jueves, 30 de octubre de 2008

MEAR FUERA DEL TIESTO

Si vas a decir algo, mejor que sea a favor. Si vas a criticar, si vas a oponerte, si vas a ser políticamente incorrecto, mejor cállate. De lo contrario te van a llover hostias por todas partes.
Esa es la cruda realidad en la sociedad actual. Da igual que opines o digas en línea con la minoría o en línea con la mayoría. La única verdad es que siempre habrá un grupo que se sienta en la obligación de meterte dos mandobles que te deje tiritando. No sólo eso. Te convertirán en un retrógrado asocial, un apestado. No hace falta, siquiera, que tu opinión sea claramente insultante, improcedente o despreciable. En cuyo caso podrían estar justificadas algunas de las actitudes antes descritas. No. Basta con que quien alguien o alguienes decidan que tu opinión no les gusta o no les parece bien para que seas puesto en el paredón, también tan de moda en estos días.
Especialmente cruel es la actitud de los grupos de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales. Dios te libre de decir nada en su contra o algo que, simplemente, no les guste. Has quedado marcado. Da igual que manifiestes tu opinión con el máximo de los respetos y la máxima de las educaciones. La única alternativa que te queda, si no opinas como ellos creen que tienes que opinar, es callarte. De lo contrario, te has convertido en su enemigo por los siglos de los siglos.
En honor a la verdad he de decir que esa actitud absolutista la manejan los grupos y asociaciones y algún militante un poco desquiciado o con afán de protagonismo. Me precio de tener amigos homosexuales que se comportan con total normalidad. Con los que se puede hablar y discrepar, incluso discutir, sobre cualquier aspecto de la vida. También sobre aquellos que se refieren a su condición sexual y que, esas asociaciones consideran privativos de ellos y sólo de ellos.
Ahora, sus iras se han disparado a cuenta de unas declaraciones de Sofía de Grecia. No acabo de tener muy claro si lo que les molesta es lo que ha dicho, que sea ella quien lo haya dicho, el momento en el que lo ha dicho o, simplemente, que llevaban mucho tiempo sin salir en los medios y han entendido que esta es una excusa tan buena como cualquier otra. Pero han saltado como fieras.
Ni estoy ni dejo de estar de acuerdo con lo que ha dicho Sofía de Grecia, a la sazón, reina de España, pero sí afirmo que está en su derecho de opinar sobre lo que quiera y en el sentido que quiera sin que por ello tengan que estigmatizarla. Obviamente, su opinión está sujeta al comentario y a la crítica pero de ahí a que se le pida una rectificación o que se asegure que se ha roto la neutralidad de la monarquía es mear fuera del tiesto. Algo que, por cierto, hacen estas asociaciones y grupos de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales con mucha frecuencia. Dicho sea desde el máximo de los respetos. Por si acaso.

lunes, 27 de octubre de 2008

ALGO NO ENCAJA

Veo la imagen de Óscar Tulio Lizcano y no puedo evitar acordarme de Ingrid Betancourt. Este Lizcano, también político (sic), ha estado secuestrado un año más que nuestra secuestrada de cabecera. Sin embargo, su aspecto es absolutamente lamentable, frente al lozano retorno de la recientemente galardonada con el Premio Príncipe de Asturias.
Se pueden aducir miles de razones. Desde que el es hombre y ella mujer, hasta las diferentes condiciones a las que ambos fueron sometidos durante estos años de cruel cautiverio. Pero yo no puedo dejar de pensar que hemos tenido que leer y escuchar tantísimas cosas sobre las pésimas condiciones y sobre el calvario que Ingrid ha sufrido que, viendo al pobre Tulio (y comparando su imagen con las fotos que han salido a la luz de cual era su aspecto antes de ser secuestrado) tengo que pensar que ella estuvo en un salón de té, comparado con él.
Es más, no puedo dejar de pensar en la desconfianza que he vivido todos estos años ante un secuestro inhumano, cruel, lamentable sin duda, pero que ha eclipsado la situación de miles y miles como si Ingrid Betancourt fuese el único caso en un país, Colombia, desangrado por sus cuatro costados. Una sensación que sólo ha ido a más desde que ha recuperado la libertad. No puedo dejar de pensar que Betancourt no es, ni con mucho, el paradigma de los secuestrados en Colombia.
Y, sin embargo, todos políticos, periodistas, ciudadanos en general, hacen lo que sea por una foto a su lado, por unas palabras suyas. Algo nos estamos perdiendo y no termino de saber que es. Pero me escama.

RIDÍCULO SIN PARAGUAS

Ha sido uno de los ridículos más espantosos del nacionalismo independentista vasco. Tenían el objetivo de juntar a uno 45.000 ciudadanos para unir Vitoria y Guernica con una cadena humana. Sus votos vienen superando, holgadamente, los 400.000 en las últimas convocatorias. Es decir, que si hubiesen “engañado” sólo a uno de cada 10 votantes se habrían salido con la suya. Sin embargo, sus propios datos hablan de poco más de 20.000 asistentes al acto.
Quizás por eso, el tal Ibarretxe y el resto de los miembros de la dirección del PNV se emboscaron entre la gente que componía uno de los mensajes paragüeros. Que metáfora. En una de las regiones más húmedas de España, donde los paraguas son más necesarios, este sábado el sol era el principal protagonista, iluminando el fracaso, uno más, de las iniciativas desquiciadas de estos seres.
Siguiendo una de las técnicas más viejas de la manipulación informativa. Los juntaron mucho a todos para que parecieran más y con la ayuda de los paraguas dieron la impresión de que era muchos más de los que en realidad respaldaron la convocatoria.
Más allá de mi regocijo personal, me cabe una duda. ¿Serán los vascos, por una vez, tan tozudos como ellos mismos se reclaman y serán capaces de dejar en evidencia a esa panda de descerebrados que se autoproclaman líderes de Euskadi?. ¿Cabe una posibilidad real de que los miles de vascos que han dado la espalda a esa propuesta tan absurda como desquiciada, de volver a dar la espalda a esos iluminados de Sabin Etxea en las próximas elecciones de una forma incontestable?. Veremos. No lo creo, pero veremos.

viernes, 24 de octubre de 2008

LOS SÍ ALIADOS O SÍ CIVILIZADOS (Y 2)

Me veo en la obligación, necesidad de hacer una segunda aproximación al post de ayer. En parte para completarlo y en parte para responder a "El Diablo Cojuelo" que, con una fidelidad a prueba de bomba, no ha tardado ni un minuto en hacer una acotación a mi escrito. Gracias por delante sean dadas a tan fiel seguidor. Y vamos a lo que vamos.

