mucho mejor para todos. Pero no siempre se puede llegar a ese ideal.
Me acuerdo en este punto de uno de esos diálogos de El Ala Oeste de la Casa Blanca. Esa serie que recomiendo encarecidamente. Dice el presidente Bartlet en un determinado capítulo, creo que de la tercera temporada, "Si tienes que nombrar un jefe de gabinete (el puesto de máxima confianza y cercanía al presidente de Estados Unidos) busca a un amigo, un amigo de verdad, que sea más listo que tú, un amigo en cuyas manos pondrías tu vida sin dudarlo". No es mal consejo. Encontrar alguien más listo que uno mismo suele ser sencillo. Las personas inteligentes de verdad suelen estar siempre un paso por detrás, por su propia inteligencia. Cuando encuentras a alguien en cuyas manos dejarías tu vida sin dudarlo, tu vida cobra un nuevo sentido. Si además de todo ello, puedes tenerlo cerca para trabajar, la situación se vuelve casi idílica. En caso contrario, cuanto más te acerques a esa situación, mejor para ti.
Ya se sabe, quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Un tesoro de verdad, no de esos que se guardan en baúles y se esconden en islas remotas. Un tesoro con minúsculas muy mayúsculas.
Unas veces me ha ofrecido cosas que nunca pensé. Otras veces, me ha pedido que haga cosas que no se correspondían con mi situación. En otras, ha defraudado a quienes creían que me iba a premiar con no se que destino. No era mi caso. Por convicción y por agradecimiento, siempre he estado dispuesto a asumir los retos que me ha planteado. Nunca le he pedido nada y siempre he tratado de cumplir sus encargos de la mejor manera que sabía.
Hemos discutido mucho. En lo personal y en lo profesional. Hemos tenido etapas de mucha cercanía y sintonía y otras etapas en las que hemos estado claramente distanciados. Pero seguimos siendo amigos. Tengo para mi que el sabe de mi fidelidad y sabe que siempre podrá contar conmigo. Sabe que, por nuestra amistad y por mi forma de ser, nunca le voy a decir lo que quiere oír, sino lo que creo que le tengo que decir en cada momento. Aunque me equivoque.
También tengo amigos, que además son compañeros de trabajo, en los que he depositado la confianza que merecen. No creo haberme equivocado con ellos. Tampoco les he pedido más que lo razonable. Me han discutido y criticado cuando lo han entendido oportuno. Han dejado el equipo cuando creían que no podían o no querían seguir. Y lo entiendo. Salvo contadas excepciones me han dicho a la cara y en privado lo que querían decirme y, de puertas para fuera, han sido fieles. Siempre hay alguna oveja negra, pero no me puedo quejar. Soy un tío con suerte.
Trabajar con amigos es lo que tiene. Los conoces, te conocen. Crees saber lo que les puedes pedir. Creen saber lo que te pueden pedir. La confianza es fundamental y productiva. Si la amistad es sólida y sincera todo suele fluir. Es inevitable que, en ocasiones puntuales, uno, otro o los dos se sientan defraudados, pero, a la larga, la amistad lo puede todo.
La amistad parece ser un factor fundamental en muchas decisiones de la vida política estas semanas. Zapatero lleva cuatro años moviendo a José Antonio Alonso de un lado a otro aprovechándose de la buena amistad que les une. Esa suerte que tiene. Alonso no termina de decirle que no a nada que le pide su amigo y eso no es ni bueno ni malo en sí mismo. Depende de las consecuencias que tenga a medio o largo plazo. Alonso ha sido un buen ministro de Interior, un buen ministro de Defensa y es de suponer que será un buen portavoz parlamentario. Además, hará la labor que le ha encargado Zapatero con eficacia y sin estridencias. Y cuando todo acabe, volverá a ser juez sin más historia.
Y eso está muy bien. El problema es, en una relación de amistad, cuando esa amistad sustituye a otros valores. Si se prima la amistad sobre cualquier otro elemento a la hora de adoptar decisiones, empiezan a surgir los problemas.
Se puede trabajar muy estrechamente con alguien sin llegar a ser amigos. La fidelidad y el compromiso es lo mínimo que se puede exigir en esos casos. Si, además, anida la amistad en las inmediaciones, mucho mejor para todos. Pero no siempre se puede llegar a ese ideal.
Me acuerdo en este punto de uno de esos diálogos de El Ala Oeste de la Casa Blanca. Esa serie que recomiendo encarecidamente. Dice el presidente Bartlet en un determinado capítulo, creo que de la tercera temporada, "Si tienes que nombrar un jefe de gabinete (el puesto de máxima confianza y cercanía al presidente de Estados Unidos) busca a un amigo, un amigo de verdad, que sea más listo que tú, un amigo en cuyas manos pondrías tu vida sin dudarlo". No es mal consejo. Encontrar alguien más listo que uno mismo suele ser sencillo. Las personas inteligentes de verdad suelen estar siempre un paso por detrás, por su propia inteligencia. Cuando encuentras a alguien en cuyas manos dejarías tu vida sin dudarlo, tu vida cobra un nuevo sentido. Si además de todo ello, puedes tenerlo cerca para trabajar, la situación se vuelve casi idílica. En caso contrario, cuanto más te acerques a esa situación, mejor para ti.
Ya se sabe, quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Un tesoro de verdad, no de esos que se guardan en baúles y se esconden en islas remotas. Un tesoro con minúsculas muy mayúsculas.
viernes, 21 de marzo de 2008
ELLOS SON LOS INTEGRISTAS
Semana de Pasión. Semana de sufrimiento, de dolor. Una semana en la que El Cristo sufrió todo tipo de daños, humillaciones y penalidades, por los hombres.
Jesús se prestó al martirio para salvar a la humanidad en su conjunto. Ese es uno de los pilares del catolicismo. Una religión que prima el valor de la vida, del sacrificio, de la penitencia. Estamos en esta vida para sufrir, nos dicen.
Haciendo caso a estos mismos principios, deberíamos creer que ha sido la voluntad de dios la que ha hecho que, precisamente, esta semana se haya producido el desenlace del caso Chantal Sebire. Esa mujer francesa cruelmente martirizada por un tumor que le hacía la vida insoportable.
Lo de menos es que le deformase la cara hasta el límite de lo humano. Lo de más, que Chantal sufría espantosos dolores que no tenían ni arreglo ni posibilidad de mejora. Da lo mismo, para los católicos tenía que aceptar la voluntad de dios y sufrir.
En este punto me asoma la indignación, pero tengo que aguantarme. No por nada. Hace un par de días, David Torres escribió un artículo modélico en El Mundo. Modélico por lo que decía y modélico por cómo lo decía. Nada que añadir, nada que quitar.
Sólo manifiesto mi indignación ante los que siguen tratando de imponer sus criterios no racionales, no humanos. Sus criterios religiosos y de fe al resto de los conciudadanos. Esas mismas personas que se indignan, con razón, ante los integristas islámicos, son los que pretenden que la sociedad CIVIL se someta a principios religiosos. Pretenden que lo que ellos consideran una verdad revelada, perfectamente legítima para ellos, que la aceptan por propia voluntad, se mantenga como ley impuesta para todos.
Me indigno porque la eutanasia, como el aborto, como tantas otras cosas, pueden ser anatema para ellos como católicos. Pues muy bien. Pero deberían respetar que los demás actuásemos de acuerdo con nuestras convicciones. No acabo de entender como les puede afectar que yo aborte, o me quite la vida o ayude a morir a la Chantal que tenga cerca. No entiendo que principio fundamental violaría con esas acciones.
Ellos, intransigentes e integristas donde los haya, deberían aceptarnos a los demás. Deberían aprender de la generosidad que tanto predican.
Jesús se prestó al martirio para salvar a la humanidad en su conjunto. Ese es uno de los pilares del catolicismo. Una religión que prima el valor de la vida, del sacrificio, de la penitencia. Estamos en esta vida para sufrir, nos dicen.
Haciendo caso a estos mismos principios, deberíamos creer que ha sido la voluntad de dios la que ha hecho que, precisamente, esta semana se haya producido el desenlace del caso Chantal Sebire. Esa mujer francesa cruelmente martirizada por un tumor que le hacía la vida insoportable.
