lunes, 29 de septiembre de 2008

RACA, RACA Y REQUETERRACA

La cuenta es bien sencilla. Si tenemos en cuenta que la envergadura de una persona normal (la distancia entre mano y mano cuando las ponemos estiradas haciendo el cristo) es, más o menos, la misma que su altura. Y si tenemos en cuenta que la media de los españoles puede estar ligeramente por encima del 1.70, podemos asegurar que cada español con los brazos estirados ocupa, más o menos unos dos metros. Los vascos más, sin duda. Ellos siempre más.
Por otra parte, si tenemos en cuenta que la distancia, por carretera, eso sí, entre Vitoria y Guernica es de 86 kilómetros según la guía Campsa (no he encontrado la Euskoguía, lo siento) podemos colegir que harían falta alrededor de 45.000 personas (vascos y vascas, por supuesto) para unir ambos puntos con una cadena humana.
Esa es, ni más ni menos, la última ocurrencia de los ocurrentes del PNV, toda vez que ya saben que no van a poder celebrar la ilegal consulta de Ibarretxe. Ojo, no es una opinión arbitraria. A falta de consulta, han pensado, buenas son las cadenas, no le pongan segunda intención (o sí) y quieren celebrar este 25 de octubre con una cadena humana como la que he descrito anteriormente. Si tomamos como buenos, los datos de las últimas elecciones celebradas, las del 9 de marzo de este mismo año, el PNV obtuvo entonces 306.128 votos. Eso quiere decir que, aproximadamente tendrían que convencer a uno de cada seis de esos votantes para que se sumasen a esta iniciativa, si quieren tener éxito. Ahí es nada.
Titánica me parece a mi la tarea. Pero, teniendo en cuenta que hablamos de vascos, y más concretamente del PNV y, aún más, del tipo de Ajuria Enea, no puedo por menos que estar seguro que tendrán éxito. Es más. Si no juntan suficiente gente como para unir ambas ciudades, pues nada, se ponen a empujar desde la costa para acercarlas un poquito y todo arreglado. Pues buenos son ellos. De todas formas, no me extraña que al tal Ibarretxe le duelan las muelas, los incisivos, los colmillos y hasta los premolares. Si es que no se puede estar hincándole el diente a todo lo que se mueve.
Pero el domingo fue pródigo en noticias de esas que te dejan pasmado, a mi por lo menos. Resulta que tras meses y meses negando la crisis, tras meses y meses diciendo que somos la envidia de todos los países de nuestro entorno, tras meses y meses diciendo que todo lo que se podía hacer se estaba haciendo, ahora va el presidente del Gobierno y cita, en La Moncloa, al líder de la oposición para hablar de ¿la crisis? y para buscar posibles ¿acuerdos? para afrontarla.
¡Pero es que estamos locos!.
Vaya por delante que me parece perfecto. Es más, creo que es lo que hay que hacer. En casos como estos, los dos grandes partidos tienen que marcar una ruta conjunta al país y dejarse de intereses y cálculos particulares. No estoy de acuerdo, vaya también por delante, con esas voces empeñadas en marcar la pauta a todo el país por no se que extrañas razones, voces que llevan semanas pidiendo unos nuevos Pactos de La Moncloa. Creo que es un desatino de propuesta. No hace falta llegar a esos planteamientos extremos.
Sí creo que es útil y necesario que Zapatero y Rajoy se reunan, hablen de la situación económica y busquen puntos de acuerdo. Es evidente que el presupuesto que mañana presenta Pedro Solbes en el Congreso es tan inviable como convertir al Vicepresidente Segundo del Gobierno en la estrella del Club de la Comedia. En contra de lo que dice Carlos Herrera, Solbes es incapaz de sacarte una sonrisa, salvo cuando se va y te deja tranquilo, a tus cosas.
Por lo tanto, es de agradecer que sea el presidente del Gobierno el que de el paso al frente para citar al líder de la oposición. Pero más de agradecer sería que mostrase la misma disposición a reformar las cuentas todo lo que, de verdad, sea necesario. También en cuestiones fundamentales como los gastos sociales. Sería deseable que ambos llegasen a tal acuerdo que permitiese un sin par respaldo de los dos grandes partidos a las cuentas públicas. Las tan temidas movilizacione sociales no seían viables. Las reclamaciones de los nacionalistas tendrían que esperar a mejor ocasión. Todos los españoles nos sentiríamos tranquilos y reconfortados...
Uf, suena demasiado bonito.

No hay comentarios: