lunes, 30 de junio de 2008

GANAR ES LA HOSTIA

La selección española ha hecho un buen fútbol, un gran fútbol. Probablemente, el mejor fútbol que se ha visto en Europa en muchos años. Dejando a un lado el interés que pudiera tener en presionar a los nuestros, el propio Franz Beckenbahuer no dudó en asegurar, el sábado, que en la segunda parte de España en la semifinal ante Rusia, vió el mejor fútbol de la última década. Pocas veces he estado tan de acuerdo con el kaiser.
De todas formas, y a pesar de mi optimismo compulsivo, he de decir que esa afirmación (la de que España ha hecho el mejor fútbol de la Eurocopa) es tan cierta como superflua a la hora de hablar de los campeones. Es tan superfluo como decir que el campeón de una gran cita deportiva es el que gana, no el que lo hace mejor. ¿O es qué alguien puede dudar que el mejor fútbol de los 60 lo hacía Brasil?. Ganaron en el 58, ganaron en el 62 y ganaron en el 70. Y, muy probablemente, habrían ganado en el 66 si el fútbol destructivo, agresivo, duro, casi ilegal y los árbitros no se lo hubiesen impedido.
Pocas, muy pocas veces se produce el encaje perfecto en el que el campeón es el que ha demostrado hacer el mejor fútbol durante todo el torneo. Ocurrión en los tres casos citados del Brasil de la perfección, ocurrió con la Argentina de 1986 y poco más. Tal vez en el mundial de Francia 98, pero sólo tal vez. Y ha ocurrido este año. Es bien cierto que se trata de una Eurocopa, pero ha ocurrido. Repasando todas las cifras, el dominio español ha sido total, aplastante, incuestionable, absoluto, rotundo. Ha sido, sencillamente, histórico.
Tan así ha sido que deberíamos acordarnos, sin dejar de disfrutar, que hemos visto otras veces como con un dominio similar del fútbol nos hemos quedado con tres palmos de narices. Debemos recordar que hace ya unos años que España hace muy buen fútbol, pero no terminaba de rematar. Fallaba la defensa, fallaba el portero, fallaban los delateros, fallaban todos en su conjunto, nos acojonábamos, pecábamos de euforia excesiva, no sabíamos competir, nos tomaban por el pito del sereno,... o todo ello junto y combinado.
Digo todo esto, desde el más profundo de los orgullos y de la más honda satisfacción. Era un niño cuando la final del Parque de los Príncipes, cuando uno de mis ídolos encajó uno de los goles más injustos que recuerdo. Y casi seguía siendolo cuando Eloy Olalla falló el primero de muchos dolorosos penaltis que recuerdo. He disfrutado y sufrido con la selección y cada nuevo partido, cada nuevo torneo, vuelvo a ilusionarme. Y se que en las próximas citas (en Sudáfrica, dentro de 2 años) volveré a ilusionarme. Pero también tengo claro que el haber ganado la Eurocopa no nos conierte en vencedores vitalicios. Vean a la vigente Campeona del Mundo como ejemplo, en este mismo torneo.
Se que volveremos a sufrir, que volveremos a caer en cuartos o en la primera fase, incluso. Recuerden la Francia del mundial 2002, cuando defendían el título. Pero eso también es parte de este deporte y de casi todos, que tanto nos gusta. No siempre se puede ganar, ni siquiera Brasil. Lo importante es saberlo y hacer todo lo posible, como en esta ocasión. Incluso hacer un poquito más de lo posible. Si participar es muy bonito, decía el barón de Cubertain, ganar tiene que ser la hostia, decíamos los españoles. Pues sí, es la hostia, sobre todo cuando llega cada medio siglo.