Sin rectificar una coma de lo dicho ayer, el problema no es que nos inviten o nos veten. No. El problema, la verguenza, diría yo, es el lamentable espectaculo de arrastramiento que hemos vivido. Las súplicas del presidente de nuestro Gobierno suplicando, rogando, implorando su presencia en la pomposa cumbre para refundar el campitalismo. Como dejé escrito ayer, esas cosas no se hacen en pública subasta, diciendo que se va a estar, que se tiene que estar, cuando se sabe que no se va a estar porque no se puede estar, no se tiene que estar. Si de verdad quieres lograr el éxito, te lo vas trabajando con discrección, con habilidad y, cuando ya está confirmado el éxito, sales a agradecer el comportamiento de quien te ha invitado. No todo es cuestión de ponerse medallas. Te puedes encontrar en la cómica situación de aquel Magic Andreu que triunfó en los 90 en España a base de ponerse medallas enormes en su solapa asegurando que era el mejor mago del mundo. Andreu, además de mago era un buen humorista y en su espectáculo encajaba ese comportamiento. Zapatero no tiene ninguna gracia y su espectaculo es, con demasiada frecuencia, simplemente lamentable.
Suena un poco a esos patios de vecindad donde los crios nos juntábamos a jugar en la época pre-play station. Eramos muchos, pero, normalmente, sólo uno tenía pelota. Evidentemente, era él quien marcaba las normas, empezando por delimitar quién jugaba y quién no. Claro que era una situación despótica y egoista. Pero era cuestión de pelota. También había siempre alguno que no se cansaba de decir que la pelota era una mierda, que estaba rota, que era vieja y que no era el último modelo. Pero, cuando llegaba el momento del partidillo era el primero que quería jugar. Y, claro, el dueño lo mandaba a hacer puñetas. Era de esperar. El dueño de la pelota era un déspota. El insultador, simplemente un majadero.
Insisto, claro que no tenemos que estar. No hay ningún criterio que nos lleve a estar. No estamos, pues muy bien. Pero no tenemos que estar. Lo que no podemos asumir ni consentir es tener un presidente que, desde una supuesta dignidad, se arrastra sabiendo que no va a obtener ningún resultado salvo convertirse en el punchimbol y hazmerreir de todo el mundo. Eso sí que no, por favor.

jueves, 23 de octubre de 2008

LOS SÍ ALIADOS O SÍ CIVILIZADOS

Esta vez tampoco va a ser. Lo ha intentado casi todo. A buen seguro, lo seguirá intentando. Pero esta vez, tampoco va a poder poner los pies sobre la mesa de los grandes del mundo. Él, que ha hecho de su vocación de cabeza de ratón toda una bandera, él se va a quedar en la digna soledad internacional que le ha llevado a ser tan irrelevante como este blog.
Uno de los vendedores de humo más hábiles de los últimos años sigue sin auditorio, como el mimo que practica en la soledad de su cuarto. Como el boxeador ante el espejo, encantado de que el contrario nunca le alcanza la jeta con sus directos. Como el torero de salón que ciñe los pases de locura sin nadie que embista la muleta o el capote.
Hace 72 horas que negó sentir el síndrome de La Moncloa asegurando que su cercanía con la calle sigue siendo total. Dando por supuesto que alguna vez estuvo en la calle. Pero recién iniciada la segunda legislatura empieza a dar los síntomas típicos de hiperactividad y de obsesión internacional que brillaron ausentes durante cuatro largos años.
El político de las grandes frases tan vacías como las escayolas de las escuelas de primaria, de los mensajes comerciales tan bien construidos como alejados de la realidad a la que se quieren anclar, ese político pretende que sus actos se juzguen siempre por separado y se olviden o recuerden en función de su conveniencia. Negándose a comprender que todavía hay quienes tienen memoria propia. Que todavía hay quienes evalúan los actos como si fuesen piezas de un gran puzzle que vamos componiendo paso a paso, día a día.
Zapatero ha ido dando forma a un Tente durante sus años al frente del ejecutivo y cuando ahora ha encontrado un saquito de piezas de un puzzle educa, pretende encajarlas en su Tente. Y, claro, no hay huevos.
Se fió de que Gordon Brown le reclamaba con la boca pequeña, sin darse cuenta de que sólo era un pequeño peón de otra partida que era puesto en juego para ser sacrificado. Algo parecido ha hecho Nicolas Sarkozy y el presidente volvió a sacar pecho y lengua al pasto sin acordarse, laico él, de esa prudencia que recomendaban los padres de la iglesia católica. Y cuando el cuadro ha quedado formado, se ha encontrado que España no es que esté desenfocada. Es que no está. Vaya por dios.
Y se va a oriente a buscar apoyos. A oriente, donde un puñado de países más curtidos, más sibilinos en sus gestiones, más discretos, han hecho el trabajo previo en la fontanería y se han llevado el gato al agua tras años de lenta tarea de engranaje. Pues que se vaya a oriente a ver si aprende algo.
De todas formas, y visto que se está convirtiendo en un especialista en no rematar casi nada de lo que inicia, me voy a permitir hacerle una recomendación. Vístase de coraje, póngase el mundo por montera y haga renacer usted el movimiento “exitoso” de los no alineados (o alienados, nunca lo he tenido muy claro y ahora que lo cito me confunde) y conviértase en la tercera vía para el mundo. Ni Estados Unidos, ni Chavez. Ni el capitalismo, ni el socialismo. Ni lo que es, ni lo que vaya a venir.
Y ya que puso en marcha la cosa esa de la Alianza de las Civilizaciones le sugiero que llame a su nuevo proyecto el Movimiento de los Si Aliados, o Movimiento de los Sí Civilizados. Lástima que su co-mentor, Razip Erdogam le ha dado calabazas con los No Aliados o los No Civilizados. ¿Qué le vamos a hacer?.

