El guión se ha cumplido. Todos y cada uno han representado el papel asignado, sin introducir siquiera una morcilla. Pero la pregunta clave es ¿y ahora qué?.
No creo que sea inteligente centrarnos en si era una bomba lapa o sólo un artefacto incendiario. Si el objetivo era el concejal o el escolta. Si es el primer intento real de matar en 4 años o no. Si la estrategia de ETA ha variado o si la explosión de Bilbao es la respuesta a las detenciones de Batasuna, al fin de la falsa tregua, o cualquier otra alternativa que se nos ocurra.
Los terroristas atentan porque es a lo que se dedican. Matan porque, de lo contrario, la amenaza pierde efecto y el terror es menor. Que los atentados tengan víctimas humanas o no es un elemento de esas acciones terroristas (no menor, sin duda) pero no podemos perdernos en ese elemento.
La realidad es que estamos donde hemos estado los últimos 40 años. Los instrumentos para luchar contra los asesinos son más y mejores. La realidad que nos rodea es más contraria a los asesinos. El tiempo juega en su contra. Pero siguen atentando, siguen matando, siguen impidiendo una convivencia normal en el País Vasco y en España en su conjunto... Y han pasado 40 años.
Siempre he dicho que las vías represivas son imprescindibles para acabar con ETA (y cuanto más contundentes sean, mucho mejor) pero no van a traer la solución definitiva. Los etarras acabarán deponiendo su actitud en una mesa y reincorporándose a la vida civil más pronto que tarde. El año que viene, por estas fechas, habremos vivido la salida "triunfante" del miserable De Juana Chaos a la calle. Estará en su casa escribiendo mierda y asistiendo a mítines y actos sectarios sin que nadie pueda hacer nada por impedirlo. Antes de que nos demos cuenta, Henry Parot, Múgica Garmendia, Urrusolo Sistiaga o el mismo García Gaztelu ocuparán cargos públicos en la vida vasca. Es más, no descartemos que reproduzcan el modelo de otros terroristas que se han convertido en analistas y referentes de la sociedad vasca, pasado el tiempo.
Cuando eso llegue, y llegará, los que más habrán sufrido y sufrirán son los familiares de los asesinados (las víctimas de ETA) y algunos familiares de terroristas también muertos en estos años. Todos esos familiares (a los que no trato por igual, sólo faltaría) habrán sacrificado parte de su vida y de sus sentimientos en favor de toda la sociedad, de la convivencia entre todos. Algunos, sin duda, estarán cabreados, muy cabreados, porque sienten que la justicia ha sido sólo relativa, pero serán generosos, aunque no sepamos agradecer y compensar su generosidad como merecen.
Pero para llegar a esa situación, no podemos limitarnos a esperar. Y mucho menos a hacer cálculos políticos y estratégicos en función de lo que más nos convenga en cada momento. El ahora es lo que cuenta. Hoy (como cada día desde hace 40 años) tenemos que sentar las bases de ese futuro que, sin ser idílico, nos permitirá la convivencia del futuro, sin armas, sin sobresaltos, sin atentados, sin coacciones, sin muertos, sin víctimas. Y para empezar a sentar esas bases, hay que salirse del guión, de ese guión que todos han cumplido esta vez.
Deberían salirse del guión los indeseables silenciosos, los que están tras las rejas olvidados e ignorados después de haber encabezado el desprecio al conjunto de la sociedad (por qué será que de la cárcel suelen salir con otra visión de la realidad, mucho más moderada) y los que, esta vez, se han salvado y piensan que nunca les va a tocar a ellos.
Deberían salirse del guión los oportunistas del voto. Los que aplican a su vida política aquello de "a río revuelto ganancia de pescadores". Esos ibarretxes de turno que pretenden recoger las nueces como si eso no tuviese un coste y unas repercusiones. Cuando alcancemos la convivencia, ustedes sólo serán recordados porque retrasaron la solución y la complicaron no por ser los mesías, ni siquiera los moisés de su gente.
Pero sobre todo, deberían salirse del guión los que piensan en la solución antes que en sentar las bases de la solución. Es tan sencillo como aplicar a nuestro proyecto las mismas armas de los terroristas. Hay que conocer al enemigo para derrotarle. Y, para que no queden dudas respecto de lo que quiero decir, me refiero a que hay que ser fuertes para poner al enemigo en su sitio. Hay que decirles "con voluntad de acuerdo y de arreglo, adelante, de lo contrario, a chirona". Hay que demostrarles que su futuro es la convivencia o la celda de 2 por 2. Hay que dejarles claro que en democracia se puede hablar y decir casi todo, cuando todos podemos decirlo. Si uno sólo de nosotros se tiene que callar o le callan, algo no va bien.
No puede haber medias tintas tácticas. Podemos solucionar este grave problema, pero sin armas y sin amenazas. Y eso sólo tiene un camino que hay que transitar con paso firme. El paso firme que se utiliza para cruzar descalzo sobre las brasas para no quemarse las plantas de los pies.
Con paso firme, a hacer puñetas el guión.
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