viernes, 31 de agosto de 2007

MESES QUE SOBRAN EN EL CALENDARIO

No me gusta el mes de agosto.
No es de ahora. La verdad es que siempre ha sido un mes que he aceptado, porque está en el calendario. Porque no me queda más remedio, vamos. Pero no me gusta. Tampoco me gustan los domingos. Y tampoco puedo hacer nada por evitarlo. Ni me gusta el mes de marzo. ¡Qué manía le tengo desde mis tiempos del colegio!.
Marzo es ese mes que ni cabroncete, que acoge un viento y un frío más que considerable. Un frío que arrastramos ya muchas semanas y nos cansa, nos desespera. Marzo es ese mes interminable (salvo cuando coincide con las vacaciones de Semana Santa), el primero de 31 días del año, ya que enero no cuenta. Marzo es el mes de los exámenes o, en su defecto, de las notas. Marzo es el mes que más lejos tiene todas las vacaciones, por delante y por detrás. Marzo... es marzo, que más se puede decir. ¡Qué lo quiten del calendario!.
Pero agosto es un mes tonto. Mucha gente está de vacaciones, las más caras vacaciones. Como si no se diesen cuenta de que los días no son tan largos como en julio y no hace tan buen tiempo. Quién más quién menos está pensando en el inicio del nuevo curso, que la paga extra se ha agotado, en que este año tampoco ha hecho todo lo que pensaba hacer durante el verano.Para que queremos agosto en el calendario.
Sin embargo, en marzo y en agosto pasan muchas cosas, demasiadas. Y lo más triste es que agosto siempre nos alfiletea con muertes especialmente dramáticas, simbólicas. De Elvis a Diana, de Marilyn a Umbral, cuantas muertes trae agosto. Me acuerdo ahora, no me digas por qué, de ese refrán que se enseña (enseñaba) a los niños para enseñar a los niños los días de cada mes. "30 días trae noviembre, con abril, junio y septiembre, de 28 sólo hay uno y los demás, 31". Esta semana ha sido especialmente dramática en este sentido, al menos en España. Confío en que acabado el mes, este fin de semana no nos traiga más desagradables sorpresas.
La verdad es que a mi los muertos me dan un poco igual. No soy nada mitómano y la verdad, que se muera alguien me parece que es lo natural. Siempre hay excepciones. Lo de Antonio Puerta es dramático se mire por donde se mire. Pero casos como el de José Luis de Vilallonga o Francisco Umbral, no tanto. Por el primero nunca tuve la más mínima simpatía. Más bien todo lo contrario. Me pareció siempre un vividor que, encima, estropeó películas como Desayuno con diamantes y otras muchas cosas (algún día escribiré algo sobre cine, que me gusta mucho, aunque tengo que advertir que soy muy vehemente expresando mis opiniones). Ya se que no se lleva lo de hablar mal, incluso lo de no hacerlo bien, de los muertos. Pero no se me da bien lo de la hipocresía.
Umbral es harina de otro costal. Digamos que siempre he discrepado de lo que he coincidido con él. Pero es un indiscutible de este siglo. Un escritor como hay pocos. Un articulista modélico, aunque no siempre comprensible, al menos para mi. Un histrión en muchas ocasiones. Un tipo ingenioso como pocos que había creado un personaje que alimentaba cada vez que empezaba a sufrir de raquitismo. Es posible que sus pocas apariciones públicas, en los últimos años, hayan llevado a su personaje a morir de inanición. Una lástima. Como alguien ha escrito estos días. Inmortal y rosa.

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