Lo de menos es que le deformase la cara hasta el límite de lo humano. Lo de más, que Chantal sufría espantosos dolores que no tenían ni arreglo ni posibilidad de mejora. Da lo mismo, para los católicos tenía que aceptar la voluntad de dios y sufrir.
En este punto me asoma la indignación, pero tengo que aguantarme. No por nada. Hace un par de días, David Torres escribió un artículo modélico en El Mundo. Modélico por lo que decía y modélico por cómo lo decía. Nada que añadir, nada que quitar.
Sólo manifiesto mi indignación ante los que siguen tratando de imponer sus criterios no racionales, no humanos. Sus criterios religiosos y de fe al resto de los conciudadanos. Esas mismas personas que se indignan, con razón, ante los integristas islámicos, son los que pretenden que la sociedad CIVIL se someta a principios religiosos. Pretenden que lo que ellos consideran una verdad revelada, perfectamente legítima para ellos, que la aceptan por propia voluntad, se mantenga como ley impuesta para todos.
Me indigno porque la eutanasia, como el aborto, como tantas otras cosas, pueden ser anatema para ellos como católicos. Pues muy bien. Pero deberían respetar que los demás actuásemos de acuerdo con nuestras convicciones. No acabo de entender como les puede afectar que yo aborte, o me quite la vida o ayude a morir a la Chantal que tenga cerca. No entiendo que principio fundamental violaría con esas acciones.
Ellos, intransigentes e integristas donde los haya, deberían aceptarnos a los demás. Deberían aprender de la generosidad que tanto predican.
miércoles, 19 de marzo de 2008
CALLESE, SEÑOR AZNAR
Yo fui de los que creí que estaba justificada la intervención en Iraq. No es que me creyese lo de las armas de destrucción masiva. Es más, la comparecencia de Colin Powell en Naciones Unidas me pareció patética y tramposa.
Yo fui de los que pensé que los iraquíes estarían mejor sin Sadam Husein. Y el resto del mundo también. Aunque, es cierto, tenía dudas de que la intervención fuese tan limpia y tan rápida como pronosticó Donald Rumsfeld. Las guerras nunca son limpias.
Yo no soy un pacifista. Tampoco un belicista, pero tengo claro que, a veces, la fuerza es la única salida.
Yo no me manifesté contra la guerra en febrero de 2003. Entre otras cosas, no me he manifestado nunca y es posible que no lo haga tampoco nunca. Me parece un espectáculo poco democrático y poco inteligente. Y, sobre todo, me molestan los tumultos.
Me parece lamentable que unos y otros sigan recurriendo al tema de Iraq cada vez que, unos y otros, creen que le pueden sacar partido del tipo que sea. No lo soporto. Salvando las distancias, me recuerda a esas veces que tus padres te recuerdan hasta la nausea, aquel día que llegaste tarde a casa, un poco pasado de copas y dormiste la mona hasta bien entrado el día siguiente. Sí, piensas tú. Hice mal, me pasé, pero ya vale. No ha vuelto a pasar. Porque no me recordáis, con tanta insistencia, las cosas que hago bien.
Pero, siguiendo con el ejemplo, siempre hay alguno que ha llegado mamado perdido varias noches en su vida. Que ha montado un cirio de no te menees en muchas ocasiones. Y, lo peor de todo, lo cuenta como una gracia y lo defiende como si fuese lo más normal del mundo.
En casos como éste, lo mejor es callarse. Y punto.
Es por ello que no me extrañaría que Mariano Rajoy estuviese pensando, esta Semana Santa: “José María, ¿por qué no callas?”.
Yo fui de los que pensé que los iraquíes estarían mejor sin Sadam Husein. Y el resto del mundo también. Aunque, es cierto, tenía dudas de que la intervención fuese tan limpia y tan rápida como pronosticó Donald Rumsfeld. Las guerras nunca son limpias.
Yo no soy un pacifista. Tampoco un belicista, pero tengo claro que, a veces, la fuerza es la única salida.
Yo no me manifesté contra la guerra en febrero de 2003. Entre otras cosas, no me he manifestado nunca y es posible que no lo haga tampoco nunca. Me parece un espectáculo poco democrático y poco inteligente. Y, sobre todo, me molestan los tumultos.
Me parece lamentable que unos y otros sigan recurriendo al tema de Iraq cada vez que, unos y otros, creen que le pueden sacar partido del tipo que sea. No lo soporto. Salvando las distancias, me recuerda a esas veces que tus padres te recuerdan hasta la nausea, aquel día que llegaste tarde a casa, un poco pasado de copas y dormiste la mona hasta bien entrado el día siguiente. Sí, piensas tú. Hice mal, me pasé, pero ya vale. No ha vuelto a pasar. Porque no me recordáis, con tanta insistencia, las cosas que hago bien.
Pero, siguiendo con el ejemplo, siempre hay alguno que ha llegado mamado perdido varias noches en su vida. Que ha montado un cirio de no te menees en muchas ocasiones. Y, lo peor de todo, lo cuenta como una gracia y lo defiende como si fuese lo más normal del mundo.
En casos como éste, lo mejor es callarse. Y punto.
Es por ello que no me extrañaría que Mariano Rajoy estuviese pensando, esta Semana Santa: “José María, ¿por qué no callas?”.
martes, 11 de marzo de 2008
LA CAGUÉ
Como pitoniso soy una caca. Y no aprendo. Pocas, muy pocas veces se cumplen mis pronósticos, pero yo sigo inasequible al desaliento.
Rajoy no lo deja. Ni mucho menos. "Es lo que hay", ha dicho. Sí adelante el congreso del partido a junio (en eso, acerté). Pero se va a presentar a la re-elección. Su objetivo. Lo ha dicho muy clarito, optar a la candidatura del PP a la presidencia del Gobierno en 2012 y ganar esas elecciones generales para ser presidente del Gobierno.
Aún más, se siente legítimamente respaldado por los resultados del 9M y quiere responder a la confianza de esos más de 10 millones de electores, dando la cara. Y lo hará, ha dicho, defendiendo los principios con los que se ha presentado a las elecciones y por los que ha conseguido el resultado que ha conseguido.
Pero Rajoy ha dicho más. Ha dicho que nunca dudó en seguir y que como se siente respaldado, se va a presentar con "su equipo". ¿Qué habrá querido decir?. Con el antecendete del primer párrafo de este post, debería estarme callado y no especular. Pero no me resisto. Tampoco voy a ser muy original.
Rajoy insinúa que hace cuatro años no formó el equipo que le hubiese gustado. No seré yo quien vaya más allá, pero seguro que hubiese preferido a otra gente en algunos puestos. Algunos amigos míos (maliciosos ellos) me dicen que alguien ha hablado con Rajoy en estas últimas 48 horas. Alquien con margen para decirle algo así como "Mariano, tienes que seguir, te lo has ganado y, además, tienes manos libres para hacer lo que te plazca". Si algo parecido a pasado, se podría entender el cambio de cara y de mensaje entre el domingo por la noche en el balcón de Génova y el martes por la tarde a cubierto. Era otro Rajoy. Había vuelto su ironía, su sonrisa sincera, su rapidez en las respuestas. Hasta ha vacilado a los periodistas.
Iremos viendo. Primero, cuando se forme el grupo parlamentario. Será una primera pista. Luego, si hay más candidatos al congreso del partido. Más tarde, cuando anuncie "su equipo". Finalmente, cuando empiece su labor de oposición. Iremos viendo.
Rajoy no lo deja. Ni mucho menos. "Es lo que hay", ha dicho. Sí adelante el congreso del partido a junio (en eso, acerté). Pero se va a presentar a la re-elección. Su objetivo. Lo ha dicho muy clarito, optar a la candidatura del PP a la presidencia del Gobierno en 2012 y ganar esas elecciones generales para ser presidente del Gobierno.
Aún más, se siente legítimamente respaldado por los resultados del 9M y quiere responder a la confianza de esos más de 10 millones de electores, dando la cara. Y lo hará, ha dicho, defendiendo los principios con los que se ha presentado a las elecciones y por los que ha conseguido el resultado que ha conseguido.
Pero Rajoy ha dicho más. Ha dicho que nunca dudó en seguir y que como se siente respaldado, se va a presentar con "su equipo". ¿Qué habrá querido decir?. Con el antecendete del primer párrafo de este post, debería estarme callado y no especular. Pero no me resisto. Tampoco voy a ser muy original.