lunes, 20 de octubre de 2008

LAS MEDIAS VERDADES

[Colin Powell, el general que dirigió con gloria la primera guerra del Golfo, el primer secretario de Estado de George Bush, el primer negro aceptado en la élite del establishment político, un republicano respetado por todo el país, declaró ayer que Barack Obama será “un presidente excepcional” y anunció que tendrá su voto. Se trata del más sorprendete y decisivo respaldo obtenido hasta la fecha por el candidato demócrata, y del más amargo y contundente golpe recibido en esta campaña por el candidato republicano John McCain.]
Casi tan sorprendente, amargo y contundente, a la par que decisivo es comprobar como los amigos de El País, el antiguo diario independiente de la mañana y ahora periódico global en español, se han olvidado de la más decisiva y clara aportación de Colin Powell a la vida política estadounidense y mundial: su mentirosa y torticera intervención en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para justificar la intervención militar en Iraq.
Anda que no le repartieron al simpático Powell por aquella intervención de la que nunca se arrepentirá bastante y que ha marcado para siempre su vida política.
Para mí, Colin Powell siempre tuvo un cierto atractivo. Quizás mi ingenuidad, mayor si cabe en aquellos años, jugaba a su favor. Cuando fue a dar el salto a la política estuvo dudando entre ambos partidos. Y, cuando fue nombrado secretario de estado por George W. Bush, yo fui de los que pensó que Powell había iniciado su acceso a la Casa Blanca. No fueron pocos los que pronosticaron que sería el primer negro en el despacho oval.
Desgraciadamente, Colin Powell se implicó tan a fondo en la estrategia Bush contra el eje del mal que su carrera quedó marcada pasa siempre. Él mismo lo reconoció meses después de dejar el cargo. Contó sus dudas respecto de los papeles que le prepararon para aquella comparecencia en la ONU. Contó como pidió una y mil confirmaciones y ninguna le sirvió para transmitir suficiente convicción en sus palabras. Contó como entró en la sala del Consejo de Seguridad seguro de que no iba a decir, en el mejor de los casos, toda la verdad. Pero entró. Y habló. Y el ejemplar general Powell escribió su última página.
El País contribuyó a echar todas las paladas de tierra que pudo a su tumba. Pero ahora… ay amigo… ahora apoya al mesías del siglo XXI y El País saca sus mejores armas para recordar lo que le interesa e ignorar lo que le interesa.
Dicen mis padres que no hay peor mentira que una media verdad. Y, ¿quién soy yo para llevarles la contraria?.

QUE SE CAIGAN DEL CABALLO

Tal vez nos hemos confundido al no inculcar en nuestros jóvenes el valor del esfuerzo y el del trabajo. Se lo hemos puesto tan fácil que hemos despreciado estos valores y ahora lo estamos notando. Algo parecido a esto es lo que dijo el honorable José Montilla la pasada semana. Pocas veces he estado tan de acuerdo con una declaración de un político en los últimos tiempos. Lástima que hayan tenido que pasar décadas para escuchar algo como esto a un político español, de la izquierda española para ser más exactos. Pero, ya se sabe. Más vale tarde que preñada.
Hace años que estoy diciendo eso mismo. Y no lo decía por decir. Lo más chocante, para muchos de los que me escuchaban por entonces, es que yo podría encuadrarme entre ese colectivo de jóvenes que estábamos siendo pervertidos por la “vida fácil” que nos querían dibujar. No pocas discusiones me vi obligado a mantener por esa cuestión.
Efectivamente, se nos ha estado dibujando un panorama de color de rosa. Donde todo se podía conseguir porque sí. Porque nos lo merecíamos por el mero hecho de ser jóvenes. Han estado inculcándonos ese principio según el cual, sólo teníamos derechos, no obligaciones. Las obligaciones eran de otros, en particular de nuestros mayores. Nosotros éramos tan jóvenes, estábamos tan preparados, teníamos tanta suerte y éramos tan guapos que, como si estuviésemos tocados por los dioses teníamos derecho a todo, y punto.
La izquierda era la principal impulsora de ese axioma. Si no aprendíamos unos mínimos, la culpa era del sistema y de los maestros que nos lo ponían muy difícil. Si no éramos felices era porque no teníamos suficientes cosas. Si no encontrábamos trabajo era porque los mayores nos estaban cortando el paso e impidiendo nuestro desarrollo. Si no fuese tan dramático, podría resultar chusco. Nuestra única obligación parecía ser disfrutar de todo y quejarnos de que no teníamos suficientes facilidades.
Pero, ahora, empezamos a recoger los frutos de esa prolongada situación. Y hasta el muy honorable Montilla se ha dado cuenta. Ojo, cuando Pablo de Tarso se cayó del caballo él fue su única víctima pero, también, su principal beneficiado. De esta caída del caballo de Montilla (y, ojalá que del resto de la izquierda chupiguay) todos los jóvenes de los últimos 30 años vamos a ser las víctimas y, ya veremos si él va a ser el principal beneficiado.
Estos días se está hablando también mucho de la importancia de los valores para superar la crisis económica. De recuperar esos valores (esfuerzo, pero también honradez, decencia, generosidad,…) que llevan años minusvalorando y que han sacado de los programas de estudio y de los principios educativos de las propias familias. Hoy mismo, sin ir más lejos se lo he escuchado decir a Manuel Pizarro en una radio y se lo he leído a Juan Costa en un periódico. Y me he preguntado, ¿qué hemos hecho para ponerle remedio en estos últimos 25 años?.
Estoy de acuerdo en que son cuestiones capitales, importantísimas, decisivas, pero nadie pasa de las palabras a los hechos ni “en horas 24”, “ni en años 25”. Y no vale escudarse en que fueron reformas de la izquierda las que socavaron esos valores y pervirtieron la educación. Ustedes, que en su momento pudieron, tampoco hicieron nada. Por inacción son igual de responsables.
Esta es la primera crisis en la que evaluamos a la primera generación que no tiene el sentimiento de culpa, el dolor de darse cuenta que han hecho las cosas mal, que no se han esforzado lo suficiente. Y lo peor, es que somos la primera generación que no sabemos asumir las responsabilidades de nuestros actos. Llevamos meses mirando a ver a quién le echamos la culpa. Pero eso no es una solución. Eso es una vergüenza. Pero no sentimos vergüenza porque no nos han educado para sentirla. Triste, muy triste.