miércoles, 25 de junio de 2008

PERIODISTAS ANTE LA SOCIEDAD

En atención al amable anónimo del post "El Gobierno del Tabú", por cierto, el único que ha tenido a bien atender mi demanda de participación popular, me voy a permitir un par de observaciones a cerca de la sentencia contra Federico Jiménez Losantos. Y me permito aclarar desde ya que no voy a entrar en lo polémico del personaje.
Ya lo dejé por escrito con motivo del caso de la demanda de Telma Ortiz en defensa de su vida privada, soy firme defensor de la libertad de expresión pero, con igual firmeza, defiendo que no se puede decir cualquier cosa y de cualquier forma. No es ningún descubrimiento ni aportación a la historia del pensamiento, que todo derecho y toda libertad debe tener sus límites. Y, sinceramente, creo que se hace una interpretación extremadamente generosa de la libertad de expresión, al menos en nuestra sociedad.
Amparándonos en que las opiniones son libres, podemos decir casi cualquier cosa de cualquier persona sin tener ningún temor a las consecuencias de nuestros actos. Y eso me parece muy peligroso. Sobre todo, porque hablar, incluso escribir, no cuesta nada y decir suele salir gratis. No quiero decir con esto que haya que implantar una suerte de censura previa, nada más lejos de mi parecer, pero sí creo que cuando alguien cruza los límites (y estos, sin duda, deben existir y estar lo mejor definidos posible) debe ser condenado al objeto de que no reincida, pero también para que nadie más se crea que decir es gratis. No puede serlo.
No son pocos los medios de comunicación y los periodistas que están en claro desacuerdo conmigo. Sin ir más lejos, esta misma semana escribía Fernando Sánchez Dragó (prototipo de sobrepasar los límites con donaire desde hace años) que los políticos están en la vida pública para aguantar todo lo que se les diga y que nunca deberían acudir a los tribunales. No puedo estar más en desacuerdo. Aceptar eso sería tanto como decir que los políticos deben aceptar de buen grado que los abofeteemos cada vez que tengamos ocasión. ¡Hombre no!. No termino de entender porque se le da más importancia a una agresión física que a una verbal, cuando pueden producir un daño igual de irreparable.
En el mismo diario El Mundo, la semana pasada, publicaron un editorial en el que iban más allá. Criticaban a fondo la sentencia por, entre otras cosas, dar mayor credibilidad a unos testimonios de la vista oral que a otros. Obviamente se referían a los testigos llevados ¡nada menos que por la defensa de Losantos! y que se volvieron en su contra ante su señoría. Argumento descabellado donde los haya. El acusado presenta unos testigos para refrendar su versión y en el momento de declarar respaldan las tesis del demandante, y El Mundo asegura que la juez no tenía que haberles dado credibilidad. Es la locura. No tiene sentido.
Volvemos a ver la inmensa importancia que las palabras tienen. El daño que pueden hacer según como se utilicen y el uso que se haga de ellas.
No tengo que apostillar, después de lo dicho, que estoy claramente a favor de sentencias como la que nos ocupa. No porque crea que hay que proteger a nadie, no porque tenga animadversión contra los periodistas. No. Porque creo que la convivencia en sociedad no sólo se ve amenazada cuando alguien agrede físicamente a otro, o cuando se roba. No. La convivencia en sociedad se ve deteriorada cuando cada uno puede decir lo que quiera sin temor a posibles consecuencias. Y cada vez son más los periodistas que alegan su "virtual" carné de prensa como si fuese una burbuja inviolable. Y no es así.

