Compartir un secreto es darle un rejón de muerte. Al secreto en primer lugar. Al que entra en el secreto, a continuación. No me refiero al regodeo de saber algo que otro no sabe. Eso no es un secreto. Me refiero a saber algo que los otros no tienen y/o no pueden saber.
Dice mi admirado Raúl del Pozo esta mañana que Zapatero le preguntó por su voto ayer a la salida del Intercontinental. Pregunta inapropiada donde las haya y más si va dirigida de un político a un periodista. El voto es secreto por definición y un secreto, queda dicho, lo es en tanto en cuanto no se comparte.
El candidato había estado, minutos antes, en animada charla con el Nuncio en España. No puede olvidársenos que además de religioso, el Nuncio es, ante todo, embajador. Y que más da, conociendo la tendencia de Zapatero a patear la diplomacia. Al Nuncio, por lo demás invitado en ese acto, se le cantan las cuarenta y punto.
Tiene huevos la cosa. Zapatero, azote de curas, obispos y cardenales durante estas semanas y las que vendrán. Zapatero, que sin tregua, sin ETA y sin economía adopta a la iglesia como el clavo ardiendo para sostener su campaña. Pues mire usted (lo digo por decir), le voy a decir una cosa: no es que yo tenga simpatías por semejante gremio, pero usted patina.
Ni soy anti-curas (en realidad no creo ser anti nada) ni soy religioso. Si me apura, siento cierto desdén por los religiosos. Y mira que tengo buena relación con muchos de ellos. Y mira que, como en casi todas las familias españolas, tengo algún pariente (más o menos lejano) que es religioso. Pero cuando los curas pontifican me la refanfinfla un bastante.
Con todo, pocas veces he sentido mayor simpatía por ellos que cuanto oigo, leo o veo los ataques primarios que sufren desde su frente, señor Zapatero. Supongo que si sus estrategas han diseñado ese plan es porque intuyen que les va a ir bien. O es que es el menos malo de todos los que le quedan en la recámara. Pues le voy a contar un secreto: conmigo no funciona. Si de verdad quiere usted ganarse mi voto (supongo que no le sobran y le vendrá bien el 9 de marzo) ya está dejando a los curas en paz.
Entre ellos y usted hay una diferencia que para mi es fundamental. Ellos hablan casi exclusivamente para los suyos, para su clan, para su grupo. Ni usted ni yo formamos parte de él. Así que, ¡que coño nos importa lo que digan!. Que sean los católicos los que reaccionen. Usted en cambio, no sólo es el presidente en ejercicio de todos los españoles. Como candidato, que también lo es, tiene que dirigirse a todos nosotros. A todos, y no puede limitarse a torpezas de ese estilo que, seguro, le dan tantos apoyos como le quitan.
En estas estábamos cuando va el otro candidato… Desengáñense. En España sólo hay dos candidatos. El resto son comparsas. Porculeras, ciertamente, pero comparsas… Va el otro candidato, decía, y se descuelga con el lío de que “los inmigrantes respeten las costumbres españolas”. Que querrá decir Rajoy con ese tema. Aún más, ¿es qué los españoles respetamos nuestras costumbres?. ¿Cuáles son nuestras costumbres?.
Ya se que si lo pensamos dos minutos, fríamente y sin pasión, todos estaremos hablando de lo mismo, pero la propuesta tiene su miga.
Costumbre, en España, es bautizar a los hijos, casarse por la iglesia, ir de vacaciones al pueblo, jugar al tute o al dominó, tirar las colillas al suelo, hablar a voces, celebrar fiestas un fin de semana sí y otro también (sobre todo en verano),… Seguro que el candidato no estaba pensando en esto cuando hizo su propuesta.
Pensaría más en el tema del pañuelo de las mujeres en la cultura musulmana, en los símbolos religiosos, en las bandas de los jóvenes latinos,… Cuidado, me permito decir al respecto. Cuidado porque si prohibimos a las mujeres ir con pañuelo, la mitad rural de España puede tener un problema. Cuidado porque con los símbolos religiosos somos muchos los españoles de toda la vida que cada vez nos sentimos más incómodos. Cuidado, porque las bandas de jóvenes, más o menos violentas, son comunes en todo occidente desde hace décadas.
Seguro que Rajoy ha lanzado la propuesta con la mejor de las voluntades y pensando en los valores occidentales. Pero él, que es un tío listo, sabe, perfectamente, que buena parte de los valores occidentales están trufados, a tope, de principios orientales, musulmanes y de todo tipo. Por otra parte, integristas al margen, las tradiciones, las costumbres, se van adaptando, ajustando, modificando, olvidando y recuperando al ritmo mismo de la vida.
Miedo me dan esas personas que se anclan a ellas como la verdad revelada. Casi tanto miedo como me da esa supuesta verdad revelada en sí.
Por otra parte, es obvio que todos tenemos que cumplir la ley, empezando por la Constitución. Pero para semejante viaje no hacen falta tales alforjas. No hace falta un solemne anuncio electoral y una propuesta de nueva situación para los inmigrantes. La ley hay que cumplirla se sea inmigrante o no. También los españoles, sean del PP o del PSOE. No solemnice lo obvio, candidato, ese es un mal paso.
Si por algo se caracteriza la humanidad es por saber adaptarse, también en lo que a costumbres se refiere. Usted, que es moderado y racional casi tanto como previsible, no se deje arrastrar por esos integristas.
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1 comentario:
Hola, soy estudiante de lingüística y estoy haciendo un estudio sobre los verbos usados en los blogs. El suyo me parece muy interesante- como no manejo muy bien estos sitios, no sabía si hay mejor manera de contactarle que por los comentarios... ¿me podría escribir por correo electrónico si puedo usar su blog, y así le comento más sobre el estudio?
Muchísimas gracias!
Robyn
robynw@u.arizona.edu
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