viernes, 17 de octubre de 2008

CUESTIONES INCOMPRENSIBLES

Estoy viendo, estos días, una de las series de más éxito en Estados Unidos, John Adams. Sin demasiada perspicacia, podemos entender que se trata de una biografía del que fuera segundo presidente de Estados Unidos y antes, primer vicepresidente con George Washington. Mi desconocimiento sobre el personaje en cuestión corre parejo con el resto de mis ignorancias. Sin embargo, asumiendo que se trata de una ficción y no de historia, me está resultando de lo más interesante descubrir algunas de las debilidades de los llamados "padres fundadores" del país que, en poco más de 15 días elegirá a un nuevo presidente bajo la mirada inquisitorial del resto del mundo.
El tal Adams era padre del también presidente John Quincy Adams. Único caso de "herencia" del cargo de presidente en la historia de Estados Unidos hasta el ocurrido con el clan Bush. El tal Adams, quería decir, es dibujado como un más que aceptable orador, apasionado en sus exposiciones siempre, con una aceptable preparación pero, sobre todo, extraordinariamente vanidoso e impulsivo. El gran Paul Giamatti le da vida con los gestos y los matices precisos y logra que tan pronto comprendas y simpatices con él como que te produzca una cierta desazón, cuando no rechazo directo.
En la misma seria, es inevitable, aparecen otros personajes cuyos lados oscuros son igual de palmarios. Franklin da rienda suelta a su prepotencia pastoreando a los jóvenes políticos de las 13 colonias. No contento con eso, les imparte lecciones de política, diplomacia, urbanidad, ciencia y todo lo que se le viene a la cabeza escuchándose a sí mismo con una deleitación realmente sobresaliente. Jefferson lleva sus silencios a la exasperación y el gran concepto de sí mismo aflora cada vez que abre la boca para hablar de sus textos legales. No faltarán quienes me digan que, en hombres de su valía, otra cosa sería falsa modestia, pero me choca.
Si, en los tiempos que corren, un político, o cualquier otro ser humano, se conduce en público con la aparente sinceridad y falta de complejos que demuestran estos individuos, nadie dudaría en tacharlos de excéntricos o de chalados y su futuro estaría más cerca del circo que de los centros del poder.
De todas formas, hoy no quería hablar de política. Esta semana han pasado un par de cosas que me ronda por la cabeza. Una de ellas es la andanada internacional contra la candidatura olímpica de Madrid 16. Muchas deben de ser las opciones que determinadas instituciones ven a nuestra candidatura cuando se han lanzado con semejante virulencia contra nosotros. La negativa de los ingleses a jugar en el Bernabéu un partido internacional con España es tan absurda que no merece más comentarios. Pero duele y daña por igual. Y la sanción de la UEFA contra el Vicente Calderón completa un desprecio sin precedentes para nuestro fútbol, justo cuando España está saliendo del oscuro túnel en el que ha estado encerrado toda la vida.
Todo ello resulta más curioso si tenemos en cuenta factores como que Inglaterra decidió apoyar a España en la reciente Eurocopa de fútbol o que Francia (copando las autoridades futbolísticas del continente) fue el país que instigó los mayores ataques, hace 3 años, contra la candidatura olímpica de Madrid, entonces para celebrar los juegos de 2012.
La otra cuestión que me ronda la cabeza es la del barco abortista que ronda la costa de Valencia estos días. Me parece de todo punto incomprensible que, a estas alturas, sigamos con hechos como este. No puedo comprender como el aborto sigue siendo una cuestión de polémica entre grupos sociales diversos. Puedo entender las discrepancias morales entre católicos y no católicos sobre la conveniencia o no de abortar, pero, fuera de eso, en el plano estrictamente legal, creo que nos queda dar el paso definitivo. Simplificándolo todo mucho, no deja de sacarme de mis casillas que los que creen que unos minutos después del coito ya hay vida traten de imponernos ese criterio a base de llamarnos asesinos. Siguiendo ese mismo planteamiento, cada eyaculación sería un derroche de vida. Y no estoy pensando en la masturbación, sino en la necesidad biológica de liberar la carga seminal con cierta frecuencia. Ellos, como en tantas ocasiones, hablan de fe (y no de ética o moral) y yo hablo de biología. Nunca podremos entendernos.

martes, 14 de octubre de 2008

UGLY WOMAN

Una mujer, bien vestida, entra en una tienda para ver ropa. La dependienta, un poco prepotente le hace ver que esa tienda está fuera de su alcance. Tal es el trato que recibe que la mujer sale más bien azorada. Horas después, la mujer vuelve a la misma tienda. Esta vez va acompañada de un hombre con un aspecto más... pudiente. Nada más entrar, el hombre cita al encargado de la tienda, le cuenta brevemente lo ocurrido horas antes y le anuncia que está dispuesto a gastarse mucho dinero en la tienda. Pero sólo pone una condición, quiere que le hagan mucho la pelota a la mujer.
No acaba aquí la cosa. El encargado y las dependientas, incluida la que metió la pata en una primera instancia, empiezan a hacerle la pelota al hombre. Éste, les aclara que él no necesita que le peloteen. Es a ella a quien hay que pelotear. No contentos con ello, el encargado quiere saber cuanto es el dinero que está dispuesto a gastarse en la tienda. El hombre le confirma que una cantidad realmente escandalosa. Una confirmación que vuelve loco al dependiente. Minutos después, vuelve a la carga para confirmar si están haciendo suficiente la pelota a la mujer. No. El hombre asegura que todavía pueden hacerle más la pelota. Y les insta a que aumente el nivel. No es suficiente. Hagan nos más la pelota.