martes, 24 de junio de 2008

NOÉ, SÍ E

Noé, dijo el señor, el hombre se ha descarriado y voy a castigarlo. Mandaré una lluvia muy importante, un auténtico diluvio. Pero tu eres bueno, Noé. Te daré tiempo para que construyas un arca en la que poder poner a salvo a tu familia. Salvarás, también, una pareja de cada especie animal. Date prisa, Noé, no hay tiempo que perder.
Noé miró al cielo. Vio el azul luminoso. Lo más blanco que vio fue el reflejo del potente sol y pensó. Quien coño será este tío que me habla. Sabrá más él, que no está viendo el cielo, que yo, que sí lo estoy viendo.
Noé siguió con sus cosas. Que si un ratito en la huerta, para que no faltase de nada a la mesa. Que si cuidar algún animalito, porque la carne también es necesaria. Pero no descuidó otros quehaceres. Jugaba con sus hijos, charlaba con sus vecinos y amigos. Y, por supuesto, compartía todo el tiempo que podía con su mujer. En uno de esos ratitos, le contó a su compañera lo que el señor le había dicho.
Ella, preocupada, le recomendó que hiciese el arca. Seguro que no es para tanto, pero por lo menos podremos estar protegidos los chicos y nosotros. Pero Noé le aseguró, muy seguro de sí mismo, que no iba a llover.
A los pocos días comentó a caer el típico calabobos. Esa agua fina que tan bien le viene al campo. Noé se puso la mar de contento. Tanto que se fue a ver a uno de sus vecinos. Quería compartir su alegría y optimismo, pero su vecino le hizo ver que no estaban en época de lluvias. Eres un agua fiestas, le dijo Noé. Mejor que llueva. Pero su vecino comenzó a preocuparse cuando Noé, medio en broma, le contó lo que el señor le había dicho.
Oye, y si estas cuatro gotas son el inicio del diluvio. Deberíamos empezar a construir el arca y acumular provisiones y juntar a los animales. Quita, quita, dijo Noé. No fastidies. Esto es sólo algo pasajero. Aún más, nos va a venir de miedo. Pero pasaron los días y el cala bobos se convirtió en lluvia. Y la historia del diálogo entre Noé y el señor iba pasando de boca a oreja. Y cada vez eran más los que acudían a Noé para recomendarle que se pusiese a construir el arca y ofreciéndole su colaboración.
Pero Noé se mostró inflexible. No sabéis lo que decís. Sois unos agoreros. De todas formas, quien más quien menos, empezó a acumular alimentos, ropa de abrigo y a tener a los animales sueltos el menor tiempo posibles.
Después de varias semanas y cuando el agua acumulada en algunas zonas comenzaba a sobrepasar los 20 centímetros en algunas zonas. Noé admitió, ante su mujer y sus hijos, que no era normal esa forma de llover. Ellos, creyendo que habían encontrado un resquicio por el que colarse, insistieron en el tema del arca, pero Noé se resistió de nuevo. No era para tanto. Si acaso, prepararía algunos sacos terreros para las puertas de la casa y poco más.
Unas semanas después, sus amigos de la zona baja del valle subieron escandalizados. Sus casas se habían inundado y sólo habían podido ponerse a salvo subiendo colina arriba. Con todo, Noé no dejaba de darles ánimos y decirles que todo era pasajero. Que podían quedarse en su casa, que había comida y sitio para todos. Pero, casi cada día, llegaban más y más vecinos que se habían quedado sin casa y sin tierras que trabajar porque el agua las había anegado. Tan difícil se puso la situación que Noé tuvo que advertirles que era necesario racionar la comida y dormir por turnos en las camas.
Pero la lluvia siguió aumentando de intensidad. Se convirtió en autentica tromba y ya ni la casa de Noé se salvo. los más afortunados, entre ellos Noé y su familia, se agarraron a unos troncos para poder aguantar. Los menos, se fueron ahogando. Pero Noé insistía, esto se acaba en un par de días, no os preocupéis.
Pasaron los días y sin nada que comer y sin poder descansar, muchos desfallecían. Sólo una cosa les devolvía las fuerzas. Cada vez que Noé hablaba para asegurar que ya pintaba mejor, que no era para tanto, que lo peor había pasado, la mayoría, la inmensa mayoría, y cada vez más mayoritaria, le pedía a Noé que se callase. Ya no querían oírle. Es más, casi todos se arrepentían de haberle escuchado en su momento. Pero ya era tarde.
Y en ese momento, justo en ese momento de máxima desesperación y resignación se volvió a oír la voz del señor que decía: "pero que torrrrrrrrrpe y que mentiroso eres... Zapatero".