Rajoy insinúa que hace cuatro años no formó el equipo que le hubiese gustado. No seré yo quien vaya más allá, pero seguro que hubiese preferido a otra gente en algunos puestos. Algunos amigos míos (maliciosos ellos) me dicen que alguien ha hablado con Rajoy en estas últimas 48 horas. Alquien con margen para decirle algo así como "Mariano, tienes que seguir, te lo has ganado y, además, tienes manos libres para hacer lo que te plazca". Si algo parecido a pasado, se podría entender el cambio de cara y de mensaje entre el domingo por la noche en el balcón de Génova y el martes por la tarde a cubierto. Era otro Rajoy. Había vuelto su ironía, su sonrisa sincera, su rapidez en las respuestas. Hasta ha vacilado a los periodistas.
Iremos viendo. Primero, cuando se forme el grupo parlamentario. Será una primera pista. Luego, si hay más candidatos al congreso del partido. Más tarde, cuando anuncie "su equipo". Finalmente, cuando empiece su labor de oposición. Iremos viendo.
¡AY LA TROPA!
En Génova se oye ruido de galones desde los sótanos hasta esa azotea en la que Rajoy ofreció un puro a Buenafuente. La frase acuñada de puertas para fuera es clara, "Rajoy tiene todo mi apoyo". Tan clara como la toma de posiciones de puertas para adentro. Los barones toman posiciones, tácticas por lo menos. Se acuerdan de que, en el PP, las baronías son un buen trampolín. Aznar vino de una, Rajoy de otra,... y piensan que la historia se puede repetir.
Me gustaría llamar la atención sobre un aspecto. Los triunfadores no han venido, los han traído. Aznar no volvió de Valladolid a Madrid, lo trajeron los que luego serían sus fieles escuderos, Cascos, Rato, Tocino, Trillo,... A Rajoy también lo trajeron, lo trajo Aznar para consolidar su labor de oposición. En otro sentido, a Zapatero también lo trajeron. Lo trajeron aquellos diputados de la Tercera Vía, convenientemente aleccionados. Quiero decir con esto que me parece buen camino el lanzar por delante a los anderos (incluso las ideas) para que sean ellos quienes te traigan al liderazgo.
Quién ha centrado todo en su persona, Hernández Mancha o José Borrell, la han jodido por el camino. Se han quedado en un interruptus. Quizás por eso, el lunes eran Granados y González los más activos del PP Madrileño. Quizás por eso, un buen número de periodistas de la capital comenzaba a colocar el mensaje precocinado de "la cocinera". Quizás, por eso, Gallardón se fue a Correos pronto y sigue sin prodigarse. Quizás, por eso, otros nombres, como Núñez Feijoo y González Pons, están desaparecidos.
De todas formas, Rajoy tiene que hablar antes. Tiene que retomar el discurso donde lo dejó el domingo por la noche, en ese críptico ADIÓS. Rajoy, que es un tipo listo, hábil, con retranca, se va a ir con suavidad, con elegancia, sin marcar la pauta. Rajoy irá dando los pasos necesarios, sin estridencias y sin condicionar la elección de su sustituto y sin hipitecar el futuro del partido. Rajoy volverá a hacerlo bien y la tropa,... ¡ay la tropa!.
Me gustaría llamar la atención sobre un aspecto. Los triunfadores no han venido, los han traído. Aznar no volvió de Valladolid a Madrid, lo trajeron los que luego serían sus fieles escuderos, Cascos, Rato, Tocino, Trillo,... A Rajoy también lo trajeron, lo trajo Aznar para consolidar su labor de oposición. En otro sentido, a Zapatero también lo trajeron. Lo trajeron aquellos diputados de la Tercera Vía, convenientemente aleccionados. Quiero decir con esto que me parece buen camino el lanzar por delante a los anderos (incluso las ideas) para que sean ellos quienes te traigan al liderazgo.
Quién ha centrado todo en su persona, Hernández Mancha o José Borrell, la han jodido por el camino. Se han quedado en un interruptus. Quizás por eso, el lunes eran Granados y González los más activos del PP Madrileño. Quizás por eso, un buen número de periodistas de la capital comenzaba a colocar el mensaje precocinado de "la cocinera". Quizás, por eso, Gallardón se fue a Correos pronto y sigue sin prodigarse. Quizás, por eso, otros nombres, como Núñez Feijoo y González Pons, están desaparecidos.
De todas formas, Rajoy tiene que hablar antes. Tiene que retomar el discurso donde lo dejó el domingo por la noche, en ese críptico ADIÓS. Rajoy, que es un tipo listo, hábil, con retranca, se va a ir con suavidad, con elegancia, sin marcar la pauta. Rajoy irá dando los pasos necesarios, sin estridencias y sin condicionar la elección de su sustituto y sin hipitecar el futuro del partido. Rajoy volverá a hacerlo bien y la tropa,... ¡ay la tropa!.
lunes, 10 de marzo de 2008
ME APASIONA LA POLÍTICA
Zapatero ganó las elecciones. La noticia sería que las hubiese perdido. Rajoy las perdió subiendo en votos (aún lejos de la cota del Aznar de la mayoría absoluta, pero subiendo), en porcentaje y en escaños. Esa sí es una noticia. Entre ambos suman 322 escaños, más que nunca en nuestra historia. Esa también es una noticia.
Haciendo historia, que es un ejercicio que me gusta mucho, Zapatero logró un segundo mandato, como todos los presidentes. Rajoy volvió a perder, como todos los aspirantes salvo el caso escepcional de Zapatero. Zapatero mejoró los resultados, pero poco. Menos que Aznar. Rajoy mejoró los suyos, algo que sólo Aznar había hecho en 1993 estando en la oposición.
Que va a pasar con Rajoy. Me confirmo en mi impresión de anoche. Lo va a dejar y ese será el momento de que el PP se replanté su estrategia para la legislatura. España se lo agredecerá. Ya suenan nombres, Núñez Feijoo, González Pons,... Suena bien la verdad. Van en la línea de la gran columna de Lucía Méndez hoy en El Mundo. Gallardón y Piqué tenían razón. Al PP le han faltado votos del centro.
No me resisto a una última mirada atrás. Después de las dos primeras elecciones de la democracia, un poco nostálgicas inevitablemente, el Partido Comunista se vió reducido a 2 diputados y ahí se acabó su historia. Carrillo se fue y se inició la aventura de Izquierda Unida. Esta vez, el Partido Comunista se ha vuelto a salir con la suya. 2 diputados y se ha acabado la aventura de Izquierda Unida. Tendrán que refundise o desaparecer. Si se refunden, tienen que tener claro que nunca van a ser alternativa. Son una comparsa más o menos potente según los casos, pero una comparsa.
Interesante, como siempre, son los hechos que están por venir. Será Bono el presidente del Congreso como anunció Zapatero en octubre?. Saldrá De la Vega del gobierno como pronostican muchos socialistas?. Cómo se repartirá el poder en el nuevo gobierno?. Rubalcaba podrá retirarse por fin, teniendo en cuenta que su salud no está en el mejor momento?. Quién defenderá la posición del PP en el debate de investidura?. Cuál será el anuncio de Gallardón después de su personal periodo de reflexión?.
Múltiples preguntas que nos mantendrán en vilo los próximos 2 meses. Me apasiona la política.
Haciendo historia, que es un ejercicio que me gusta mucho, Zapatero logró un segundo mandato, como todos los presidentes. Rajoy volvió a perder, como todos los aspirantes salvo el caso escepcional de Zapatero. Zapatero mejoró los resultados, pero poco. Menos que Aznar. Rajoy mejoró los suyos, algo que sólo Aznar había hecho en 1993 estando en la oposición.
Que va a pasar con Rajoy. Me confirmo en mi impresión de anoche. Lo va a dejar y ese será el momento de que el PP se replanté su estrategia para la legislatura. España se lo agredecerá. Ya suenan nombres, Núñez Feijoo, González Pons,... Suena bien la verdad. Van en la línea de la gran columna de Lucía Méndez hoy en El Mundo. Gallardón y Piqué tenían razón. Al PP le han faltado votos del centro.
