jueves, 4 de octubre de 2007

UNAS GOTITAS DE INDIGNACIÓN

Ibarretxe nunca está contento. Y, como no había tenido bastante con su propuesta inconstitucional del viernes, va este martes e insiste. Dice que para explicar y para evitar la tensión y los insultos que, según él, se han sucedido en las últimas horas. Y va y no se corta para decir que algunos están haciendo "política espasmódica". Y lo dice sin que se le mueva un músculo de la cara, cosa sencilla en su caso, porque nunca cambia esa cara de palo que tiene y que cultiva.
¿Cómo puede usted decir, con esa aparente tranquilidad, que su propuesta es perfectamente democrática, ética y moral y, a renglón seguido, aclarar que el Parlamento Vasco tendrá siempre la última palabra y que no va a hacer usted nada en contra de lo que decida el Parlamento Vaso?. Lo suyo es tremendo eh!. Con la cantidad de programas de humor que proliferan en nuestras televisiones, tendría que plantearse ser el sucesor de Alfredo Urdaci, no lo iba a hacer peor.
Usted no puede decir que será lo que diga el Parlamento Vasco, que es lo democrático, al mismo tiempo (insisto AL MISMO TIEMPO) que se pasa por el forro lo que dijo el Congreso de los Diputados en enero de 2005, cuando rechazó su Plan soberanista. De aquella decisión, esa sí democrática, usted se olvida y dice que su plan sigue políticamente vigente. Que no, señor Ibarretxe, que no. Su plan ha sido DE MO CRA TI CA MEN TE rechazado por España y punto. Si quiere seguir la senda democrática vuelva a iniciar los trámites y vuelva a presentarlo ante las Cortes y a ver que pasa. No se empeñe. Después de su propuesta, han pasado por las Cortes españolas, que usted ignora y desprecia, salvo cuando le son necesarias, varias reformas estatutarias como la catalana, la andaluza, la valenciana,... y todas han salido aprobadas. Todas menos la suya, por algo será.
A usted, como a otros líderes de su partido y del mundo abertzale, se les llena la boca al hablar de Escocia, de Irlanda, de Quebec, de Valonia,... Pero lo que usted/es nunca dice/n es que el País Vasco disfruta de un nivel de autogobierno envidiado por todas estas regiones y muchas más en todo el mundo. De lo que usted se olvida es de que en Quebec se inició un proceso democrático que llevó al Tribunal Constitucional a fijar unos requisitos para celebrar una consulta y los mínimos que debían darse en esa consulta para que su resultado fuese vinculante. De lo que usted se olvida es de que el partido nacional de Escocia ha anunciado un plan ajustado a la legalidad británica para llegar a un posible referéndum de independencia. De lo que usted se olvida es de que valones y flamencos hablan de separarse. Hablan entre ellos. No son los valones los que quieren irse sin más. En definitiva, usted sólo cuanta medias verdades que, ya se sabe, son las peores mentiras.
Usted no se cansa de asegurar que lo único que quiere es solicitar la celebración de un referéndum, pero se calla que dicha consulta la va a celebrar sí o sí, sea cual sea la respuesta que obtenga. Vamos, que usted dice lo que quiere, aunque no es verdad. Y no tiene rubor en asegurar que un político tiene que decir la verdad, hablar claro y cumplir sus promesas. Todo en la misma comparecencia de prensa. Es usted un jeta muy considerable, señor Ibarretxe. Y, antes de que empiece a quejarse, ya le digo que eso no es un insulto. Es una descripción de una realidad.

Y, sin mezclar las cosas, no puedo dejar de decir una cosa sobre la polémica artificial que se ha generado sobre la figura del Rey y de la Corona. Ya lo he dejado escrito y lo reitero, que no seré yo quien cuestione el papel del Rey en la llegada y consolidación de la democracia a nuestro país. Pero no soporto que se insista en que es un mérito único de la monarquía. ¿Cómo puede decir, Don Juan Carlos, sin ruborizarse, que “la monarquía ha propiciado el más largo periodo de estabilidad y prosperidad de nuestra historia”?. No señor mío, no. El periodo más largo de estabilidad y prosperidad de nuestra historia, este en el que nos encontramos desde hace más de30 años, es fruto del trabajo, el esfuerzo y la dedicación de muchas personas. De muchas, usted entre ellas, pero no sólo. Buena parte de la clase política, económica, social, sindical, intelectual y, sobre todo, todos y cada uno de los españoles. Todos hemos contribuído a ello. Usted también, pero no sólo. No se pase.
Siento el retraso en publicar este comentario, pero he tenido problemas con la aplicación.

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