jueves, 10 de abril de 2008

LOS CONGRESOS NO SON MELONES

Veo las imágenes del Debate de Investidura y no puedo dejar de pensar que las cosas son como son y no como parece que son. En segunda y tercera fila de la bancada popular se puede ver a varios ex-ministros, a ex-secretarios de estado, a ex-empresarios de postín,... Y en la primera línea a neonatos políticos que, en algunos casos, han evitado la incubadora por los pelos. Me acuerdo entonces de esa famosa fotografía en la que se podía ver a unos jóvenes Aznar, Rato, Cascos,... en las butacas del gallinero observando ansiosos. Como diciendo o pensando, ya llegará nuestro turno.
En esas estoy cuando, en la llamada al voto oigo Cipriá Ciscar. Respingo, miro, me repongo. Coño, si sigue en el congreso el de la escarola cana en la cabeza. Aquel que fue mandamás en el PSOE relevando a otro que sigue en el Congreso, el Txikilicuatre Benegas. Hubo un tiempo en el que una palabra suya (de uno y de otro, según la época) bastaba para condenarte. Y mi cabeza no para. Hoy mismo he leído que Caldera podría quedarse fuera del Gobierno. ¿Cómo es posible, me pregunto, que se quede fuera un amigo, un fiel escudero del presidente, la persona elegida para redactar el programa con el que Zapatero ha renovado mayoría?. Por pensar, que no sea. Y digo, Caldera sustituto de Blanco en la ssecretaria de Organización del PSOE en el Congreso de verano.
¡Que verano nos espera!. Congreso en el PP, congreso en ERC, congreso en el PSOE, asamblea en IU... No vamos a conocer los partidos cuando volvamos de la playa. Pocas veces unas elecciones habrán producido un cataclismo similar en los partidos políticos. Que IU y ERC tengan movida tiene su lógica. Pero lo del PP se entiende menos. Menos salvo que nos remontemos al 29 de mayo del año pasado.
Por entonces, en el Foro de ABC (lo que da de sí el centenario diario monárquico) Gallardón se ofreció a Rajoy para ir en las listas. Un pequeño paso para el Alcalde pero un gran paso para la Presidenta Regional. Esperanza Aguirre fue tomando posiciones lenta pero inexorablemente. Fue marcando zonas, recordando precedentes, lanzando mensajes,... Por si o por los suyos. Gallardón no se quedó atrás y se llegó a enero de este año cuando, más forzado que por convicción, Rajoy dio un tardío y descolocado puñetazo sobre la mesa. Fue lo que fue pero nadie se lo tomó en serio. Y menos que nadie Aguirre y Gallardón. Se colgaron los cuadros con esparadrapo y ya se sabe que esa no es solución duradera.
Tras las elecciones, cada líder, liderito, pseudo líder o pitufo con aspiraciones busca un micro con la voluntad de mostrar su parecer. Que suele ir, exactamente, en la línea de garantizarse su propio sustento. La cuestión es que se está subiendo el nivel a pasos agigantados. Claro, ya no basta con decir que se apoya tal o cual opción. Hay que decir alguna barrabasada del otro, del contrario. Por otra parte, la filtración interesada de que Gallardón puede ir de Secretario General en el equipo de Rajoy ha dejado al único candidato oficial a presidente del PP casi fuera de juego. El cruce de declaraciones tiene dos protagonistas casi únicos: Aguirre y Gallardón.
Viendo, oyendo y leyendo las declaraciones me acuerdo de Rose Nylund, uno de los personajes de la entrañable serie de los 80 "Las chicas de oro". En uno de los capítulos, tras una discusión muy, pero que muy subida de tono entre las otras protagonistas, la inefable Rose Nylund dice "será mejor que lo dejéis, chicas, antes de que digáis algo ofensivo". Están casi al borde del precipicio, pero todavía pueden dejarlo, los del PP, antes de decirse algo ofensivo.
Pero, sobre todo, no se les olvide una cosa. Como ya dijo Rajoy, si sólo hay un candidato se hablará de un Congreso a la búlgara y sí hay más de uno se dirá que el PP es un partido dividido. Si, habiendo un sólo candidato, la discusión ideológica de fondo es intensa, parecerá que se cierra en falso. Si hay más de un candidato, el PP podría mirar para el PSOE de 2000. De los cuatro candidatos a secretario general que hubo aquella vez, una está aparcada en la Asamblea de Madrid, los otros tres están en el Congreso, uno de institucional figura tras un amago de retiro, otra enfrentada a muerte en su partido y jaleada por algunos medios interesados y el cuarto, sólo el cuarto está donde quería, de presidente. Y, curiosamente, es el que ganó aquel Congreso a cuatro.
¡Que cosas!. Y es que, ya se sabe, los congresos no son como melones. No hace falta abrirlos para saber como van a salir. Antes de empezarlos se les ve venir.

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