Los más avezados habrán descubierto que estos dos párrafos resumen una de las escenas cumbre de Pretty Woman, esa versión de Cenicienta que Richard Gere y Julia Roberts protagonizaron hace 20 años y que fue un rotundo éxito.
Estos días, escuchando la cantidad de dinero que se está inyectando en el sistema para devolverle la confianza no he podido dejar de acordarme de esta escena. Veo, claramente al gobierno preguntando a los bancos "que, ya tenéis suficiente", y los bancos contestando "no, no, todavía podemos soportar un poco más, meternos otros miles de millones por favor, que podremos soportarlo". Y claro, el resto de los ciudadanos, como dependientas humilladas, ofendidas y maltratadas, corriendo de un lado para el otro para hacer suficiente la pelota a los bancos mientras soportamos al encargado-gobierno diciéndonos que no es suficiente, que nos humillemos más, que no estamos siendo suficientemente serviciales. Y, mucho ojo, porque todavía puede ser peor. Pueden contemplar la posibilidad de mandarnos a la puta calle.
El problema es que aquello era una película y esto es de verdad.

lunes, 13 de octubre de 2008

NO ES UN COÑAZO

Voy a hacerles una confesión. Soy un insumiso sobrevenido. Para los más desmemoriados, he de decir que eso quiere decir que no sólo no hice la mili en su momento. También me negué a cumplir con la Prestación Social Sustitutoria cuando llegó el caso. Para los mal pensados, aclararé que fue citado fuera de plazo, razón por la cual, la ley estaba de mi parte. Así que no se me puede considerar un delincuente. No lo soy.
De la misma forma, no se me puede acusar de antimilitar o antipatriota. En realidad, las circunstancias que rodearon mi insumisión tienen más que ver con el fin de un ciclo. El ciclo del Servicio Militar Obligatorio que, por aquellos años, daba sus últimos coletazos. Lo cual, me benefició. Por lo demás, mi profesión me llevó a tener relación con los militares en diversos momentos y de reconocer que éstas fueron siempre cordiales y amistosas. Son buena gente y desde hace unos 15 ó 20 años para acá, desarrollan una labor increíble en nombre de todos nosotros.
Dentro de esas relaciones que tuve con ellos y que me llevaron a entenderlos, en general, tuve que asistir al desfile de las fuerzas armadas en varias ocasiones. Mi labor profesional así lo requería y he de decir que siempre me pareció un acto tan emotivo como necesario. Nada tenía que ver con aquellas paradas militares del franquismo y de otros regímenes totalitarios. Para mí y para buena parte de los españoles, tienen mucho más que ver con la labor que desempeñan y con esa suerte de representación de todos los españoles que realizan en medio mundo y que tanto prestigio y reconocimiento internacional nos dan.
Los militares realizan labores que son imprescindibles en cualquier sociedad y que el común de los ciudadanos no estamos dispuestos a desempeñar. Sólo por eso, deberíamos tener siempre un reconocimiento hacia ellos y el desfile del día de la Hispanidad es un momento tan bueno como cualquier otro para concretar y formalizar dicho reconocimiento. Por todo ello, nuestros políticos están obligados a dar la cara en esos momentos y asumir la representación del global de la sociedad civil ante esos militares.
Puedo comprender que ese tipo de actos son un poco pesados para los civiles, sobre todo porque se desarrollan en días festivos en los que todos queremos estar con nuestras familias y dedicarnos a los nuestros, pero es un pequeño peaje para quienes tienen otros muchos privilegios. Quiero decir, con esta introducción, que entiendo perfectamente a Mariano Rajoy cuando el pasado sábado calificó de "coñazo" el desfile de este domingo pero también entiendo que, aunque lo diga en privado, Rajoy metió la pata hasta el fondo. Reconocerlo y asumirlo con rapidez y sin matices no le resta un ápice al error.
Además, Mariano Rajoy había hecho bandera de ese mismo acto el año anterior y como nunca falta un memorión para sacarnos los colores, al presidente del PP se los han sacado y bien sacados. Lo peor de todo, para Rajoy, es que en una semana va acumulando errores de bulto, justo cuando más hinchadas tenía las velas por el viento a favor.
Con la crisis y las cagadas de Zapatero oradándole la base electoral, Rajoy veía el futuro con optimismo. Pero no contaba con el grano en el culo que le ha salido en Navarra ni con sus propios errores.
Los que leen habitualmente este blog, si es que hay alguien, ya sabrán que soy por naturaleza desconfiado. Partiendo de esa base, y aunque me cuesta otorgarle semejante capacidad de estrategia a gente como la que habita en Moncloa y en Ferraz, no puedo dejar de pensar en que tal vez la operación de UPN estaba diseñada desde que se celebraron las elecciones municipales allá por mayo de 2007. No puedo dejar de pensar que, tal vez, Zapatero, Blanco, Serrano, Rubalcaba y el resto de la banda de los retorcidos diseñaron un plan a medio plazo para cobrarse el favor de dejar gobernar a UPN en Navarra.
Voy a ver si soy capaz de explicarme de forma sencilla. Lo que creo que pensaron fue lo siguiente: El PSOE deja gobernar a UPN y evita el problema de convertirse en aliado de Nafarroa Bai, grupo independentista que podría ser un socio realmente molesto de cara al conjunto de España. No sólo salvaban la cara con esa decisión. Además, se anotaban un favor en el haber que, ahora, le están pasando al cobro a Miguel Sanz. De esa forma, no sólo se cobran el favor sino que ponen en dificultades al PP en uno de los bastiones más importantes y, de confirmarse la ruptura entre navarros y populares, el PSOE surgiría como alternativa lógica en la Comunidad Foral. Y, a todo ello, suma aliados para salvar unos presupuestos que, de ser devueltos, marcarían el resto de la legislatura, justo cuando esta está saliendo de la incubadora.
Que malo que soy. Tan malo que, amigos míos, insisten en que ni Rubalcaba es tan retorcido a tan largo plazo. Pero yo sigo en mis trece. Lo es, miren sino su larga y provechosa carrera. Incluso Zapatero ha demostrado su capacidad para engañar y forzar las cosas en su favor con largueza de miras (recomiendo leer el libro de Óscar Campillo, es muy ilustrativo). Y Rajoy, otra vez, con el suelo enfangado y no por las lluvias de estos primeros días del otoño. Que Rajoy no pasea por el corredor del Henares.
Ya veremos si el presidente del PP no tiene que quejarse de más coñazos, o de otras putadas que le hagan. Y ya veremos si no terminan follándoselo, los mismos que lo llevan intentando varios meses.