No me resisto a una última mirada atrás. Después de las dos primeras elecciones de la democracia, un poco nostálgicas inevitablemente, el Partido Comunista se vió reducido a 2 diputados y ahí se acabó su historia. Carrillo se fue y se inició la aventura de Izquierda Unida. Esta vez, el Partido Comunista se ha vuelto a salir con la suya. 2 diputados y se ha acabado la aventura de Izquierda Unida. Tendrán que refundise o desaparecer. Si se refunden, tienen que tener claro que nunca van a ser alternativa. Son una comparsa más o menos potente según los casos, pero una comparsa.
Interesante, como siempre, son los hechos que están por venir. Será Bono el presidente del Congreso como anunció Zapatero en octubre?. Saldrá De la Vega del gobierno como pronostican muchos socialistas?. Cómo se repartirá el poder en el nuevo gobierno?. Rubalcaba podrá retirarse por fin, teniendo en cuenta que su salud no está en el mejor momento?. Quién defenderá la posición del PP en el debate de investidura?. Cuál será el anuncio de Gallardón después de su personal periodo de reflexión?.
Múltiples preguntas que nos mantendrán en vilo los próximos 2 meses. Me apasiona la política.
domingo, 9 de marzo de 2008
HA SONADO A DESPEDIDA
Ha sonado a despedida. El discurso de Mariano Rajoy en el balcón de Génova ha sonado a despedida. Por la forma, tarde, siendo el último de los líderes en comparecer. Por la compañía, su secretario general, su número dos, su jefe de campaña y, sobre todo, su mujer, la esquiva Elvira Fernández. Por lo que ha dicho, soy previsible, seguiremos defendiendo nuestros principios. Pero, sobre todo, por su enigmática despedida. ADIÓS, ha dicho Rajoy a los miles de simpatizantes congregados en la madrileña calle Génova.
Con el prudente calendario que el PP se ha guardado, en lo que a la vida del partido se refiere, Rajoy puede anunciar este lunes, a la Junta Directiva Nacional, que no se presenta a la re-elección. El Congreso Nacional del Partido se celebrará en verano y, hasta entonces, se puede perfilar con calma el relevo. Además, el Congreso no empezará a trabajar, de verdad, hasta septiembre. Para entonces, el PP ya tendría nueva dirección y podría perfilar la labor de oposición. Entre medias, sólo queda la sesión de investidura, importante, sin duda, pero con un tono protocolario claro. Rajoy puede optar por el modelo González en 1996 o marcar su propia pauta y demostrar, en ese momento, que el relevo es un hecho definitivo y de futuro para el PP y para España.
En la otra acera, Zapatero se ha comprometido a buscar consensos en temas de estado. Lo ha dicho él y esos consensos sólo pueden buscarse con el principal partido de la oposición. Con el PP. Pero, aún más. No basta con buscarlos hay que encontrarlos. Lo necesita el PSOE, lo necesita el PP pero, sobre todo, lo necesitamos todos los españoles. La vida sigue, pero la vida política abre una nueva etapa.
Con el prudente calendario que el PP se ha guardado, en lo que a la vida del partido se refiere, Rajoy puede anunciar este lunes, a la Junta Directiva Nacional, que no se presenta a la re-elección. El Congreso Nacional del Partido se celebrará en verano y, hasta entonces, se puede perfilar con calma el relevo. Además, el Congreso no empezará a trabajar, de verdad, hasta septiembre. Para entonces, el PP ya tendría nueva dirección y podría perfilar la labor de oposición. Entre medias, sólo queda la sesión de investidura, importante, sin duda, pero con un tono protocolario claro. Rajoy puede optar por el modelo González en 1996 o marcar su propia pauta y demostrar, en ese momento, que el relevo es un hecho definitivo y de futuro para el PP y para España.
En la otra acera, Zapatero se ha comprometido a buscar consensos en temas de estado. Lo ha dicho él y esos consensos sólo pueden buscarse con el principal partido de la oposición. Con el PP. Pero, aún más. No basta con buscarlos hay que encontrarlos. Lo necesita el PSOE, lo necesita el PP pero, sobre todo, lo necesitamos todos los españoles. La vida sigue, pero la vida política abre una nueva etapa.
PRIMERAS CONCLUSIONES
Los sondeos son claros. Todos dan un alza para el PSOE, en algunos casos rozando o superando, ligeramente la mayoría absoluta. El PP mejora resultados salvo en uno. Y, lo que me parece más significativo, la suma de ambos grandes partidos rozan, sino superan, el record histórico.
Así pues, tenemos dos datos que son los que quiero destacar. Uno, que el partido que gane, sea el que sea, tenga una mayoría amplia y sólida pero sin llegar a la mayoría absoluta. Eso será bueno para la democracia, para España. Dos, que los grandes partidos refuercen su mayoría y los partidos nacionalistas pasen a un papel cuasi testimonial. Eso también será bueno para la democracia, bueno para España.
A más a más, me satisface, especialmente, ver el descalabro de ERC, perdiendo su grupo y volviendo a las cotas testimoniales de las que nunca debió salir. Como ya están saliendo datos oficiales, me pongo a ello y seguiremos comentando.
Así pues, tenemos dos datos que son los que quiero destacar. Uno, que el partido que gane, sea el que sea, tenga una mayoría amplia y sólida pero sin llegar a la mayoría absoluta. Eso será bueno para la democracia, para España. Dos, que los grandes partidos refuercen su mayoría y los partidos nacionalistas pasen a un papel cuasi testimonial. Eso también será bueno para la democracia, bueno para España.
A más a más, me satisface, especialmente, ver el descalabro de ERC, perdiendo su grupo y volviendo a las cotas testimoniales de las que nunca debió salir. Como ya están saliendo datos oficiales, me pongo a ello y seguiremos comentando.
LECCIÓN CIUDADANA
La participación está siendo alta, al nivel de hace 4 años y de las más importantes de nuestra historia democrática. Alta, como pedíamos todos los demócratas, empezando por los partidos políticos.
Ese ya es un dato significativo. Los españoles estamos concienciados. Tenemos clara la importancia de unas elecciones. Tenemos claro que la democracia no es una construcción teórica difusa sino algo que todos y cada uno de nosotros tenemos que hacer día a día. Y hay pocos días tan importantes, para nuestra labor de ciudadanos libres e iguales, como la de votar.
España funciona. Los españoles lo tenemos claro. Los ciudadanos les damos otra lección a los políticos. A ver si toman nota. Con una participación como la que se apunta, no se pueden cuestionar ni los resultados ni las legitimidades. El reparto de escaños será el que todos hayamos decidido y, a partir de ahí, sólo queda ponerse a trabajar y a mirar al futuro. Exactamente como nos pedían los partidos políticos como base para seguir progresando y mejorando.
Ese ya es un dato significativo. Los españoles estamos concienciados. Tenemos clara la importancia de unas elecciones. Tenemos claro que la democracia no es una construcción teórica difusa sino algo que todos y cada uno de nosotros tenemos que hacer día a día. Y hay pocos días tan importantes, para nuestra labor de ciudadanos libres e iguales, como la de votar.
España funciona. Los españoles lo tenemos claro. Los ciudadanos les damos otra lección a los políticos. A ver si toman nota. Con una participación como la que se apunta, no se pueden cuestionar ni los resultados ni las legitimidades. El reparto de escaños será el que todos hayamos decidido y, a partir de ahí, sólo queda ponerse a trabajar y a mirar al futuro. Exactamente como nos pedían los partidos políticos como base para seguir progresando y mejorando.
viernes, 7 de marzo de 2008
¡QUE JETA TIENEN!
Los mismos que creyeron que el incendio de Guadalajara era el Prestige del PSOE, los mismos que quisieron que el accidente del Cougar fuese el YAK de los socialistas, los mismos que han estado lamentrándose porque el 11M cambió unos resultados electorales que apuntaban en otro sentido sólo 24 horas antes, esos mismos, quieren ver que la historia les da una segunda oportunidad.
No me refiero a los dirigentes del Partido Popular, ni mucho menos. Aunque seguro que en Génova hay quien piensa así. Me refiero a esos militantes de base, simpatizantes radicales o simples desquiciados que abundan en el entorno de todas las formaciones. Y fijate que los populares podrían reproducir el comportamiento de los jerifaltes socialistas durante el 13 de marzo de 2004 y la tendríamos bien liada.