lunes, 23 de junio de 2008

EL GOBIERNO DEL TABÚ

El anterior fue el Gobierno de la paridad. Menuda parida. El presente quiere etiquetarse como del Gobierno de la igualdad. Igual parida. Las etiquetas para la historia, las pone la historia, no los protagonistas. Los eslóganes son buenos cuando devienen en tales, no cuando primero se decide que va a ser un eslogan y luego se crea la frase de marras. Este y el anterior, los gobiernos de Zapatero, vamos, son lo que son y ya los etiquetará la historia. Pero el se empeña en mantener el ritmo de creación de su laboratorio de etiquetas, frases y eslóganes. Él sabrá.
Puestos a crear, yo propongo que se le denomine el Gobierno del Tabú. No por el famoso juego de mesa, no. Es que cada vez son más de las cosas que los miembros del ejecutivo no pueden hablar, o palabras que no pueden utilizar. Menos mal que el español es rico. Y ellos se lo quieren cargar. Que parajoda. No se puede decir "crisis", caca. No se puede hablar de "controlar la inmigración", pecado. No se puede decir "trasvase", peligro. No se puede hablar de "energía nuclear", socorro.
Si nos descuidamos, sólo vamos a poder hablar de Gamoneda. Puestos a imponer tabús, yo recomiendo que sea tabú (o sea, que se le impida) que Zapatero asista a cualquier acontecimiento deportivo. Nuestros deportistas no lo van a decir en voz alta, pero estoy seguro que más de uno reza (aunque no sepa a quien) con tal de que ese tío no se acerque al palco. Yo, por si acaso, estoy rezando (supongo que con poco éxito, ya que no soy católico) para que no se le ocurra ir a Viena el jueves. ¡Con lo que nos ha costado pasar de cuartos!.
Si las semifinales fuesen en Suiza podríamos quitarle el pasaporte, pero en Viena... no hay nada que hacer. O le enredamos con algún tingladillo que le ponga más o nos jode la Eurocopa. Aunque, estoy pensando que como los partidos los dan por Cuatro, sus buenos amigos de Prisa harán todo lo que puedan para que no vaya, no les vaya a joder el negocio que están haciendo con este histórico campeonato.
No creo yo que los chicos de Luis sean mejores ni peores que los de otras generaciones. Ni creo que Luis sea mejor ni peor. Todos ellos son diferentes pero si tengo la impresión de que están más centrados y más seguros de a que juegan, como juegan y porque juegan. Eso no quiere decir nada, igual que no quiere decir nada la victoria de la primera fase ante Rusia. Pero... Ahora que lo pienso, no debería haber escrito esto. Ya la he fastidiado. El viernes los tenemos en Barajas. Bueno, que nos quiten lo bailado.
Algo parecido debe pensar Rajoy y su nuevo equipo. Que les quiten lo bailado. Les han dado, particularmente a Rajoy, hasta en el carné de identidad y de todas las formas posibles. El mismo sábado, sin ir más lejos, Mayor Oreja se despachó a gusto y Aznar, todavía más. Con más estilo, con mejor discurso, pero sin miramientos. Y Rajoy, como decía Lucía Méndez el sábado en El Mundo, apretó los dientes y puso al mal tiempo buena cara. Por cierto, además de ser un ejercicio muy satisfactorio de lectura, leer a Lucía es muy recomendable, sobre todo cuando se trata del PP.
Pues eso, que digo yo que Rajoy y los suyos, empezando por Cospedal, estarán pensando que les quiten lo bailado. Pero también deben pensar en ponerse a trabajar. No sólo para hacerse la foto, como esta mañana, si no de verdad. Y digo más. Me consta que, además de muy mona, que lo es, María Dolores es una curranta de tomo y lomo. Admiro, desde hace años, ambas virtudes y las he glosado, en privado, viniese o no a cuento. Ahora, que ya está en la primerísima línea, tendré que primar las críticas. Y es que, como dicen los que me conocen, sólo sé criticar, nunca estoy conforme con nada y descoloco a los que me escuchan (o leen) porque nunca saben a que carta quedarse. Y eso es todo un elogio, al menos para mi.
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Por cierto, estoy buscando la forma de que este blog sea un poco más participativo ya que se que se consulta, inexplicablemente, más de lo que aparece en los comentarios. Me gustaría que, además de una válvula de escape para mis diatribas (que era el objetivo original de esta página) se convirtiese en un cierto lugar de debate y participación. A ver si entre todos damos con la fórmula. Salud y pesetas.

