Querido Josep Lluis,
Soy republicano, como tú. Adoro Cataluña, como tú. Procuro dirigirme a la gente con la que hablo en su idioma porque lo más importante de la comunicación es entenderse. Estoy muy de acuerdo contigo en que tu nombre es el que es aquí y en la China y que tienes perfecto derecho a que se te llame como quieras. El mismo derecho, exactamente el mismo, que tú y los tuyos deberíais tener con el resto de los españoles. Y no tenéis.
Dices, y gran cosa es que puedas decirlo, que no te sientes español. Perfecto. Desprecias la misma España que te permite luchar por tus ideas y tratar de cambiarla (bendita paradoja). Tú opinión es perfectamente respetable y puedes defenderla aquí, pero no en la China. Pero elemento esencial para que tú puedas defender esa o cualquier otra idea, es que yo (y cualquier otra persona) pueda defender mis ideas en las mismas condiciones de igualdad. Y tú no quieres reconocérmelas en Cataluña.
Te costará creerlo pero, aunque no soy nacionalista, respeto enormemente a los que lo sois. Lo que me cuesta un poco más es aceptar esa desigualdad que vosotros queréis imponer para, según decís, recuperaros de "años de opresión". No sois creíbles en ese punto. No hay mayor desigualdad ni mayor opresión que la que han vivido las mujeres durante siglos. Imaginémonos que ahora, para buscar la igualdad entre hombres y mujeres, la conclusión fuese que, por ley, el 80 por ciento de los diputados tuviesen que ser mujeres. O que las mujeres deberían cobrar un 20 por ciento más de sueldo que los hombres. Sólo para compensar, para desagraviarlas.
Eso es, exactamente, lo que perseguís gente como tú. Eso, suponiendo, y es mucho suponer, que vuestra situación haya sido parecida a la de las mujeres durante siglos.
Nadie duda, a día de hoy, que tenéis una lengua propia, una cultura propia, unas características propias. Pues claro. Pero eso no da derecho, por si sólo, a ser un estado. No os da derecho a la independencia. Y, mucho menos, a tratar de saltaros la legalidad, en cuanto nos descuidamos "los españoles". A ti, como a casi todos los nacionalistas (y a Juan José Ibarretxe muy particularmente) os pasa que tenéis alma de imposición. Que pregonáis la democracia y la libertad como valores pero pensáis en el sometimiento. Y no puede ser.
Si en Cataluña disfrutáis de la autonomía que disfrutáis es gracias INDISCUTIBLEMENTE a España y a la generosidad de los españoles. Aún más, el respeto y el compromiso con la legalidad es fundamental. No se nos puede olvidar, a ti tampoco, que esta España la hemos construido entre todos asentada en la Ley desde el minuto cero. En la Ley para la Reforma Política, para ser exactos. Ese ingenio político y jurídico que permitió desmontar el engranaje de la dictadura y conducirnos a una democracia madura en tiempo récord. Y tú y los tuyos queréis imponer otra realidad por las bravas, porque sí (haciendo honor a este blog que no vas a leer).
Pues no, va a ser que no. Si un día Cataluña es un país independiente, yo seguiré pensando lo mismo. Que me parece un territorio, una gente y una cultura encantadora. Procuraré esforzarme en hablar y en entender el catalán, igualito que ahora. Y mientras tanto, no te pido, te exijo que tú tengas el mismo respeto por España y por los españoles, aunque sólo sea porque, mientras tanto, tú eres tan español como yo. Y no lo digo por ofender, como emprenderás.
Un abrazo
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