viernes, 4 de abril de 2008

¡DEJADME SOLO!

La legislatura recién superada fue la del talante. Esa fue la divisa con la que Zapatero llegó a Moncloa y la que estuvo reiterando en casi todos sus discursos como el mantra que España necesitaba. A legislatura nueva, nuevo mensaje. Esta vez, el mantra parece ser ¡Dejadme solo!.
La campaña fue tan personalista que hasta los atriles tenían la forma de la inicial del candidato. El primer nombramiento no sólo fue en solitario sino que se apoyó en parámetros de amistad y proximidad personal. Sin solución de continuidad, Zapatero lanzó el mensaje de que no pasaba nada por no conseguir la elección de Bono en la primera votación. Si no quieren a Bono, que no le voten. Ya saldrá en segunda votación. Y así fue.
Como Zapatero nunca quiere ser menos que nadie, dio instrucciones a Blanco para que no buscase el apoyo de otras fuerzas de cara a su investidura. No me importa ser elegido por mayoría simple. Y Blanco empezó a reunirse con todos los posibles socios... para nada. Ni les decía nada, ni les pedía nada. Para que coño nos han citado, salían diciendo los sucesivos portavoces. Para la foto, contestaba Blanco que añadía, no, no les hemos pedido el apoyo, ni se lo vamos a pedir. Somos autosuficientes y no queremos hipotecas de ningún tipo.
Como cualquier persona pública que se precie, Zapatero tiene muchas acusadas obsesiones. Una de ellas es la de distanciarse lo más posible de las formas y maneras de Aznar. Aznar, también tuvo sus propias obsesiones. De hecho, en 2000, cuando logró la mayoría absoluta, se obsesionó con conseguir, para su investidura, los mismos votos con los que González había sido investido en la histórica legislatura de 1982. Aquellos 202 respaldos que estaban marcados a fuego en la memoria de todos.
Ahora, Zapatero quiere distanciarse de su predecesor lo más posible y está dispuesto a ser elegido sólo con sus 169 diputados. En nuestra democracia, sólo Leopoldo Calvo-Sotelo ha sido investido en segunda vuelta y con intento de golpe de estado de por medio. Si, además de esta similitud, Zapatero es capaz de tomar ejemplo de uno de los mejores presidentes que hemos tenido, de los que más y mejor trabajó desde Moncloa, el que mejor supo hacer el traspaso de poderes y el que mejor ha llevado su condición de ex-presidente, si Zapatero es capaz de tomar ejemplo de todo esto, la legislatura que empezamos será muy buena y productiva para España.
Una lástima que nadie, en este país, tenga nunca en cuenta a Calvo-Sotelo para nada. Cuanto mejor nos iría.

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