sábado, 21 de junio de 2008

CON ÁNIMO CONSTRUCTIVO

Por primera vez en muchos años, muchos, estoy de acuerdo con algo que ha dicho José María Aznar. El PP (cualquier partido, añadiría yo) debe ganarse al mayor número de ciudadanos para optar a gobernar un país. Es una afirmación de perogrullo, pero a veces, son esas afirmaciones las que hacen despertar a los dormidos.
Hay una sensación, bastante extendida entre algunos, de que los políticos (las personas y los partidos) deben mantenerse firmes, monolíticos, inmóviles en los principios que les guían y tratar de atraerse a los votantes. Esa es una alternativa, sin duda, pero no la única, ni siempre la mejor. Siempre se recuerda que alguien tan admirado como Winston Churchill fue capaz de ponerse al frente de los británicos para afrontar la II Guerra Mundial con éxito. Sin duda, la actitud de Churchill tuvo una doble vertiente: por una parte supo entender las necesidades y demandas de sus conciudadanos para liderarlas, y supo amoldar sus propias ideas a esa situación para fundir ambas realidades en un proyecto de éxito.
Algo parecido ocurre casi siempre que un líder o un partido logran dar la vuelta a una situación. Sin ir más lejos, le ocurrió al PP de José María Aznar cuando en 1996 acomodó buena parte de sus principios, ideas, proyectos y objetivos a los de una sociedad, la española, que mostraba claros síntomas de necesitar un cambio de orientación. Aquel PP de Aznar tuvo que moverse y mucho para poder ponerse al frente de la sociedad española del cambio de siglo y dirigirla por una senda claramente diferente a la que venía siendo prioritaria durante los años 80.
Pasado el tiempo, parece que no fue así. Son legión, el propio Aznar sin ir más lejos, los que tratan de contarnos una versión diferente de aquellos hechos. Tratan de contarnos ahora el cuento de que el PP siempre estuvo y sostuvo los mismos principios y que fuimos los españoles los que nos acercamos a ellos. Falso. Los españoles nos movimos tanto como se movieron los populares hasta que unos y otros confluimos en los resultados electorales de 1996 que permitieron gobernar al PP.
Pero, curiosamente, buena parte de los que estuvieron en ese largo y lento proceso desde dentro del PP, pretenden ahora que no fue así y tratan de evitar que los que ahora dirigen el partido hagan algo parecido. Hoy mismo ha recordado el propio Aznar que primero tuvieron que ganar las elecciones de 1996 y luego fue cuando pactaron con los nacionalistas. Cierto, muy cierto. Pero no es menos cierto que llevaban años cortejándolos y que tuvieron que dedicar todos los esfuerzos de los 3 meses siguientes a las elecciones para culminar el cortejo y ganarse el apoyo de los nacionalistas.
Nada diferente se trata de hacer ahora desde la dirección del PP. Pero hay una diferencia sustancial. En aquellos años, todos estaban a una en el PP. Nadie discutía las decisiones de Aznar y de los suyos. Nadie ponía chinas en el camino. Y no habían sido pocos los que se habían quedado por el camino, los que habían sido relegados a un tercer o cuarto plano o los que notaban como su culo olía a pólvora a lo lejos. Nada demasiado diferente a lo que vemos ahora.
Lo que no deja de sorprenderme es que buena parte de los mismos que dirigieron esa estrategia hace 15 años, ahora tratan de impedirla a toda costa. Bueno, en realidad, no me sorprende en absoluto, pero no puedo dejar de verlo con cierto desagrado. No porque me importe demasiado lo que ocurra en el PP, ellos sabrán. Pero sí desde el momento en que eso tiene repercusiones en la vida de nuestra democracia y en el futuro de España. Necesitamos, como todas las sociedades occidentales y modernas, una alternativa real, solida y con futuro para seguir progresando. Y eso es algo que muchos parecen no entender.
Espero, por el bien de todos, que el PP sea capaz de andar ese camino de aproximación a la sociedad que tanto necesita y necesitamos. Espero que María Dolores de Cospedal sea tan Secretario General como General Secretario. El PP lo necesita y España también. Y espero que los conspiradores, nostálgicos y críticos, sepan entender lo necesaria que es la unidad y el respeto al que dirige. Sin por ello dejar de mantener las propias posiciones con honradez y sinceridad. Debe primar el ánimo constructivo, aunque el arquitecto sea otro.

