"Si una persona que debe tomar un medicación por un problema mental deja de tomarla y mata a alguien, no se trata de seguridad ciudadana, al igual que si una mujer maltratada no denuncia y termina siendo asesinada". Aunque no se lo crea, esto lo ha dicho, así, sin anestesia ni nada, la Delegada del Gobierno en Madrid, Soledad Mestre.
Supongo que usted, como yo, tiene claro que una muerte violenta, siempre es un caso de seguridad ciudadana. Para ser honrados, tengo que decir que la señora Delegada ha aclarado que, a lo que se refiere, es que en los casos descritos en el entrecomillado de principio, las autoridades no pueden hacer gran cosa porque son hechos sobrevenidos, que no se pueden prever y que, por lo tanto, no se puede contemplar una posible actuación de las fuerzas del orden con antelación. Y eso, puede ser cierto. Pero, claro, tampoco se puede pensar, por adelantado que en una discoteca se va a producir una riña que degenere en pelea y que acabe con un apuñalamiento. Pero ocurre, y se trata de una cuestión de seguridad ciudadana.
Normalmente, las fuerzas del orden no saben, con antelación, cuando se va a producir una entrega de droga, por eso no pueden actuar, pero también se trata de una cuestión de seguridad ciudadana. Los casos serían numerosos. Pensemos que, llevado al extremo el razonamiento de Soledad Mestre, podríamos llegar al absurdo de que sólo se considerasen asuntos de seguridad ciudadana las manifestaciones, los actos públicos multitudinarios (partidos de fútbol, corridas de toros, conciertos de música,...) y la vigilancia de edificios oficiales.
Es más, los atentados del 11-M quedarían fuera de esa catalogación. No había un riesgo prefijado con claridad, no existía ninguna denuncia previa, no había ninguna posibilidad de que las fuerzas del orden actuasen por adelantado para evitar la comisión del delito, ergo no hay caso de seguridad ciudadana. Mal vamos.
Mire usted, señora Delegada. Creo entender cual es el sentido de sus palabras y no quiero pensar que lo que usted está pensando (usted y su Gobierno) es en sacar todas esas muertes (las de violencia doméstica, violencia en la familia y similares) de las estadísticas de muertes violentas y, por lo tanto, de los datos de seguridad en nuestras ciudades. No puedo ni quiero pensarlo.
Evidentemente, si una mujer es maltratada por su pareja y no denuncia. Los vecinos oyen todos los días las peleas y no dicen nada. La familia sabe lo que está ocurriendo y mira para otro lado. Evidentemente, en ese caso ella, sus vecinos y su familia tienen mucho de que avergonzarse. Pero eso no quita para que se trate de un tema de seguridad ciudadana.
En mi opinión, la seguridad ciudadana tiene mucho de percepción subjetiva, más allá de los fríos datos que arrojan todas las estadísticas. Mi percepción personal de la seguridad en las calles de nuestras ciudades es realmente buena. Pero es cierto que hay zonas que evito, yo como todos. Y le voy a decir una cosa más a la señora Mestre. Cuando paseo por la calle y veo Policía y/o Guardia Civil, mi sensación de seguridad se dispara. Me siento tranquilo, relajado, seguro. Y sobre eso, usted y las autoridades en general si pueden hacer muchas cosas.
Dejen de jugar con las definiciones y las estadísticas y tomen medidas de verdad. En la misma rueda de prensa en la que ha hecho esas desafortunadas afirmaciones ha anunciado usted que van a duplicar el número de efectivos policiales en las calles. Bien. Que va a haber más patrullas por las calles. Bien. Que se va a reducir el tiempo de respuesta a las llamadas de los ciudadanos. Bien. Por esos caminos si vamos bien. Y no pretenda echarnos a los ciudadanos las culpas de muchas de las muertes violentas que ocurren todas las semanas.
Así, no nos sentimos seguros.
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2 comentarios:
Pues la verdad, es que estoy en acuerdo con usted sobre el hecho de que ahora con usar la técnica de marketing de vender una cosa por otra arregla muchas cosas vergonzosas como que entre todos con las autoridades a la cabeza, no sepamos convivir mejor y haya cada vez más muertes violentas. No obstante, he de apartarme de su punto de vista totalmente cuando dice que la presencia policial le da a usted más seguridad y por derivación, yo lector, entiendo que ello implica que no sólo se siente usted más seguro, cuestión del todo subjetiva, sino que en realidad así debe de ser, esto ya con más carga objetiva. Yo no entiendo en una sociedad democrática en la que se le pide responsabilidad de actos a sus ciudadanos pues no están bajo un régimen de actuación impuesta y única (ahí sí tiene sentido una presencia de las fuerzas para mantener esta conducta y no otra), no entiendo, insisto, que alguien deba mostrar o, más allá, imponer con su presencia que en efecto se cumplen las reglas de convivencia. Al contrario a quien se le otorga libertad para vivir con responsabilidad hay que primero enseñarle a ello, segundo propiciar y apoyar que así se conduzca y tercero, en caso de que no se haya cumplido alguna o ambas de las anteriores, corregir su conducta verdaderamente para que pueda usar esa formación que le permita, en libertad, actuar con responsabilidad y respeto a los demás. El juego más simple al que jugábamos de niños, ahora los niños y adolescentes ya apenas juegan inmersos como están en "sus cosas", era entre "buenos" y "malos" sin saber muy bien quien y por qué ocupaba un lugar u otro. Pues bien, tal pueril estructura mental no puede dejar de sorprender cuando se reproduce en el mundo de los adultos y, más aún, en el de los que dirigen "el cotarro". Vamos, que los maltratadores no son unos seres que surgen de la nada sin pasado ni presente alguno con el único objeto de ser los malos de la historia como si de una alimaña imaginaria más se tratase. Y si así y sólo así fuera, lo lamento mucho, pero el único medio sería eliminarlos y punto, como hacemos con cucarachas u otros bichos similares sin más. Pero no es el caso. Esas personas son miembros de esta sociedad que, por alguna razón, no saben o no pueden conducirse de otra manera, o no quieren. Pero todas estas posibilidades vienen de algo, razones, estas sí más laboriosas de afrontar que una simple detención e internación por parte de la "presente" fuerza del orden. Ya está bien. Lo siento por lo injusto de la afirmación generalista, pero no me creo que los maltratadores sean simplemente malos, ni que las víctimas y su entorno, sean simplemente "los buenos". Cada quien que revise sus actos y actúe con responsabilidad que con ello y manteniendo el orden de respeto y responsabilidad entre todos, esos cuerpos harán muy bien su trabajo que es mantener el entorno de libre y responsable pero no inquisitorial conducta.
http://www.joseluisfernandeziglesias.com/guia-estilo-discapacidad
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