Cuando suena un bolero es imposible llevarse mal.
Da igual que sea de desamor, de peleas de pareja o de amores no correspondidos. Cuando un bolero invade el ambiente es imposible que surja una discusión. Quizás (quizás, quizás) por eso, la cena 2007 de la Asociación de Periodistas Parlamentarios estuvo envuelta en ese ambiente de humo que Lucho Gatica imprime siempre a sus interpretaciones. Fue la noche de los boleros, del buen ambiente y de las risas distendidas. Más de uno y de dos se arrancaron a cantar e, incluso, alguno dio el cante.
Con un bolero bien entonado agradeció Diego López Garrido su premio al “azote de la prensa”. Un premio ganado a pulso durante los cuatro años de la legislatura. Una bien entonada jota sirvió de despedida en la todavía potente voz de José Antonio Labordeta, el más aplaudido de los premiados. Un recuerdo completo en forma de cantable tuvo el gran Luismi para cerrar legislatura y poner en suerte el toro de las elecciones que asoma por chiqueros, amenazante para más de uno.
El desamor, el desencuentro, el desprecio (si se me permite) han sido las notas características de esta legislatura y, pese a todo, la cena de la APP sirvió para pasar página y que el espíritu de la Navidad invadiese los salones del Palace. Y eso que más de uno quiso parafrasear el famoso Cuento de Navidad de Dickens acordándose del espíritu de las navidades pasadas (y de los años pasados), esas navidades y esos años donde la crispación y el mal rollo han marcado el día a día de un país en permanente crispación. No era el momento, aunque algunos no quisieran darse cuenta, con sus compañeros en otra cena cercana.
Los más veteranos, que los hubo, optaron por la claridad de la ironía para pedir un cambio de clima político. Como suele ser habitual, esa noche todos asentimos. Mañana, nadie se acordará de ello. El brindis del presidente saliente fue razonable y comedido, lejos de los reproches de otros años. Ya se sabe que la lejanía del poder derriba los muros de contención de la prudencia. También la presidenta de la APP puso una guinda razonable en ese sentido. Ni a uno ni a la otra les haremos mucho caso, seguro.
Aunque la noche fue de bolero, el reloj, tic-tac-tic-tac, marcó las horas y acabó con bien la cena. El año que viene será otra cena, será legislatura y, esperemos, que sea otro el ambiente político y social de España. Aunque Lo dudo, lo dudo, lo dudo.
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