martes, 17 de junio de 2008

CÓMO ME LO IBA A PERDER

Si usted es de los que gusta de no utilizar ropa interior, debe saber que este año no debería ir a Ascot. Es probable que, aún siendo usted de los que disfruta de su naturalidad sin ataduras, no tuviese ninguna intención de acudir a ese relamido hipódromo, tan característico de mis admirados ingleses. Pero, por si acaso, yo le aviso. No vaya a ser. Seguro que usted sabrá apreciar mi esfuerzo.
Igualmente, estoy seguro de que habrá sabido agradecer mi descanso. He estado unos días leyendo, que también es actividad gratificante. Bueno, depende. Cuando tu pretendes escribir y disfrutas de ello aunque lo hagas mal, duele mucho leer las cosas que son capaces de hacer otras personas cuando agitan imaginación y buen uso de las palabras en su pequeña y secreta coctelera. Pero bueno, se ha acabado el descanso y volvemos al tajo.
No se crea, no, que me ha sido fácil sustraerme estos días, al uso del teclado. Como bien sabemos los fumadores, he tenido momentos de auténtico "mono". No me negará que la semanita que hemos tenido no es para ello. Cienes y cienes de ideas se me han agolpado en la cabeza durante estos días. Tanto es así que he decidido dejar de pensar durante unos días, porque, como no podía dar salida a mis inquietudes, he temido que me produjesen un colapso. ¡Qué paradoja!.
Haciendo uso de un buen criterio que no me caracteriza, voy a ahorrarle el suplicio de tener que leer comentarios caducados. Pasó la romería y, al igual que el agua pasada no mueve molino, mis ideas de ayer no se pueden aplicar a la realidad de hoy. ¡Qué le vamos a hacer!. Pero los días que están por venir, no van a ser mancos, así que nos aplicaremos a ello.
Y como me gusta ser (al menos lo pretendo) sagaz observador de la realidad que nos rodea, les pongo en antecedentes de una serie de cosas. Primero, aunque no se lo crea, antes de que acabe la semana le habremos dado matarile a la primavera. Seguro. Segundo, aunque creyese que nunca iba a llegar, antes de que acabe la semana tendremos secretari@ general/a del PP. Tercero, antes, mucho antes (hoy mismo), de que acabe la semana sabremos el rival de España en los cuartos de la Eurocopa. Cuarto, puede ser que hoy mismo, pero, en cualquier caso, antes de que acabe la semana, sabremos si Gasol se convierte en el primer español con anillo.
Y con este panorama, ¿usted se cree que yo me lo iba a perder?. ¡Por favor!.

