viernes, 18 de abril de 2008

EL DEBATE DE LAS IDEAS

Abrir el debate de las ideas. Que loable y bello propósito. Es más, si repiten la frase verán que está cargada de peso y de interés. Abrir el debate de las ideas; abrir el debate de las ideas; abrir el debate de las ideas. Que menos se le puede pedir a un partido político que, entre otras cosas, trabaja con ideas para mejorar la sociedad a la que se debe.
El trabajado y cuidado discurso de Esperanza Aguirre en el Foro de ABC es una buena muestra de lo que tiene que ser una intervención política de calado. De esas que deberían proliferar en cualquier democracia sana y con futuro y que tan pocas veces se pueden degustar. Tiene razón la lideresa al no resignarse a esa supuesta superioridad moral de la izquierda. Si bien es cierto que hay ideas que son moralmente superiores a otras ideas, me niego a aceptar que, por el mero hecho de ser progresistas o de izquierdas, haya ideas moralmente mejores que otras.
No es menos cierto que la izquierda, no sólo en España, ha conseguido asentar la sensación de que sus principios llevan la bondad marcada a fuego mientras que, los principios de la derecha, o los principios liberales, tienen una carga de maldad intrínseca. Será; está siendo, de hecho; difícil descargar de ese lastre a ciertos valores. Pero a la derecha le cuesta mucho trabajo conducirse en esa dirección. Empiezan, incluso, por resistirse a aceptar que son, lo que son, derecha. Y que eso no es malo, o sectario, o despreciable en sí mismo.
Aguirre hizo un diagnóstico más que interesante y dedicó algunas horas a insistir en la necesidad de concentrar esfuerzos en esa línea. Pero, como suele pasar, en cuanto pasas el dedito por la superficie de su discurso aflora la realidad subyacente. Tiene claro, la preclara lideresa, que la socialdemocracia española prefiere a Rajoy al frente del PP. Y digo yo, ¿no es eso hablar de personas y no de ideas?. ¿Qué más da quien esté dirigiendo el partido si todos los afiliados han dado su respaldo claro, rotundo, inequívoco, a las ideas fuerza que se tienen que defender?.
Ay lideresa, lideresa, que se ha pasado usted de frenada. No me sorprende, la verdad. Estando, como estoy, seguro de que da usted un enorme valor a las ideas, no me sorprende tampoco que tenga usted en la cabeza nombres y apellidos, empezando por Aguirre, Esperanza. Tampoco me sorprende que sus fieles escoltas mediáticos hagan hincapié en sus afirmaciones sobre las preferencias de la socialdemocracia y "olviden" la importancia de su acto verbal fallido. Ni una ni los otros quieren soltar la liebre antes de tenerlo todo atado y bien atado, no vaya a ser que los nudos sean endebles y al final no haya segunda candidatura.

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