Ya se han producido las primeras concentraciones de ciudadanos con carteles contra ZP en ristre. No quiero ni pensar lo que puede pasar mañana como alguien o alguienes se empeñe en calentar la cuestión. Empiezo a pensar que las elecciones, en España, debían convocarse de un día para otro. ¡Eh, que mañana hay que votar!. Así nos evitaríamos espectáculos lamentables, apariciones sangrientas de los asesinos de turno, un montón de pasta y rollos macabeos como los que nos sueltan durante semanas los políticos.
Pero claro, no dejo de pensar que los mismos que hace 4 años decían que España se merecía un gobierno que no mintiese y que pedían castigar al PP por sus "mentiras" y que animaban a la gente a cambiar su voto para echar a los populares de Moncloa, son los mismos que hoy no han tardado ni 15 minutos en salir a la plaza para pedir que nadie cambie la intención de su voto. No vaya a ser.
Y lo dicen con la seguridad, la firmeza y la desfachatez de quien está seguro de que tiene un número de votos atado y bien atado que le garantiza cuatro años de futuro político. Lo dicen sin inmutarse, al tiempo que acuden a actos unitarios de todos los partidos. Lo dicen, si me apuran, a la salida de la capilla ardiente del asesinado. Lo dicen con esa boca retorcida por el mal gesto de quien se siente traicionado en sus planes en el último momento. Como si mañana no fuese la jornada de reflexión y dicha jornada no estuviese puesta, en el calendario electoral, justamente para eso, para reflexionar.
Soy consciente de que hace sólo unas horas yo mismo he dejado escrito que no debemos dejarnos influir por el atentado y no debemos cambiar el voto por este asesinato. Pero es que yo dije exactamente lo mismo hace 4 años. Exactamente. De hecho, me aplique el cuento, como este año. Y mira que me dolió entonces y me he arrepentido durante estos mismos 4 años. Creo en la coherencia, aunque a veces haya que explicarla. Y por eso critico lo que critico y propongo lo que propongo. Por eso no soy político, por mucho que me guste la política, que me gusta. Porque no me sale decir en cada momento lo que más conviene, sino lo que creo que tengo que decir, lo que me sale decir.
No me refiero a los dirigentes del Partido Popular, ni mucho menos. Aunque seguro que en Génova hay quien piensa así. Me refiero a esos militantes de base, simpatizantes radicales o simples desquiciados que abundan en el entorno de todas las formaciones. Y fijate que los populares podrían reproducir el comportamiento de los jerifaltes socialistas durante el 13 de marzo de 2004 y la tendríamos bien liada.
Ya se han producido las primeras concentraciones de ciudadanos con carteles contra ZP en ristre. No quiero ni pensar lo que puede pasar mañana como alguien o alguienes se empeñe en calentar la cuestión. Empiezo a pensar que las elecciones, en España, debían convocarse de un día para otro. ¡Eh, que mañana hay que votar!. Así nos evitaríamos espectáculos lamentables, apariciones sangrientas de los asesinos de turno, un montón de pasta y rollos macabeos como los que nos sueltan durante semanas los políticos.
Pero claro, no dejo de pensar que los mismos que hace 4 años decían que España se merecía un gobierno que no mintiese y que pedían castigar al PP por sus "mentiras" y que animaban a la gente a cambiar su voto para echar a los populares de Moncloa, son los mismos que hoy no han tardado ni 15 minutos en salir a la plaza para pedir que nadie cambie la intención de su voto. No vaya a ser.
Y lo dicen con la seguridad, la firmeza y la desfachatez de quien está seguro de que tiene un número de votos atado y bien atado que le garantiza cuatro años de futuro político. Lo dicen sin inmutarse, al tiempo que acuden a actos unitarios de todos los partidos. Lo dicen, si me apuran, a la salida de la capilla ardiente del asesinado. Lo dicen con esa boca retorcida por el mal gesto de quien se siente traicionado en sus planes en el último momento. Como si mañana no fuese la jornada de reflexión y dicha jornada no estuviese puesta, en el calendario electoral, justamente para eso, para reflexionar.
Soy consciente de que hace sólo unas horas yo mismo he dejado escrito que no debemos dejarnos influir por el atentado y no debemos cambiar el voto por este asesinato. Pero es que yo dije exactamente lo mismo hace 4 años. Exactamente. De hecho, me aplique el cuento, como este año. Y mira que me dolió entonces y me he arrepentido durante estos mismos 4 años. Creo en la coherencia, aunque a veces haya que explicarla. Y por eso critico lo que critico y propongo lo que propongo. Por eso no soy político, por mucho que me guste la política, que me gusta. Porque no me sale decir en cada momento lo que más conviene, sino lo que creo que tengo que decir, lo que me sale decir.
NO PUEDE SER
No puede ser que otra vez vayamos a votar con papeletas goteando sangre.
No puede ser que, cuatro años después, la campaña se vuelva a interrumpir abruptamente.
No puede ser que España esté condicionada, permanentemente, por lo que hagan los pistoleros.
No queremos que nos condicione la vida y la agenda, pero lo hace.
No queremos bailar a su son, pero lo hacemos.
Las fuerzas de seguridad trabajan a tope, pero no son infalibles. Matar es muy fácil.
No puede ser que ahora, haya miles de españoles repensando lo que debían tener pensado desde hace días.
Eso no es una jornada de reflexión, es una jornada de coacción, como la de hace 4 años. Como aquel 13 de marzo de 2004 que cambió España para siempre.
No puede ser. España y los españoles no nos merecemos esta vida. Y tenemos que tomar conciencia de ello, ya.
No puede ser que, cuatro años después, la campaña se vuelva a interrumpir abruptamente.
No puede ser que España esté condicionada, permanentemente, por lo que hagan los pistoleros.
No queremos que nos condicione la vida y la agenda, pero lo hace.
No queremos bailar a su son, pero lo hacemos.
Las fuerzas de seguridad trabajan a tope, pero no son infalibles. Matar es muy fácil.
No puede ser que ahora, haya miles de españoles repensando lo que debían tener pensado desde hace días.
Eso no es una jornada de reflexión, es una jornada de coacción, como la de hace 4 años. Como aquel 13 de marzo de 2004 que cambió España para siempre.
No puede ser. España y los españoles no nos merecemos esta vida. Y tenemos que tomar conciencia de ello, ya.
jueves, 6 de marzo de 2008
CON UN PAR
Los hechos históricos tienen que venir avalados por una frase sencilla de recordar. La Guerra de los Cien años (aunque durase 116), la Revolución Francesa, el crack del 29, la Gran Guerra, el New Deal,... Con las elecciones pasa un poco lo mismo. Las de 1982 fueron las del cambio, las de 1996 las de la dulce derrota. Éstas en las que estamos inmersos, casi ahogados, serán las de la niña de Rajoy, pasen o no a la historia.
La dichosa niña, con canal propio en Youtube, club de fans y Paco Lobatón lanzado en su búsqueda, es de lo más citado de esta campaña. Por encima de Aznar y de González, incluso. Se ha hablado más de ella que del 11-M y de la Guerra de Iraq y eso que Zapatero, Pepiño y demás voceros socialistas se han lanzado a desempolvar fantasmas plumero en ristre.
La niña es hija de su tiempo y sólo tiene padres. Más de uno, como sería normal hasta ahora, y más de dos, sumándonos a la estela de la legislatura zapateril de los matrimonios homosexuales. Para esta niña, todo es poco y ella ha querido tener media docena de padres. Que si Antonio (Sola, el nuevo gurú de Rajoy), que si Pedro (Arriola, el perpetuo), que si Carlos (Aragonés, el diputado fantasma y vocinglero), que si Mariano (Rajoy, el verbalizador de la susodicha), el caso es que la niña española que ha hecho olvidar a las infantas Leonor y Sofía es la niña sin rostro.
