Da igual cuánto tiempo o dónde hayas estado de vacaciones. Volver, siempre es complicado.
No soy yo de los que sufren enormemente con la vuelta al trabajo. Ni mucho menos. Yo disfruto volviendo al trabajo. Pero es bien cierto que suele haber tantas cosas que han ocurrido en tu ausencia (más cuanto más larga haya sido ésta) que ponerse al día lleva su tiempo. Para los mal pensados, he de aclarar que no es que me crea imprescindible. ¡Hasta ahí podíamos llegar!. Hablo, en muchos casos, sólo de que cada uno se ponga al día de todo lo que ignora porque ha estado fuera varias semanas.
Pasado ese primer arreón, no dejo de reírme de mi mismo a cuento de éste, mi rincón de la confesión. En las muchas semanas que he estado de vacaciones he tenido muchas tentaciones (y muchas más razones) para acercarme al blogspot y vaciarme. Tentaciones jocosas, animadas, positivas unas veces, dramáticas, tremendas otras, absolutamente indignantes otras no menos.
¡Qué se le va a hacer!. En unas ocasiones no tenía a mano un ordenador o una conexión a internet. En otras, simplemente lo que no tenía era tiempo. Cuando ambos factores coincidían, lo que no tenía era forma de hincarle el diente al tema. Mi cabeza no era capaz de darle forma.
Esta última situación, mi capacidad para decantarme por uno u otro asunto y dedicarle los minutos necesarios para dejar por escrito mis pareceres, ha sido la que más ha primado en los últimos días, una vez reincorporado al trabajo.
Como suele pasar en las vacaciones, buena parte del tiempo se lo ha llevado la lectura. Lectura de todo tipo, desde libros a periódicos y revistas (actualidad, se entiende), pasando por gran cantidad de artículos (actuales y atrasados, que de todo hay). Y claro, la sensación de empequeñecimiento es absoluta. La sensación de ser un osado inconsciente es total. Quizás la culpa la tenga la selección de mis lecturas. ¡Qué sencillo sería seleccionar textos mediocres para no sentirme impelido a dejar quieto el teclado!. Pero no. Ahí insisto en fustigar mi mediocridad escribana. Y la conciencia de ella me ha dado la prudencia necesaria para dejar quiero el blog durante más de un mes. Bendito descanso.
Que nadie piense en falsa modestia o en pesimista situación anímica. ¡Ni mucho menos!. Soy optimista por naturaleza y no voy a dejar de escribir porque, como está recogido en la declaración de intenciones de este blog, me gusta y me resulta necesario, aunque no sea lo mio. Todavía tengo la ilusión de que algunas de las cosas que tengo que decir, debo decirlas. Aunque no sean los más agudos comentarios, aunque sean perfectamente superfluos o vacuos. Voy a seguir.
Sí de algo soy consciente, después de estas vacaciones y de varios meses escribiendo en este blog, es de que cada uno escribe donde puede y le lee quien quiere. Pero, si de verdad te gusta hacerlo, lo único que te importa es escribir.
Dicho lo cual, proclamo que no voy a recuperar comentarios sobre hechos de semanas pasadas, no voy a fustigar a nadie con textos antiguos (en lo que en periodismo se entiende por antiguo, o sea, ayer), pero he vuelto y he vuelto para quedarme... PORQUESÍ.
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2 comentarios:
En verdad, era necesaria una explicación... porque el silencio era tan largo que ya no se podía atribuir a una "desconexión" vacacional. Has vuelto y... ¡te esperábamos!
No se si es mayor la sorpresa o el agrado al comprobar ciertas fidelidades. Sinceramente, me da la impresión que hay quien espera demasiado de este blog. Acicate interesante para dejados como yo. Con el curso nuevo, nuevos propósitos. Trataré de enmendarme.
Disculpas sinceras, casi tanto como la admiración a los fieles.
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