martes, 7 de octubre de 2008

SENTIRSE SEGURO

"Si una persona que debe tomar un medicación por un problema mental deja de tomarla y mata a alguien, no se trata de seguridad ciudadana, al igual que si una mujer maltratada no denuncia y termina siendo asesinada". Aunque no se lo crea, esto lo ha dicho, así, sin anestesia ni nada, la Delegada del Gobierno en Madrid, Soledad Mestre.
Supongo que usted, como yo, tiene claro que una muerte violenta, siempre es un caso de seguridad ciudadana. Para ser honrados, tengo que decir que la señora Delegada ha aclarado que, a lo que se refiere, es que en los casos descritos en el entrecomillado de principio, las autoridades no pueden hacer gran cosa porque son hechos sobrevenidos, que no se pueden prever y que, por lo tanto, no se puede contemplar una posible actuación de las fuerzas del orden con antelación. Y eso, puede ser cierto. Pero, claro, tampoco se puede pensar, por adelantado que en una discoteca se va a producir una riña que degenere en pelea y que acabe con un apuñalamiento. Pero ocurre, y se trata de una cuestión de seguridad ciudadana.
Normalmente, las fuerzas del orden no saben, con antelación, cuando se va a producir una entrega de droga, por eso no pueden actuar, pero también se trata de una cuestión de seguridad ciudadana. Los casos serían numerosos. Pensemos que, llevado al extremo el razonamiento de Soledad Mestre, podríamos llegar al absurdo de que sólo se considerasen asuntos de seguridad ciudadana las manifestaciones, los actos públicos multitudinarios (partidos de fútbol, corridas de toros, conciertos de música,...) y la vigilancia de edificios oficiales.
Es más, los atentados del 11-M quedarían fuera de esa catalogación. No había un riesgo prefijado con claridad, no existía ninguna denuncia previa, no había ninguna posibilidad de que las fuerzas del orden actuasen por adelantado para evitar la comisión del delito, ergo no hay caso de seguridad ciudadana. Mal vamos.
Mire usted, señora Delegada. Creo entender cual es el sentido de sus palabras y no quiero pensar que lo que usted está pensando (usted y su Gobierno) es en sacar todas esas muertes (las de violencia doméstica, violencia en la familia y similares) de las estadísticas de muertes violentas y, por lo tanto, de los datos de seguridad en nuestras ciudades. No puedo ni quiero pensarlo.
Evidentemente, si una mujer es maltratada por su pareja y no denuncia. Los vecinos oyen todos los días las peleas y no dicen nada. La familia sabe lo que está ocurriendo y mira para otro lado. Evidentemente, en ese caso ella, sus vecinos y su familia tienen mucho de que avergonzarse. Pero eso no quita para que se trate de un tema de seguridad ciudadana.
En mi opinión, la seguridad ciudadana tiene mucho de percepción subjetiva, más allá de los fríos datos que arrojan todas las estadísticas. Mi percepción personal de la seguridad en las calles de nuestras ciudades es realmente buena. Pero es cierto que hay zonas que evito, yo como todos. Y le voy a decir una cosa más a la señora Mestre. Cuando paseo por la calle y veo Policía y/o Guardia Civil, mi sensación de seguridad se dispara. Me siento tranquilo, relajado, seguro. Y sobre eso, usted y las autoridades en general si pueden hacer muchas cosas.
Dejen de jugar con las definiciones y las estadísticas y tomen medidas de verdad. En la misma rueda de prensa en la que ha hecho esas desafortunadas afirmaciones ha anunciado usted que van a duplicar el número de efectivos policiales en las calles. Bien. Que va a haber más patrullas por las calles. Bien. Que se va a reducir el tiempo de respuesta a las llamadas de los ciudadanos. Bien. Por esos caminos si vamos bien. Y no pretenda echarnos a los ciudadanos las culpas de muchas de las muertes violentas que ocurren todas las semanas.
Así, no nos sentimos seguros.

