lunes, 30 de junio de 2008

GANAR ES LA HOSTIA

La selección española ha hecho un buen fútbol, un gran fútbol. Probablemente, el mejor fútbol que se ha visto en Europa en muchos años. Dejando a un lado el interés que pudiera tener en presionar a los nuestros, el propio Franz Beckenbahuer no dudó en asegurar, el sábado, que en la segunda parte de España en la semifinal ante Rusia, vió el mejor fútbol de la última década. Pocas veces he estado tan de acuerdo con el kaiser.
De todas formas, y a pesar de mi optimismo compulsivo, he de decir que esa afirmación (la de que España ha hecho el mejor fútbol de la Eurocopa) es tan cierta como superflua a la hora de hablar de los campeones. Es tan superfluo como decir que el campeón de una gran cita deportiva es el que gana, no el que lo hace mejor. ¿O es qué alguien puede dudar que el mejor fútbol de los 60 lo hacía Brasil?. Ganaron en el 58, ganaron en el 62 y ganaron en el 70. Y, muy probablemente, habrían ganado en el 66 si el fútbol destructivo, agresivo, duro, casi ilegal y los árbitros no se lo hubiesen impedido.
Pocas, muy pocas veces se produce el encaje perfecto en el que el campeón es el que ha demostrado hacer el mejor fútbol durante todo el torneo. Ocurrión en los tres casos citados del Brasil de la perfección, ocurrió con la Argentina de 1986 y poco más. Tal vez en el mundial de Francia 98, pero sólo tal vez. Y ha ocurrido este año. Es bien cierto que se trata de una Eurocopa, pero ha ocurrido. Repasando todas las cifras, el dominio español ha sido total, aplastante, incuestionable, absoluto, rotundo. Ha sido, sencillamente, histórico.
Tan así ha sido que deberíamos acordarnos, sin dejar de disfrutar, que hemos visto otras veces como con un dominio similar del fútbol nos hemos quedado con tres palmos de narices. Debemos recordar que hace ya unos años que España hace muy buen fútbol, pero no terminaba de rematar. Fallaba la defensa, fallaba el portero, fallaban los delateros, fallaban todos en su conjunto, nos acojonábamos, pecábamos de euforia excesiva, no sabíamos competir, nos tomaban por el pito del sereno,... o todo ello junto y combinado.
Digo todo esto, desde el más profundo de los orgullos y de la más honda satisfacción. Era un niño cuando la final del Parque de los Príncipes, cuando uno de mis ídolos encajó uno de los goles más injustos que recuerdo. Y casi seguía siendolo cuando Eloy Olalla falló el primero de muchos dolorosos penaltis que recuerdo. He disfrutado y sufrido con la selección y cada nuevo partido, cada nuevo torneo, vuelvo a ilusionarme. Y se que en las próximas citas (en Sudáfrica, dentro de 2 años) volveré a ilusionarme. Pero también tengo claro que el haber ganado la Eurocopa no nos conierte en vencedores vitalicios. Vean a la vigente Campeona del Mundo como ejemplo, en este mismo torneo.
Se que volveremos a sufrir, que volveremos a caer en cuartos o en la primera fase, incluso. Recuerden la Francia del mundial 2002, cuando defendían el título. Pero eso también es parte de este deporte y de casi todos, que tanto nos gusta. No siempre se puede ganar, ni siquiera Brasil. Lo importante es saberlo y hacer todo lo posible, como en esta ocasión. Incluso hacer un poquito más de lo posible. Si participar es muy bonito, decía el barón de Cubertain, ganar tiene que ser la hostia, decíamos los españoles. Pues sí, es la hostia, sobre todo cuando llega cada medio siglo.

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