Dice Ibarretxe que que clase de democracia y de estatuto es éste si no puede preguntar a los vascos que quieren. Mire usted señor Lehendakari hágalo, pero hágalo dentro de la legalidad. Y no vaya de víctima absurda (siguiendo, por cierto, la mejor tradición de su partido) y quejosa. Primero, convenza a su propio partido de que su Plan soberanista y su hoja de ruta hacia la nada sean el programa electoral del PNV para las próximas elecciones. Después, convoque elecciones al parlamento de Vitoria (una prerrogativa que no le viene dada por ningún derecho histórico que nunca ha existido, la tiene, en cuanto que Lehendakari, gracias a la Constitución y al Estatuto que se quiere follar por las bravas) y gánelas, claramente, con esa declaración incuestionable de intenciones. Y, a partir de ahí, desarrolle los pasos siguientes para que su voluntad (supuestamente respaldada por una mayoría incuestionable de vascos y vascas) cumpla los requisitos de la Ley y se convierta en Ley a su vez. Todo lo demás son pamplinas, zarandajas y juegos sucios contra la democracia y contra los vascos y las vascas que usted dice defender.
Como por esa vía, sabe usted que va a una zona muerta, le interesa más seguir mareando la perdiz. Y su estrategia, como el buen negociador que todo el mundo reconoce que es, es muy hábil. Ahora me muestro dispuesto a hablar, yo soy el que ofrezco diálogo, son los otros, los españoles, los antivascos, los malos, los que se oponen a todo y quieren tenerles subyugados, los que se niegan a los acuerdos. Y, cumplidos esos plazos que usted pone, por poner, acude a los vascos y las vascas para que se manifiesten. Cuando esa consulta no se celebre, porque en democracia no se puede celebrar, pues nada, como víctima se vuelve a presentar a las elecciones diciendo "veis, yo quería ser bueno pero no me dejan, yo quiero negociar, pero se niegan, yo quiero el acuerdo, pero lo rechazan. Vosotros y vosotras, vascos y vascas, darme fuerzas para seguir intentándolo". Y seguro que le funciona muy bien, pero no es eso.
Usted mismo decía el domingo que el pueblo vasco existía hace 7000 años y seguirá existiendo dentro de 2000. No se yo si eso se puede defender con datos en la mano, pero vamos a suponer que sí. Lo que no dice usted es todas las traiciones que los vascos y las vascas han cometido. Siempre acercándose al sol que más calienta y sometiéndose a quien más conviene cada vez, pero siempre sometidos a alguien que les parapete. Y esa es la verdad. Ustedes nunca han dirigido ni comandado nada, más que las traiciones. Ustedes siempre han sobrevivido bajo el amparo de otros a los que, en cuanto tienen necesidad, apuñalan por la espalda como ahora quieren hacer con España. Pero no van a poder.
Euskadi y los vascos son parte de España y sólo cuando España y los españoles lo decidan cambiará esa situación. Y no seré yo quien diga que no puede cambiar. Cambiará, pero no será porque lo quieran las vascas y los vascos. Y mucho menos porque lo quiera un tal señor Ibarretxe. Déjelo usted ya, porque dentro de no mucho tiempo, nadie se acordará de usted y las cosas estarán muy parecidas a como están ahora.
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