Nadie le pone cara, pero Rajoy, el decidor de la dichosa niña, la ha bautizado. Puestos a romper con las tradiciones, don Mariano ha dicho “yo paso de curas, iglesias, celebraciones y aguas benditas. La bautizo yo que para eso caminamos hacia una sociedad laica y necesito ponerme el primero en algo”. Y la ha bautizado. Y mira tu si podía haber echado un vistazo al citado Youtube y haber aprovechado el Rajodi que tanto éxito ha tenido. O haber tirado de historia para llamarla Viriata, por ejemplo. Pero no, Rajoy ha querido apostar a lo seguro y la ha llamado… Victoria Esperanza. Con dos cojones. Cuando Mariano se pone es la leche.
No conforme, va y nos lo explica. “Victoria por la victoria y Esperanza tras la victoria”.
Vuelvan a leerlo, hagan el favor.
Pos eso, que como no ganen, a la mierda la niña. Pero si ganan será el momento de la Esperanza… No entiendo nada, ¿pero el momento de la Esperanza no es si no llega la victoria y mandamos a la mierda a la niña Victoria Esperanza?. Me parece que Rajoy, que llevaba un poco bajo desde el lunes por la noche, vete tú a saber porqué, se ha metido algo. Claro, venga todo el mundo a decirle, Mariano te vemos bajo, Mariano te vemos bajo. Que Mariano ha dicho, coño, que mido casi 1’90. Pos te vemos bajo Mariano. Y mariano se ha metido un Farmatón y fijate.
La niña, Victoria Esperanza, a camino de remplazar a la Vice Todo como mujer del año, si antes no adopta la forma de plañidera… el mismo domingo por la noche.
La dichosa niña, con canal propio en Youtube, club de fans y Paco Lobatón lanzado en su búsqueda, es de lo más citado de esta campaña. Por encima de Aznar y de González, incluso. Se ha hablado más de ella que del 11-M y de la Guerra de Iraq y eso que Zapatero, Pepiño y demás voceros socialistas se han lanzado a desempolvar fantasmas plumero en ristre.
La niña es hija de su tiempo y sólo tiene padres. Más de uno, como sería normal hasta ahora, y más de dos, sumándonos a la estela de la legislatura zapateril de los matrimonios homosexuales. Para esta niña, todo es poco y ella ha querido tener media docena de padres. Que si Antonio (Sola, el nuevo gurú de Rajoy), que si Pedro (Arriola, el perpetuo), que si Carlos (Aragonés, el diputado fantasma y vocinglero), que si Mariano (Rajoy, el verbalizador de la susodicha), el caso es que la niña española que ha hecho olvidar a las infantas Leonor y Sofía es la niña sin rostro.
Nadie le pone cara, pero Rajoy, el decidor de la dichosa niña, la ha bautizado. Puestos a romper con las tradiciones, don Mariano ha dicho “yo paso de curas, iglesias, celebraciones y aguas benditas. La bautizo yo que para eso caminamos hacia una sociedad laica y necesito ponerme el primero en algo”. Y la ha bautizado. Y mira tu si podía haber echado un vistazo al citado Youtube y haber aprovechado el Rajodi que tanto éxito ha tenido. O haber tirado de historia para llamarla Viriata, por ejemplo. Pero no, Rajoy ha querido apostar a lo seguro y la ha llamado… Victoria Esperanza. Con dos cojones. Cuando Mariano se pone es la leche.
No conforme, va y nos lo explica. “Victoria por la victoria y Esperanza tras la victoria”.
Vuelvan a leerlo, hagan el favor.
Pos eso, que como no ganen, a la mierda la niña. Pero si ganan será el momento de la Esperanza… No entiendo nada, ¿pero el momento de la Esperanza no es si no llega la victoria y mandamos a la mierda a la niña Victoria Esperanza?. Me parece que Rajoy, que llevaba un poco bajo desde el lunes por la noche, vete tú a saber porqué, se ha metido algo. Claro, venga todo el mundo a decirle, Mariano te vemos bajo, Mariano te vemos bajo. Que Mariano ha dicho, coño, que mido casi 1’90. Pos te vemos bajo Mariano. Y mariano se ha metido un Farmatón y fijate.
La niña, Victoria Esperanza, a camino de remplazar a la Vice Todo como mujer del año, si antes no adopta la forma de plañidera… el mismo domingo por la noche.
martes, 4 de marzo de 2008
PARA QUÉ QUEREMOS LOS DEBATES
Vivo en un país llamado España, o al menos eso creía a esta campaña electoral.
No es que haya perdido el juicio, o sí. Es que, después de haber visto íntegros, completos, sin interrupciones y con la máxima atención los dos debates entre Zapatero y Rajoy, entre Rajoy y Zapatero, tengo la impresión de que los españoles y yo hemos visto dos debates diferentes.
Ya en el primero salí con la impresión de que Rajoy había estado mejor. Más claro en su exposición, más moderado, con más argumentos, más tranquilo. No es que Zapatero estuviese mal, no. Pero me pareció, como casi siempre, más pendiente de decir lo correcto que de decir la verdad. Es cierto que ambos se enredaron demasiado en las cuestiones del pasado, pero, por una vez, tuve la impresión de que Rajoy abría una ventana hacia el futuro, mientras que Zapatero seguía enseñándome la misma habitación en la que vivimos desde hace 4 años y que, necesariamente, necesita una manita de pintura, cambiar algún mueble, bombillas de bajo consumo, acuchillar el parqué,...
Pero claro, veo los sondeos posteriores y me hago el hara-kiri. ¿Qué debate han visto el resto de los españoles que, rozando la unanimidad, aseguran que ganó Zapatero con claridad?, me pregunto. Al día siguiente y en los sucesivos, voy leyendo los periódicos y oyendo varias opiniones, en público y en privado, y me doy cuenta de que la cosa no estaba tan clara. Que, los más entusiastas defensores de Zapatero y los más críticos de Rajoy, reconocen que la cosa estuvo muy igualada. Si acaso un poquito mejor el presidente, pero poca cosa.
Vale, estoy en otro país, pero no tanto.
Pero claro, llegamos al segundo y, desde la misma intervención inicial tengo la conciencia clara de que Rajoy domina la situación, que lleva la iniciativa. Minutos después me reafirmo y voy más allá, Zapatero está molesto, incómodo (y mal maquillado, se le notan las ojeras y el bigote) y está deseando que acabe el debate, la campaña, que se celebren las elecciones, volver a ganar y ver a Rajoy y a otros tantos del PP desfilar hacia el retiro mientras el sigue en Moncloa con la confianza de los españoles. Por momentos me recuerda a aquel González que daba la impresión de estar molesto con los ingratos españoles que no sabían agradecer lo mucho que estaba haciendo por ellos y que le obligaban, cada cierto tiempo, no sólo a presentarse a unas elecciones, si no a ganarlas para seguir gobernando.
Zapatero, por estrategia o no, empieza a interrumpir a Rajoy constantemente, a meterse en sus intervenciones y a tratar de romper el ritmo, como los equipos italianos. Olga Viza, fántástica toda la noche, ve la puerta abierta a la posibilidad de un debate de verdad y deja jugar, como los árbitros ingleses. Pero ni por esas. Rajoy lo tiene claro y como el Manchester de los mejores años, o el Madrid de los galácticos o el Barça del mejor Ronaldinho sigue a lo suyo. Y lo suyo, esta noche, es hacer cuantos más goles mejor. Zapatero tiene lapsus ("ahora vamos a hablar de Andalucia", dice en un momento tras un par de segundos eternos de silencio mirando a los papeles. Zapatero llega a expulsar saliva de la propia tensión que está acumulando. Zapatero no liga un discurso certero en su despedida, no sabe donde terminarlo, no sabe que ha dicho ya y que le queda por decir. Sólo cuando llega al manido Buenas noches y Buena suerte se sonríe. "Uf, por fín, he llegado al final", debió pensar.
Pero incluso ahí, completó su estrategia. Durante el parlamento final de Rajoy, con recordatorio de esa niña que tanto juego ha dado y que él lleva en su cabeza y en su corazón se intuyen los respingos de Zapatero y los meneos de cabeza. Para mí, lo tengo claro, ha ganado Rajoy. Con claridad y sin matices.
...
Pues no. Los españoles consideran, con más claridad que hace una semana, que Zapatero ha sido el rotundo vencedor.
