Ya lo he puesto por escrito, pero lo voy a repetir. Mienten los que insisten en asegurar que los debates electorales son un derecho de los ciudadanos, que los políticos nos lo deben. Mienten.
Los debates son un paripé, propio de la sociedad de la televisión en la que nos encontramos. Son una forma de insistir y destacar lo anecdótico, lo momentáneo, lo fugaz, frente a lo importante, lo perdurable. Los políticos no nos deben un debate, ni dos, ni tres. Nos deben un comportamiento íntegro y una dedicación honrada sea en el gobierno o en la oposición.
Ya se que, como me pasa muy a menudo, lo que digo no es políticamente correcto y no sienta bien a casi nadie. Me da igual. Máxime cuando las circunstancias actuales me dan la razón. Fíjense ustedes en el lamentable espectáculo que nos han dado los dos principales partidos durante lo que llevamos de año a cuenta de los puñeteros debates. Que si sí, que si no; que si dos, que si 3, que si en esta tele, que si en la otra;... Una vergüenza. Pero los medios no se han quedado atrás. Yo quiero, yo también, tu no te lo mereces, yo sí. No importaba demasiado. Parecía una cosa entre los partidos, con los medios como víctimas propiciatorias.
Pero claro, ahora ya sabemos que la señal va a ser claramente institucional, generada por la Academia de la Televisión (felicitaciones a Manuel Campo Vidal por su acierto en proponerse y por la gestión) y para todos por igual. Y ahí pierden la careta (acción tan de moda últimamente) todos los medios. Unos a favor y otros en contra, claro está. La denostada TVE y algunas autonómicas, no menos denostadas, no dudan ni un instante: los van a dar sea cual sea el decorado, el moderador, el realizador,...
Otras cadenas, no tanto. Tele 5 ha sido la más honrada. Pasa desde el minuto cero. Le interesa más su CSI y su entretenimiento, en lo que son líderes, que la información, venida a menos en esa cadena sobre todo desde la salida de Juan Pedro Valentín.
Antena 3 espera a conocer a los moderadores porque, claro, quieren a uno de los suyos. Cuatro, que por boca de Daniel Gavela, se ha hinchado a decir que los darían en cualquier circunstancia, no se ha cortado un pelo en conspirar a tutiplén para colocar a otro de los suyos. Menos mal que La Sexta, sin peso informativo y sin egos que saciar, no ha entrado en el navajeo.
Vamos a ver. No hemos quedado que es un derecho de los ciudadanos, no hemos quedado que lo importante son los candidatos y lo que tengan que decir. ¡Qué coño importa entonces el moderador!. Que llamen al señor "Rolex" y lo pongan a moderar, a dar paso a uno y a otro en función de lo que diga el reloj y punto. No hemos quedado, además, que los partidos han pactado unas normas tan estrictas que van a ser unos debates muy encorsetados, para que queremos entonces a los más brillantes profesionales del periodismo de España peleándose por hacerse esa foto para la historia.
Lamentable, vergonzoso.
Como nadie me va a hacer caso, aunque haya honrosas excepciones que me lean, me voy a permitir hacer 3 sugerencias, de lo más obvio a lo más pintoresco.
Opción 1, genérense dos equipos diferentes de varias personas para cada uno de los debates. Personas incuestionables en su conjunto que vayan dando paso a los distintos bloques del debate. 3 ó 4 personas por debate me parece razonable. Y Manuel Campo Vidal, como anfitrión, los recibe, los acoge y los despide.
Opción 2, pintoresca. Ya que los medios no se van a poner de acuerdo y han sustituido a los partidos en peleas absurdas que no llegan ni interesan a los ciudadanos, prescíndase de todos los nombres que nos puedan venir a la cabeza por estar todos los días en los medios. Seguro que podemos buscar a dos profesionales, de prestigio, con experiencia, con méritos y que no estén actualmente en la primera línea. ¡Anda, si tenemos dos perfectos para esto! Manuel Campo Vidal y Luis Mariñas. Que, oh casualidad, moderaron los dos debates de 1993. Que gracia.
Opción 3, peregrina. Como no hay salida posible, recurramos a personas ya retiradas tipo Lalo Azcona, Pepe Navarro, Paco Lobaton, Ángeles Caso,... No me digan que no sería curioso y divertido.
Al final, vuelvo a la realidad y les hago un pronóstico. Los grandes medios se saldrán con la suya. Los partidos se acochinarán en chiqueros y veremos a los de siempre tratando de sacar la cabeza entre Zapatero y Rajoy para redondear currículum personal y dejar bien a sus respectivos grupos empresariales.
Lo dicho, lamentable.
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