Formar un Gobierno es como abrir una caja de bombones surtidos, nunca sabes cual te va a gustar y cual te va a dar ganas de escupir. Y, además, todo depende de si la caja te la han regalado o la has comprado tú. Si te la regalan, es más sencillo dar tu opinión sincera (incluso tirarlos todos porque son de licor y no los soportas). Si la has comprado tú mismo, hasta rechupeteas los papeles de envolver y tratas de convencer a todos de lo buenísimos que son los bombones.
En este caso, el bombón que nadie quiere coger de la caja se llama Magdalena, Magdalena Álvarez, que nos ha dejado una de esas frases para la antología del disparate político que va por el tomo ni se sabe en estos 30 años de democracia. En realidad nos ha dejado muchas más frases y actitudes, pero nos ocupamos de la más reciente: "yo no me voy porque correr es de cobardes".
Eso, exactamente eso, es lo que dice, en los colegios, el compañero que siempre llega el último, el que tiene una ligera cojera, el gordito, el más vago,... el que nadie quiere en su equipo. Que le digan a los grandes corredores que en España han sido que correr es de cobardes. A ese Fermín Cacho que saltaba entre incrédulo y emocionado en la llegada de los 1.500 en Barcelona 92 tras convertirse en campeón olímpico; o al histórico Mariano Haro, que tantos laureles aportó a la España en blanco y negro.
Hasta donde mi entender alcanza, de cobardes siempre ha sido quedarse quieto, parapetado en las circunstancias que te protegen, tratando de disimularse con el paisaje y dejando que otros se lleven los mamporros por dar la cara. Como cobardes actúan todos esos que, ante las dificultades sólo saben echar la culpa al de al lado y desaparecer mientras cae el chaparrón (o la tormenta) a la espera de que el sol les vuelva a ser propicios. Si nuestra Magdalena, Magdalena Álvarez, no fuese una cobarde (y otras muchas cosas) habría dimitido sin contemplaciones (como otros tantos ministros antes, por cierto) y se habría ido para casa con la conciencia clara de que lleva cagándola desde que se sumó a las fotos del Vogue con el resto de las ministras de este Gobierno.
En realidad, me da la impresión de que, cobarde o no, Magdalena, Magdalena Álvarez no quiere correr para no ser como Forest, Forest Gump, que corría simplemente porque sí. Sin motivación (ni siquiera la cobardía). Pero ella sí tiene una motivación, aunque sea inconsciente: meter la pata a fondo para enmierdar todo lo que toca y poder echarle la culpa a otros.
Decía el mismo Forest, Forest Gump, que "tonto es el que hace/dice tonterías". Se ve que en eso si se parecen Forest, Forest Gump y Magdalena, Magdalena Álvarez.
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