lunes, 2 de junio de 2008

CUESTIÓN DE ILUSIÓN

De repente, todo el mundo parece acordarse de lo importante que es la ilusión.
Se entiende, por ejemplo, en el caso de los jugadores de la selección española de fútbol y en los aficionados. La verdad es que, cada vez que se aproxima un gran torneo, nos cargamos de ilusión aunque sabemos que se trata de un espejismo con fecha de caducidad. Pero cada dos años (entre Mundiales y Eurocopas) sufrimos un subidón de esos de órdago.
También se entiende que el conjunto de la sociedad esté ilusionada. Bueno, tal año como éste es un poco menos comprensible, pero ya se sabe que la proximidad de las vacaciones de alas. En un par de semanas o tres todos pondremos nuestro mejor esfuerzo, y nuestra mayor ilusión, en aparcar los quebraderos de cabeza que nos produce la c-r-i-s-i-s económica (deletreándola parece que duele menos y, además, el abuelo Solbes no se enfada tanto con nosotros) y empezaremos a pensar y a planificar nuestras vacaciones.
Fíjense. En unos días, yo, sin ir más lejos, me voy una semanita a la playa. Este está gilipollas, estará pensando más de uno. Con la que está cayendo, sin ver el sol, y el payaso este se va a la playa. No, si ya me parecía a mi, leyéndolo, que muy normal no estaba el payo.
Es lógico que piense eso y algo peor, pero déjeme que le explique que, esta semana de playa, la tengo planificada desde hace más de un mes y, como comprenderá, la primera quincena de junio en la mitad sur de España es sinónimo de buen tiempo, solecito, playita y descanso. Este año, la cosa viene como viene. Pero yo mantengo la ilusión, con dos cojones. Ya he metido en la maleta toda la lectura atrasada que tenía y, por si me quedo corto en las largas horas de encierro en el hotel, me llevo también varias decenas de buenas películas para matar el rato.
Eso es mantener la ilusión a toda costa (nunca mejor dicho) y lo demás son tonterías. Se nota que no tengo abuelas ehhhhhh.
Alguno de ustedes, si es que todavía están ahí, a estas alturas, podrá ponerme un ejemplo similar o mejor de lo que significa mantener la ilusión contra viento y marea (por qué será que tengo la sensación que el tema de la playa empieza a obcecarme). Pero no se esfuercen. Hay quien nos gana a todos de largo y sin miramientos. Como el jamaicano éste que acaba de batir el récord del mundo de 100 metros lisos dejándolo en 9'72.
No se lo imaginan verdad?. El gran triunfador es... Juan Costa, que no ha dudado en asegurar que en el PP hay una crisis de ilusión y le ha comunicado, a Mariano Rajoy, que no descarta presentarse. Supongo que lo hace a modo de amenaza. No contra Rajoy, faltaría más, si no contra sus compañeros de partido. Tenéis dos opciones, o sacáis la ilusión de donde la tengáis escondida o me presento. A eso no hay quien se resista claro. Me veo a todo el PP ilusionado hasta las cachas, loco de contento. Y el que no caiga, tendrá al lado a un buen amigo diciéndole "ilusiónate Pepe, ilusiónate, que viene Costa y nos mete el rejón de muerte".
Pero alguien conoce a tipo más triste, más plano, más insulso, y con menos capacidad de ilusionar que Juan Costa. Por dios, si a su lado la selección española de fútbol parece la brasileña coño. Quien puñetas le susurrará majaderías al oído a este tío. Alguien se lo imagina enardeciendo a las masas y llevando al PP a la mayoría absoluta. Por favor, Zapatero podría ganarle sin salir del despacho en cuatro años. Hasta Almunia podría hacerlo.
Nada, lo dicho. Juan Costa le ha dado el empujón definitivo a la crisis del PP. ¡Con Ilusión!.