Cuando dos libertades colisionan se genera uno de los conflictos más complicados de la democracia. Sólo los tribunales tienen potestad para dirimir esa colisión. Esta vez, creo yo, los tribunales se han equivocado.
Tal vez la demanda estaba mal planteada o mal sustanciada o mal argumentada o mal defendida. O todo ello junto. Pero creo que los tribunales se han equivocado.
Desde hace unos años, hemos vivido en España, por diferentes motivos, una serie de situaciones en las que se está consolidando la sensación de que la llamada libertad de expresión es poco menos que hegemónica. Cualquiera tiene la facultad de decir lo que quiera, de quien quiera, donde quiera y como quiera, y no pasa nada. Da lo mismo las consecuencias que tenga, el daño que haga o como afecte al resto de la sociedad. La libertad de expresión es ilimitable, incontrolable, omnímoda.
Es un error.
Siempre se ha dicho que tu libertad termina donde comienza la mía. Últimamente, los tribunales se empeñan en alejar esa frontera de la libertad de expresión para acercarla a los que sufren y padecen esa interpretación expansiva de la libertad de expresión.
No pretendo poner en pie de igualdad situaciones objetivamente diferentes, pero llevamos años viendo que cualquiera puede elogiar a terroristas, homenajearles incluso, sin que los tribunales actúen contra ellos. Están en el legítimo uso de su libertad de expresión, dicen. Creo que es más que cuestionable y la salud de la democracia necesita cuestionarlo.
Ahora hemos conocido otra decisión judicial que me pone los pelos de punta, por otros pero parecidos motivos. Un juzgado de Toledo acaba de desestimar la demanda de Telma Ortiz Rocasolano y su pareja para que se proteja su intimidad. A muchos, sobre todo a muchos medios de comunicación, les parece correcto y adecuado. Vaya por dios. Consideran que una decisión en otro sentido hubiese sido una especie de censura preventiva. Desde que se desató la guerra de Iraq, todo lo que suene a algo preventivo está estigmatizado. Los juegos de palabras tienen estos peligros.
No se trata de censura preventiva, creo yo, se trata de un derecho y de una libertad. Por favor. Es bien cierto que a Telma Ortiz, a su pareja y a cualquier otro ciudadano le cabe siempre la posibilidad de volver a los tribunales cuando considere violado un derecho, faltaría más. Pero seguro que ya será tarde.
Poner ejemplos siempre tiene riesgos, pero me voy a arriesgar. Las órdenes de alejamiento, en los casos de violencia contra las mujeres, son vistas como algo razonable. El objetivo es evitar agresiones inhumanas y hasta asesinatos. En casos como el de Telma Ortiz, y otros muchos, podemos estar en situaciones parecidas. Si a esta mujer le "roban" determinadas imágenes de su vida privada, a la que tiene todo el derecho del mundo, los jueces pueden condenar a los "ladrones", pero el daño ya estará hecho.
¿Alguien se imagina no poder salir de casa sin que decenas de indocumentados te rodeen con cámaras y micrófonos?. ¿Alguien se imagina lo que es ver fotos tuyas y comentarios sobre tu vida, sobre donde compras, sobre con quien comes, en cualquier publicación?. ¿Alguien se imagina lo que puede cambiar tu vida, simplemente porque tu hermana, tu hermano, tu padre, tu madre, o el vecino de arriba se convierte en un personaje público?. ¿Dónde vamos a llegar?.
Creo, sinceramente, que buena parte de la convivencia en una sociedad se basa en el respeto entre todos y cada uno de los miembros de esa sociedad. Y creo, sinceramente, que todos estos chisgarabís (supuestos periodistas, supuestos fotógrafos, supuestos medios de comunicación, supuestos ciudadanos -que compran revistas y ven la basura de la televisión-) ni tienen respeto ni saben lo que es. Lo peor es que la justicia les está dando la razón. LAMENTABLE.
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Para que no quede duda, yo soy periodista y me da vergüenza esta situación. La libertad de expresión es para otras cosas, tiene otro interés y otra función social.
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1 comentario:
Telma Ortiz
La decisión de la Juez es correcta, está mal planteada la denuncia y no puede ir contra la libertad de expresión negandoselo a los imputados y por defecto autorizandolo a los no demandados. Creo que esta Sra. ha sido mal aconsejada ó ha tomado una decisión equivocada. Si entiende que sufre acoso, debe ir contra la persona o Sociedad que le acosa, no contra todos. Cuando el Fiscal no quiso pronunciarse, estaba clara la sentencia. Tendrá que preocuparse de que los demandados, no la demanden a ella ahora.
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