VA DE FOTOS

Si ha visto hoy los periódicos, se habrá dado cuenta de la sorprendente unanimidad en lo que a las imágenes de portada se refiere. Ahí está el presidente del Gobierno rodeado de los principales banqueros de España. Bueno, no tanto. Analizando con cuidado la foto se dará cuenta de algunas particularidades.
Lo primero que sorprende es que el hombre más importante de la banca española no está por ningún lado. Emilio Botín, presidente del Santander, no está en la imagen. Ohhhhhhh!!!!. Una ausencia más sorprendente si tenemos en cuenta que hace poco más de un año, allá por septiembre de 2007, fue Zapatero quién rindió visita a Botín en su propia casa, en la sede de la entidad en la ciudad financiera de Boadilla. Aquella foto fue todo un respaldo a un Zapatero que empezaba a notar el azote de la crisis y que afrontaba la recta final antes de las decisivas elecciones.
Esta vez, Botín no estaba. No piense mal, no. Al parecer, Moncloa hizo tan urgentemente la convocatoria para esta reunión que don Emilio no pudo llegar a tiempo. De todas formas, no deja de ser curioso que su enviado, el Consejero Delegado Alfredo Sáez, esté sentado en una sillita, casi de espaldas a la cámara, en un escorzo difícil, mientras los demás están en sus cómodos sillones de diseño. Vaya fallo para los servicios de protocolo de presidencia.
No acaban ahí las cosas. A ambos lados de Zapatero se sientan Francisco González, presidente de BBVA y uno de los mayores enemigos de este Gobierno, y Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, no menos enemigo. Vayamos por partes. A González trataron de desalojarlo de la presidencia en la anterior legislatura. El economista de cabecera de Zapatero y actual ministro de Industria, Miguel Sebastián, no le traga. Su pasado en el BBVA le juega malas pasadas y trataron de quitárselo de en medio con el éxito que han tenido las operaciones diseñadas, la pasada legislatura, desde la oficina económica que dirigía Sebastián.
Miguel Blesa es otra bestia negra. No sólo es el hombre de Esperanza Aguirre (o habría que decir que es el hombre de Génova, últimamente no se sabe bien) en Caja Madrid. La entidad madrileña se ha alineado sistemáticamente en contra de las posiciones del Gobierno. Una de las más significativas, en el caso Endesa, cuando Blesa se puso claramente del lado de un Manuel Pizarro convertido en la oposición económica más firme a las maniobras gubernamentales.
Con estos antecedentes, no deja de ser curioso que Zapatero eligiese a esas personas para rodearse. Ten en cuenta que, al recortar la foto, el presidente se vería única y exclusivamente con ellos. ¿Qué buscaba Zapatero?. Aún más, los más alejados son, en principio, los más próximos a este ejecutivo. Isidro Fainé, de La Caixa, y Braulio Medel, de Unicaja.
Ya lo ves, es una foto que encierra múltiples alternativas de análisis, todas ellas retorcidas, por lo menos para los mal pensados. Seguro que lo iremos sabiendo, aunque sea tarde.
Pero, hablando de fotos, no quiero dejar pasar la oportunidad de hablar de otras imágenes no menos... llamativas.
Habrás visto las que este fin de semana se han producido en Francia, con motivo de la reunión de los cuatro países europeos integrados en el G-8, Francia, Reino Unido, Alemania e Italia. Por su puesto, Zapatero no fue invitado. Y es que la Liga de Campeones es la que es y no la que cada uno queremos que sea.
A lo que vamos. En esa reunión había cuatro dirigentes de peso. A saber: Sarkozy (el figurón que convocaba), Merkel (la que manda de verdad), Brown (el discreto, oscuro, inexistente) y Berlusconi (el payaso). Efectivamente, a Gordon Brown apenas se le ve en las imágenes. Y, en las que se le ve, esta cabizbajo, como siempre. Angela Merkel, como casi siempre, en su sitio. Razonablemente seria ante la situación que vivimos y más pendiente de evitar al figurón de Sarkozy para que quede claro que no le hace el juego. Nicolás Sarkozy, tratando de aprovechar su condición de convocante para centrar todas las imágenes y, a poder ser, para buscar algún gesto de complicidad con la Canciller alemana. Sin éxito por cierto. Y el payaso de Roma, en todo momento, revoloteando alrededor de Nicolas. Que si un comentario por aquí, que si una gracieta sin gracia por allá,... a este tío le gustan más las cámaras que a un tonto un lápiz, leche.
De todas formas, esas imágenes también tienen mucho que analizar, tanto y más que las supuestas decisiones que se adoptaron. Por cierto, no es de descartar que la no invitación a Zapatero tenga que ver también con las imágenes de la reunión. No olvidemos que las últimas fotos que hemos visto de nuestro presidente (¡ay!) en cumbres internacionales se han caracterizado por verle lejos, muy lejos, de donde estaban los verdaderos líderes mundiales. Sólo, muy sólo. Todo lo sólo que puede estar alguien que no habla con nadie en esas citas. Y claro, en una cumbre a cuatro, es casi imposible estar sólo. No había sitio para el gran desconocido, el gran ausente, el hombre invisible de la política internacional. ¿Lo es también de la política económica?.