Y yo ya no sé en que país vivo. Les voy a decir una cosa (que diría Alsina), he visto los debates por convicción democrática, porque creía y creo que son interesantes y porque era de los pocos que creía que podrían valer para decidir el voto de los indecisos. Y me he dado cuenta que sólo han servido para reforzar cada uno de los electorados. Hemos dado un paso, tenemos debates que, aunque ya dije que no son un derecho de los ciudadanos, si me parecen un elemento interesante en unas elecciones democráticas. Pero nos falta un largo trecho para saber que hacer con ellos.
No es que haya perdido el juicio, o sí. Es que, después de haber visto íntegros, completos, sin interrupciones y con la máxima atención los dos debates entre Zapatero y Rajoy, entre Rajoy y Zapatero, tengo la impresión de que los españoles y yo hemos visto dos debates diferentes.
Ya en el primero salí con la impresión de que Rajoy había estado mejor. Más claro en su exposición, más moderado, con más argumentos, más tranquilo. No es que Zapatero estuviese mal, no. Pero me pareció, como casi siempre, más pendiente de decir lo correcto que de decir la verdad. Es cierto que ambos se enredaron demasiado en las cuestiones del pasado, pero, por una vez, tuve la impresión de que Rajoy abría una ventana hacia el futuro, mientras que Zapatero seguía enseñándome la misma habitación en la que vivimos desde hace 4 años y que, necesariamente, necesita una manita de pintura, cambiar algún mueble, bombillas de bajo consumo, acuchillar el parqué,...
Pero claro, veo los sondeos posteriores y me hago el hara-kiri. ¿Qué debate han visto el resto de los españoles que, rozando la unanimidad, aseguran que ganó Zapatero con claridad?, me pregunto. Al día siguiente y en los sucesivos, voy leyendo los periódicos y oyendo varias opiniones, en público y en privado, y me doy cuenta de que la cosa no estaba tan clara. Que, los más entusiastas defensores de Zapatero y los más críticos de Rajoy, reconocen que la cosa estuvo muy igualada. Si acaso un poquito mejor el presidente, pero poca cosa.
Vale, estoy en otro país, pero no tanto.
Pero claro, llegamos al segundo y, desde la misma intervención inicial tengo la conciencia clara de que Rajoy domina la situación, que lleva la iniciativa. Minutos después me reafirmo y voy más allá, Zapatero está molesto, incómodo (y mal maquillado, se le notan las ojeras y el bigote) y está deseando que acabe el debate, la campaña, que se celebren las elecciones, volver a ganar y ver a Rajoy y a otros tantos del PP desfilar hacia el retiro mientras el sigue en Moncloa con la confianza de los españoles. Por momentos me recuerda a aquel González que daba la impresión de estar molesto con los ingratos españoles que no sabían agradecer lo mucho que estaba haciendo por ellos y que le obligaban, cada cierto tiempo, no sólo a presentarse a unas elecciones, si no a ganarlas para seguir gobernando.
Zapatero, por estrategia o no, empieza a interrumpir a Rajoy constantemente, a meterse en sus intervenciones y a tratar de romper el ritmo, como los equipos italianos. Olga Viza, fántástica toda la noche, ve la puerta abierta a la posibilidad de un debate de verdad y deja jugar, como los árbitros ingleses. Pero ni por esas. Rajoy lo tiene claro y como el Manchester de los mejores años, o el Madrid de los galácticos o el Barça del mejor Ronaldinho sigue a lo suyo. Y lo suyo, esta noche, es hacer cuantos más goles mejor. Zapatero tiene lapsus ("ahora vamos a hablar de Andalucia", dice en un momento tras un par de segundos eternos de silencio mirando a los papeles. Zapatero llega a expulsar saliva de la propia tensión que está acumulando. Zapatero no liga un discurso certero en su despedida, no sabe donde terminarlo, no sabe que ha dicho ya y que le queda por decir. Sólo cuando llega al manido Buenas noches y Buena suerte se sonríe. "Uf, por fín, he llegado al final", debió pensar.
Pero incluso ahí, completó su estrategia. Durante el parlamento final de Rajoy, con recordatorio de esa niña que tanto juego ha dado y que él lleva en su cabeza y en su corazón se intuyen los respingos de Zapatero y los meneos de cabeza. Para mí, lo tengo claro, ha ganado Rajoy. Con claridad y sin matices.
...
Pues no. Los españoles consideran, con más claridad que hace una semana, que Zapatero ha sido el rotundo vencedor.
Y yo ya no sé en que país vivo. Les voy a decir una cosa (que diría Alsina), he visto los debates por convicción democrática, porque creía y creo que son interesantes y porque era de los pocos que creía que podrían valer para decidir el voto de los indecisos. Y me he dado cuenta que sólo han servido para reforzar cada uno de los electorados. Hemos dado un paso, tenemos debates que, aunque ya dije que no son un derecho de los ciudadanos, si me parecen un elemento interesante en unas elecciones democráticas. Pero nos falta un largo trecho para saber que hacer con ellos.
lunes, 3 de marzo de 2008
PARA SEGUIR ENTRE LOS MEJORES
A falta de lo que digamos los españoles el domingo, las cosas parecen estar bastante claras. Salvo gran cagada, va a dar lo mismo lo que ocurra esta noche en el segundo debate Zapatero-Rajoy. La igualdad que daban las encuestas hace un mes, con la del CIS como principal abanderado, se ha ido decantando.
Tengo para mi que esa igualdad no era tal. Unos y otros estaban interesados en “vender” que el empate era la situación real. Unos movilizaban a los suyos, una movilización que necesitaban de verdad. Los otros, vendían esperanza y euforia entre los suyos a partes iguales. Nunca he creído demasiado en los sondeos (en realidad, sólo respeto los de Ipsos, que se han demostrado certeros en los últimos 15 años). Pero, sinceramente creo, que todo está decidido. Sólo un indeseable terremoto como el de hace 4 años podría cambiar o agudizar las cosas.
Haré referencia a algunos puntos de esos que a los que todos acudiremos dentro de una semana para explicar lo que ha ocurrido.
Nunca un partido ha perdido la re-elección la primera vez que opta a ella. Es lógico, los españoles somos de lentos rumiares y no nos gustan los cambios drásticos de un día para otro. Salvo en 1986, siempre el candidato a la re-elección ha obtenido mejor resultado. Nunca, salvo en las dos victorias de UCD a finales de los 70, un partido ha repetido porcentaje de voto de unas elecciones a las siguientes.
Con estos datos, y alguno más, lo lógico sería que Zapatero ganase las elecciones del 9 de marzo y que lo hiciese con un resultado algo mejor que hace 4 años. Si a ello sumamos las circunstancias electorales que vivimos, la polarización enorme forzada desde el PSOE y desde el PP, lo más lógico sería pensar que el PSOE va a ganar con un porcentaje de voto que puede rondar el 43-44 por ciento y un número de escaños que se va a mover entre los 165 y los 170. [Lo pongo aquí y ahora por escrito, pero está reflejado también en una porra privada que hicimos unos amigos hace 10 días, recién hincada la campaña electoral].
El PP va a aguantar razonablemente el tirón. Se moverá en parámetros parecidos a los actuales y se moverá entre los 145 y 150 escaños. Eso será bueno para el PP y, parcialmente, para la democracia. La oposición será firme y con peso. Pero puede suponer un freno para la necesaria renovación. El PP necesita un cambio a fondo, el mismo que necesitaba el PSOE tras la salida de González. No seré yo quien diga que ese cambio pasa por sustituir a Rajoy, un tipo sensato y moderado que ha hecho mucho bien a este país, pero me temo que tendrá que dejar paso a otras personas. Ojala acierte el PP en la elección de sus nuevos hombres y mujeres.
Con un poco de suerte, de un resultado como el descrito, los españoles nos podremos beneficiar de varias situaciones favorables.
1.- El PSOE podrá gobernar sin demasiadas ataduras. Lo mismo así, Zapatero asienta la cabeza y se deja de hacer experimentos con gaseosa y a poner en cuestión los temas fundamentales de cualquier sociedad.
2.- Los nacionalistas quedarán arrinconados en el congreso, con poco peso específico y sin demasiada influencia en la vida política nacional. A lo mejor así, se pueden modernizar las reglas del juego y evitar situaciones indeseables como las que vivimos cíclicamente en España.
