"ETA es el principal obstáculo para que el pueblo vasco haga su camino. ETA sobra, estorba y, además, mata". Ésta, entre otras lindezas, dijo ayer el individuo que dirige el gobierno vasco. Y no se le movió un músculo ni se le descolocó un pelo.
El tal Ibarretxe, Juan José para más señas, lleva 10 años, que se dice pronto, con su política de martillo pilón, jodiendo la marrana a los vascos y a los españoles. ¡Qué tío!. Si algo hay que reconocerle es contumacia, persistencia. Es el tío más pesao que, seguramente, hayamos conocido. Y de ello hace bandera.
Tengo claro que lo que yo pueda decir va a valer más bien para casi nada. Pero voy a decirlo. Este tal Ibarretxe, el Juanjo, es el que sobra, el que estorba en este momento. Si han visto "El crepúsculo de los Dioses" sabrán de que les hablo. Le pasa un poco como a Norma Desmond, salvando las distancias. Su tiempo ha pasado, si es que alguna vez fue su tiempo, pero ellos no se enteran. Quieren seguir creyendo que el mundo es como fue. Que sigue girando en torno a ellos. Que sin ellos, nada es lo mismo. Y, como tienen cuatro palmeros que les siguen enchufando con la cámara, que les siguen sirviendo de choferes, asistentes, cocineros y lo que se tercie, pues ellos siguen encerrados en su corredor sin retorno sin enterarse de nada.
De vez en cuando, asoma algún aspirante a nada que les hace el juego durante un rato y ellos vuelven a desplegar su cola multicolor de pavo real, sin darse cuenta de que los colores se han marchitado, buena parte de las plumas se han caído y lo que perdura es una suerte de ajado esqueleto sin forma ni atractivo. No son nada. Nunca lo fueron. Han ocupado sus cinco minutos de gloria, esos que Andy Warhol otorgó a todos los miembros de la humanidad, y, descabalgados de ellos, quieren que el mundo deje de girar.
Ibarretxe, vete cogiendo la bici y, con esa firmeza de carácter de la que te gusta presumir, ponte a darle al pedal hasta que Euskadi sea un territorio con verdadera libertad, para todos. Entre tanto, no te bajes, por favor. Creo que sólo así Euskadi y España podrán afrontar un futuro esperanzador que pasa, ineludiblemente, por de rro tar a ETA y a sus asesinos. Sí, asesinos.
Porque, entiendelo Juanjo, ETA no mata. Matar mata el cáncer, matan algunas bacterias, mata la falta de oxígeno. ETA no mata. ETA a se si na. ¿Te enteras?. A ver si vamos llamando a las cosas por su nombre. Facineroso.
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