De repente, todo el mundo parece acordarse de lo importante que es la ilusión.
Se entiende, por ejemplo, en el caso de los jugadores de la selección española de fútbol y en los aficionados. La verdad es que, cada vez que se aproxima un gran torneo, nos cargamos de ilusión aunque sabemos que se trata de un espejismo con fecha de caducidad. Pero cada dos años (entre Mundiales y Eurocopas) sufrimos un subidón de esos de órdago.
También se entiende que el conjunto de la sociedad esté ilusionada. Bueno, tal año como éste es un poco menos comprensible, pero ya se sabe que la proximidad de las vacaciones de alas. En un par de semanas o tres todos pondremos nuestro mejor esfuerzo, y nuestra mayor ilusión, en aparcar los quebraderos de cabeza que nos produce la c-r-i-s-i-s económica (deletreándola parece que duele menos y, además, el abuelo Solbes no se enfada tanto con nosotros) y empezaremos a pensar y a planificar nuestras vacaciones.
Fíjense. En unos días, yo, sin ir más lejos, me voy una semanita a la playa. Este está gilipollas, estará pensando más de uno. Con la que está cayendo, sin ver el sol, y el payaso este se va a la playa. No, si ya me parecía a mi, leyéndolo, que muy normal no estaba el payo.
Es lógico que piense eso y algo peor, pero déjeme que le explique que, esta semana de playa, la tengo planificada desde hace más de un mes y, como comprenderá, la primera quincena de junio en la mitad sur de España es sinónimo de buen tiempo, solecito, playita y descanso. Este año, la cosa viene como viene. Pero yo mantengo la ilusión, con dos cojones. Ya he metido en la maleta toda la lectura atrasada que tenía y, por si me quedo corto en las largas horas de encierro en el hotel, me llevo también varias decenas de buenas películas para matar el rato.
Eso es mantener la ilusión a toda costa (nunca mejor dicho) y lo demás son tonterías. Se nota que no tengo abuelas ehhhhhh.
Alguno de ustedes, si es que todavía están ahí, a estas alturas, podrá ponerme un ejemplo similar o mejor de lo que significa mantener la ilusión contra viento y marea (por qué será que tengo la sensación que el tema de la playa empieza a obcecarme). Pero no se esfuercen. Hay quien nos gana a todos de largo y sin miramientos. Como el jamaicano éste que acaba de batir el récord del mundo de 100 metros lisos dejándolo en 9'72.
No se lo imaginan verdad?. El gran triunfador es... Juan Costa, que no ha dudado en asegurar que en el PP hay una crisis de ilusión y le ha comunicado, a Mariano Rajoy, que no descarta presentarse. Supongo que lo hace a modo de amenaza. No contra Rajoy, faltaría más, si no contra sus compañeros de partido. Tenéis dos opciones, o sacáis la ilusión de donde la tengáis escondida o me presento. A eso no hay quien se resista claro. Me veo a todo el PP ilusionado hasta las cachas, loco de contento. Y el que no caiga, tendrá al lado a un buen amigo diciéndole "ilusiónate Pepe, ilusiónate, que viene Costa y nos mete el rejón de muerte".
Pero alguien conoce a tipo más triste, más plano, más insulso, y con menos capacidad de ilusionar que Juan Costa. Por dios, si a su lado la selección española de fútbol parece la brasileña coño. Quien puñetas le susurrará majaderías al oído a este tío. Alguien se lo imagina enardeciendo a las masas y llevando al PP a la mayoría absoluta. Por favor, Zapatero podría ganarle sin salir del despacho en cuatro años. Hasta Almunia podría hacerlo.
Nada, lo dicho. Juan Costa le ha dado el empujón definitivo a la crisis del PP. ¡Con Ilusión!.
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