3.- El PP debería plantearse una modernización en serio y la recuperación de una cierta moderación que se ha mostrado imprescindible para contar con ellos para alternar el poder. Yo soy de esos pocos miles de españoles que, en contra de lo que dicen los analistas, nos movemos entre el PP y el PSOE de elección en elección. Que buscamos siempre lo mejor para nuestra sociedad y que procuramos evitar estancias prolongadas en el poder que sólo sirven para deteriorar la situación. Pero para seguir en esa línea, necesitamos alternativas sólidas, moderadas y creíbles en ambos partidos. Por favor.
4.- Y, sobre todo, podremos pasar página de seis años tensos, crispados, revoltosos,… Años en los que en España no se ha podido hablar de política sin ver muy malas caras y sin oír muchos gritos. Años en los que hemos sacado todos lo peor de nosotros mismos, acusando de ello al de enfrente y sin reconocer ningún error en nuestros planteamientos.
En realidad, este último punto es el fundamental. Al menos para mí. Mi única obsesión es que el resultado del domingo que viene sea claro. Que permita formar un gobierno sólido y que provoque una renovación del partido de la oposición. Sólo así, creo yo, España podrá pasar página de esta situación desagradable en la que nos hemos ido enfangando todos y que nos ha hecho perder unos cuantos años en mirarnos de reojo en lugar de mirar hacia el futuro y prepararnos para él. Sólo así, recuperaremos la unión de todos para seguir entre los mejores.
Tengo para mi que esa igualdad no era tal. Unos y otros estaban interesados en “vender” que el empate era la situación real. Unos movilizaban a los suyos, una movilización que necesitaban de verdad. Los otros, vendían esperanza y euforia entre los suyos a partes iguales. Nunca he creído demasiado en los sondeos (en realidad, sólo respeto los de Ipsos, que se han demostrado certeros en los últimos 15 años). Pero, sinceramente creo, que todo está decidido. Sólo un indeseable terremoto como el de hace 4 años podría cambiar o agudizar las cosas.
Haré referencia a algunos puntos de esos que a los que todos acudiremos dentro de una semana para explicar lo que ha ocurrido.
Nunca un partido ha perdido la re-elección la primera vez que opta a ella. Es lógico, los españoles somos de lentos rumiares y no nos gustan los cambios drásticos de un día para otro. Salvo en 1986, siempre el candidato a la re-elección ha obtenido mejor resultado. Nunca, salvo en las dos victorias de UCD a finales de los 70, un partido ha repetido porcentaje de voto de unas elecciones a las siguientes.
Con estos datos, y alguno más, lo lógico sería que Zapatero ganase las elecciones del 9 de marzo y que lo hiciese con un resultado algo mejor que hace 4 años. Si a ello sumamos las circunstancias electorales que vivimos, la polarización enorme forzada desde el PSOE y desde el PP, lo más lógico sería pensar que el PSOE va a ganar con un porcentaje de voto que puede rondar el 43-44 por ciento y un número de escaños que se va a mover entre los 165 y los 170. [Lo pongo aquí y ahora por escrito, pero está reflejado también en una porra privada que hicimos unos amigos hace 10 días, recién hincada la campaña electoral].
El PP va a aguantar razonablemente el tirón. Se moverá en parámetros parecidos a los actuales y se moverá entre los 145 y 150 escaños. Eso será bueno para el PP y, parcialmente, para la democracia. La oposición será firme y con peso. Pero puede suponer un freno para la necesaria renovación. El PP necesita un cambio a fondo, el mismo que necesitaba el PSOE tras la salida de González. No seré yo quien diga que ese cambio pasa por sustituir a Rajoy, un tipo sensato y moderado que ha hecho mucho bien a este país, pero me temo que tendrá que dejar paso a otras personas. Ojala acierte el PP en la elección de sus nuevos hombres y mujeres.
Con un poco de suerte, de un resultado como el descrito, los españoles nos podremos beneficiar de varias situaciones favorables.
1.- El PSOE podrá gobernar sin demasiadas ataduras. Lo mismo así, Zapatero asienta la cabeza y se deja de hacer experimentos con gaseosa y a poner en cuestión los temas fundamentales de cualquier sociedad.
2.- Los nacionalistas quedarán arrinconados en el congreso, con poco peso específico y sin demasiada influencia en la vida política nacional. A lo mejor así, se pueden modernizar las reglas del juego y evitar situaciones indeseables como las que vivimos cíclicamente en España.
3.- El PP debería plantearse una modernización en serio y la recuperación de una cierta moderación que se ha mostrado imprescindible para contar con ellos para alternar el poder. Yo soy de esos pocos miles de españoles que, en contra de lo que dicen los analistas, nos movemos entre el PP y el PSOE de elección en elección. Que buscamos siempre lo mejor para nuestra sociedad y que procuramos evitar estancias prolongadas en el poder que sólo sirven para deteriorar la situación. Pero para seguir en esa línea, necesitamos alternativas sólidas, moderadas y creíbles en ambos partidos. Por favor.
4.- Y, sobre todo, podremos pasar página de seis años tensos, crispados, revoltosos,… Años en los que en España no se ha podido hablar de política sin ver muy malas caras y sin oír muchos gritos. Años en los que hemos sacado todos lo peor de nosotros mismos, acusando de ello al de enfrente y sin reconocer ningún error en nuestros planteamientos.
En realidad, este último punto es el fundamental. Al menos para mí. Mi única obsesión es que el resultado del domingo que viene sea claro. Que permita formar un gobierno sólido y que provoque una renovación del partido de la oposición. Sólo así, creo yo, España podrá pasar página de esta situación desagradable en la que nos hemos ido enfangando todos y que nos ha hecho perder unos cuantos años en mirarnos de reojo en lugar de mirar hacia el futuro y prepararnos para él. Sólo así, recuperaremos la unión de todos para seguir entre los mejores.
domingo, 2 de marzo de 2008
DE LA MISMA MADRE, DE DISTINTO PADRE
Yo soy antifascista y no tengo nada que ver con la gentuza que la lía, un día sí y otro también, con el torticero argumento de "reventar" un acto organizado por los fascistas.
Nos acostumbramos a leer ciertas cosas, a escucharlas, y terminamos por asumirlas como lógicas y razonables cuando no lo son. Ya está bien de que esos grupos de ultra-izquierda, violentos como el que más, organizados para montar la gresca, displicentes con la autoridad y con las fuerzas del orden y claramente insolidarios con el resto de los ciudadanos a los que destrozan sus bienes y su vida sean calificados como antifascistas.
El antifascismo es algo razonable, loable incluso. Y estos mequetrefes no se pueden beneficiar de esa calificación. Son radicales. Son impresentables. Son violentos, agresivos al menos. Y hay que tener mucha jeta o muchas ganas de justificar lo injustificable para calificarlos como antifascistas. No señores, no. Antifascistas fue buena parte de la Europa de los cuarenta y anda que no les costó quitarse de encima la pastosa y pegajosa presencia del fascismo en esplendor.
No, esos niñatos y no tan niñatos no son antifascistas. Son ultraizquierdistas violentos y merecen exactamente el mismo tratamiento que los fascistas, porque son exactamente lo mismo. Hijos de la misma madre pero de distintos padres,... o no tan distintos.
Nos acostumbramos a leer ciertas cosas, a escucharlas, y terminamos por asumirlas como lógicas y razonables cuando no lo son. Ya está bien de que esos grupos de ultra-izquierda, violentos como el que más, organizados para montar la gresca, displicentes con la autoridad y con las fuerzas del orden y claramente insolidarios con el resto de los ciudadanos a los que destrozan sus bienes y su vida sean calificados como antifascistas.
El antifascismo es algo razonable, loable incluso. Y estos mequetrefes no se pueden beneficiar de esa calificación. Son radicales. Son impresentables. Son violentos, agresivos al menos. Y hay que tener mucha jeta o muchas ganas de justificar lo injustificable para calificarlos como antifascistas. No señores, no. Antifascistas fue buena parte de la Europa de los cuarenta y anda que no les costó quitarse de encima la pastosa y pegajosa presencia del fascismo en esplendor.
No, esos niñatos y no tan niñatos no son antifascistas. Son ultraizquierdistas violentos y merecen exactamente el mismo tratamiento que los fascistas, porque son exactamente lo mismo. Hijos de la misma madre pero de distintos padres,... o no tan distintos.
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