jueves, 31 de julio de 2008

A DOS VELAS

A ver si nos vamos concienciando todos. No es que lo diga el Ministro Qué, es que, en este país tenemos que ahorra energía. No hay más remedio. Energía, agua, dinero. Tenemos que ahorrar, puñetas, que es muy sano, nos garantiza un buen futuro y nos evitará más de un disgusto. Pero vamos al ahorro de energía.
Ya puestos, Miguel Qué podía haber pensado, además de en el ahorro, en la industria nacional. En España no tenemos empresas dedicadas a la fabricación de bombillas (si acaso, alguna planta de manufactura) pero si tenemos una importante industria de cererías. Apostemos por ellas leche.
Sustituyamos tantas bombillas de mucha potencia y más consumo por hermosas velas. Además, ahora hay unos artesanos realmente interesantes. No sólo las hacen con olores, algo ya muy visto, sino con vistosas formas y colores, con multitud de tamaños, con una o varias mechas,… Vamos, que tenemos de sobra para elegir.
Véanle el lado positivo, los muchos lados positivos. Además de iluminarse y ahorrar energía, también adornarán su domicilio matando hasta tres pájaros de un tiro con un sólo gasto, más modesto incluso. Y más lados positivos. Que intimidad, que ambiente acaramelado logran, que atmósfera incomparable. Que se lo digan al gran Stanley Kubrick que removió Roma con Santiago hasta lograr una óptica apropiada para poder rodar las escenas de interior de Barry Lyndon con la única luz de las velas que iluminaban el decorado.
Y aún podemos seguir ahorrando. Apaguen las calderas y los radiadores y los aires acondicionados. Recurran a las tradicionales chilabas que, ya se sabe, lo mismo quitan el frío que el calor. Y, además, potenciamos las buenas relaciones con nuestro puñetero vecino del sur, que buena falta nos hace.
Ya sé, ya sé que más de uno pensará que soy un mal demagogo. Lo acepto. Pero, si nos ponemos serios, no puedo por menos que decir que este plan, como otras iniciativas anunciadas, propuestas, aprobadas por este y por otros gobiernos me dan risa sino fuese por qué nos toman por tontos.
No hay capacidad en Europa para garantizar que las bombillas de bajo van a sustituir a las incandescentes en un plazo razonable. Aún más, los gobiernos podrían hacer algo para que los fabricantes se concentrasen en las nuevas bombillas, pero no lo hacen. Quizás tenga algo que ver con que no se pueden inmiscuir en los principios empresariales de esas compañías fabricantes. Tal vez tenga algo que ver con los propios intereses de esos mismos gobiernos.
Como cuando nos multan sin miramientos por exceso de velocidad pero siguen autorizando que se fabriquen vehículos cada vez más y más potentes, más y más rápidos, sabiendo que no se pueden utilizar en nuestras carreteras. Déjense de leches y limiten la velocidad de los vehículos. Ah, esperen un momento. Eso no, porque se pierden ingresos por impuestos y por multas. Me cachis, en eso no habíamos caído.
Miren, estos planes quedan muy bien sobre el papel que, como ya se sabe, lo aguanta todo (miren sino este texto absolutamente menor, que se queda aquí redactado sin mayores problemas). Hacemos un diseño de alumno de primaria, lo presentamos con buenas palabras y mejores maneras y nos convertimos en adalides de la protección del medio ambiente y de lo políticamente correcto.
Pues va a ser que no. No nos tomen el pelo. Que, por cierto, se corta a tijera y no consume energía.

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