Hoy abre la primera casa de apuestas legal en Madrid. Pues muy bien. Los españoles somos jugadores por naturaleza. No yo, que como en tantas cosas "desencajo" del perfil del español. Pero las cifras cantan. Los españoles jugamos a la Loteria, a la Quiniela, a los ciegos, a la Bono Loto, a la ruleta,... a todo lo que se nos ponga por delante. No se si es por ganar dinero, por el riesgo, por la emoción o por que somos todos gilipollas, pero nos encanta jugar.
El momento de poner en marcha esta casa de apuestas es especialmente oportuno. De momento, parece que sólo se van a ocupar de apuestas deportivos pero estoy seguro, sería capaz de apostar por ello, que más pronto que tarde admitirán apuestas de todo tipo. Por ejemplo, apuestas sobre cuanto aguantará una ministra o ministro en su puesto. Por ejemplo, cuanto tardará Zapatero en afirmar, en sede parlamentaria incluso, que los trasvases son progresistas y socialistas. Por ejemplo, quien será el próximo varilarguero de Pe. Por ejemplo, quién le tapará la bocaza con acuarelas rosas al renuevo primer ministro italiano.
Esperanza Aguirre presumiendo de abrir el debate de las ideas y de no resignarse a que la izquierda defienda con desparpajo sus principios (con elaborado discurso de por medio) y este individuo lleva haciendo bandera de sus ideas y de sus principios desde hace años y no pasa nada. Bueno, si pasa, que ya ha sido tres veces ministro y, según Felipe Sahagún, será Presidente de la República en 2013.
A mis tiernos 11 años, vi al entrañable Sandro Pertini dando saltos de jolgorio en el palco del Bernabéu con el tercer título mundial de Italia. Ahora, no puedo dejar de imaginarme, dentro de cuatro o cinco años, a otro anciano, mucho más cuidado fisicamente, dando los mismos saltos de jolgorio cuando ve a una moza de esas que enseñan anatomía en sus canales de televisión y en sus residencias privadas. Silvito ha hecho fortuna sobre dos grandes pilares, sus relaciones con la mafia y las redondas tetas siliconadas de las jovencitas italianas. Y lo mejor de todo es que no lo oculta.
Me recuerda mucho a Larry Flynt, el magnate de Hustler que presumía sin pudor de ser un salido bien superada la pubertad a base de poner a la sociedad americana ante sus contradicciones sexuales y de moral. Berlusconi hace algo parecido. Pero, entre otras muchas cosas, lo que va de Estados Unidos a Italia es lo que va de un país que tiene a los payasos y a los salidos en el circo y en las revistas y otro que los tiene en el gobierno un día sí otro también.
Cuando la ultraderecha austriaca formó coalición de gobierno en Austria, la UE aplicó una cierta marginación al gobierno de Viena durante meses, en muestra de disconformidad. Ahora, con los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina, todo son propuestas de boicot al régimen de Pekín. Pero cuando un chisgarabís millonario metido a primer ministro por la fuerza de los euros se pasa la mitad de la legislatura con comportamientos más propios de estudiantes de primaria de la LOGSE que de su edad, tan avanzada como estirada en el quirófano, todo son parabienes.
La hipocresía sigue sumando. Y si no, hagan sus apuestas.
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