viernes, 3 de octubre de 2008

INCORDIAR POR INCORDIAR

El undécimo mandamiento, dice mi padre, es no incordiar. Como vivimos en una sociedad cada vez más laica (anti-religiosa, incluso, diría yo), no es de extrañar que nos pasemos los mandamientos, incluso el undécimo, por la mismísima entrepierna.
No puede llamarnos tampoco la atención que el laico Sarkozy (aunque tras la visita del Papa este mes de septiembre lo es un poco menos) sea de los que más se empeña en incordiar. Nicolas, ya lo he dejado dicho más de una vez, es el típico personaje que chapotea en todos los charcos. ¡Qué digo charcos!, si escupes en el charco este tío es capaz de chapotear en el escupitajo.
Lo mismo quiere unir las dos orillas del Mediterráneo, como refundar el capitalismo, como convertirse en el consorte preferido del pop light de su país, como marcar la pauta de los medios de comunicación (como no),... La última ocurrencia es comprar 30.000 pisos que tendrían dudosa salida en el mercado. Vaya por dios con la derecha francesa. ¡Qué huevos tiene la cosa!. No me sorprende que el otrora dominante Partido Socialista francés esté que no encuentra un árbol donde ahorcarse. Los ha podado todos Sarkozy para evitar los suicidios en masa.
De todas formas, no deja de ser curioso que sean los más liberales, conservadores o derechistas, los que más se están empeñando en imponer medidas proteccionistas para afrontar la crisis económica. Eso sí, si están en el poder. Si no, insisten en sus recetas liberalizadoras de siempre. De todas formas, para no caer en el ridículo, no voy a hacer más comentarios sobre la situación económica. Seguro que están ustedes muy cansados de oír hablar sobre el castañazo que nos vamos a dar y, además, yo no tengo ni idea de economía.
Tampoco se mucho de semen, pero no quiero acabar la semana sin hacer referencia a ese estudio presentado ayer según el cual, el semen de los jóvenes españoles es como para echarse a llorar. Flojos, muy flojos están nuestros jóvenes en lo que a capacidad reproductora se refiere. Pero, lo más curioso es que la culpa la tienen... las madres. Sí, sí, las madres. Yo, que adoro a la mía, me alegro de no estar en esa franja de entre 18 y 30 años. En realidad, me da lo mismo. Ni tengo ni quiero tener hijos, pero, si quisiera tenerlos, iba dado.
Resulta que las condiciones ambientales en las que se desarrolló el embarazo (y que, por lo tanto, afectaron a la madre) son el factor más determinante para conocer la calidad del semen de los hijos. Joooooooooder, si parece un trabalenguas. Bajando al detalle de algunos aspectos del informe, se me ponen los pelos como escarpias.
Seguro que han oído hablar alguna vez de esos estudios sobre el consumo de cocaína que se hacen a partir de los restos descubiertos en los billetes. Estudios que parten del principio indiscutible de que la coca se esnifa con un billetito enrollado. Pues bien, el caso es que uno de los factores que afecta a las madres a la hora de perjudicar el semen de sus hijos es que nuestro medio ambiente se está llenando de estrógenos. Las píldoras que toman las mujeres para evitar el embarazo están llenitas y una parte no sólo no se asimila sino que se elimina y pasa al medio ambiente por alguna de las muchas vías de contacto que las mujeres tienen con él. Ustedes me entienden. Y así en muchos otros casos.
Conclusión, el ambiente (no medio, enterito, oiga) se está estrogenizando (o como se diga). Consecuencia, nuestro semen es peor. No se yo si la relación causa efecto es así de directa, pero por ahí va la cosa. Siendo mal pensado, he llegado a barruntarme que, quizás, los propios laboratorios estarían interesados en fomentar esta situación. De hecho, así podrían hacer doble negocio: primero venden la píldora y luego te colocan el tratamiento de fertilidad que necesitas porque tu semen es una caquita.
Como no es cosa de estar siempre pensando mal y aplicando esa máxima egoísta de que lo que a mi no me afecta, tampoco me preocupa, creo que es el momento de iniciar el fin de semana para no caer en una depresión traumática.
Por cierto, iba a decirles que ya casi estamos en Navidad. De hecho, ya han empezado a rodar el anuncio que tratará de meternos la Lotería del día 22 por las orejas. Pero había decidido pensar en positivo. Disfruten del merecido descanso.

jueves, 2 de octubre de 2008

CEDO LA PALABRA

Hoy voy a hacer una excepción. Voy a ceder el espacio a uno de los lectores (pocos, por ahora, pero selectos) de este blog. Y no a uno cualquiera sino a uno de esos cuya opinión cuenta, y mucho, para mi. El texto que me remite viene a colación de las referencias que, en ocasiones anteriores, me he referido a los principios y, sobre todo, a la obsesión que algunos tienen por mantenerlos siempre iguales, inmutables, inamovibles,... firmes, dicen ellos.
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"Principiar es tomar arranque y ponerse en marcha. Cuando uno acomete ese inicio otea el horizonte, hace hincapié en el suelo, toma impulso y se lanza.
Los principios, si hemos de atenernos al significado del verbo de donde provienen, no son más que eso, tomar arranque y despegar. Cosa bien distinta es establecer, erróneamente sin duda, que los principios son inamovibles. Esto, además de constituir una prostitución gramatical, resulta ser un tópico utilizado por personas que, cegadas por su propia ignorancia, convierten aquellos en normas de conducta para justificar su negativa a evolucionar. Es curioso que sólo se aferran a los principios los que no pasan de ese peldaño, evidentemente si lo hicieran está más que claro que dejarían de ser personas de principios. A mi ver, los principios (punto de partida) existen porque tienen que existir, no porque uno tenga que aferrarse a ellos sino porque uno tiene que comenzar alguna vez y una vez haya comenzado ni los principios permanecen ni el que se agarre a ellos va pasar de ser un principiante. Esto que resulta de cajón y de filosofía elemental, es utilizado por los inmovilistas que lo idolatran como si de un sacramento se tratase y al que se adhieren como lapas precisamente porque no son capaces de superar la fase inicial. De verdad, de verdad, que resulta infantil esa literatura, al menos para mi. Quiero convenir contigo en que no se puede hablar de principios para defender la inacción aunque unos cuantos paletos presuman de esa misma inacción y la eleven a la categoría de norma. ¡Valientes cínicos!".
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Obviamente, estoy completamente de acuerdo con lo ante dicho y, probablemente, yo no lo habría expresado de forma tan atinada. Sólo me atrevería a corregir la afirmación final. No estoy tan seguro de que sean unos cínicos. Tal vez son, simplemente, acomodados, inseguros, ignorantes. Quizás se aproximen más a un pesimista, de esos que se escudan en el "más vale lo malo conocido"; a un envidioso, que se encastilla en sus propias posiciones descargando la culpa de todos los males en el otro, que siempre están zascandileando con esa inquietud propia del que cree saber cosas, pero prefiere confirmarlas, aún a riesgo de tener que cambiar de opinión.
No lo sé. Seguro que no es sencillo calificar a esos seres de principios. Pero no estoy seguro de que sean unos cínicos. O, quizás sí.