El Papa me llama egoísta y se queda tan tranquilo.
Sí, sí, ese señor vestido de blanco que dirige la institución más antigua de la humanidad y la más próspera. Ese mismo señor que se dice continuador del mensaje de caridad de Jesús de Nazaret. Ese que pregona la misericordia y la comprensión. Ese que, en estos días, viste la cara de Joseph Ratzinger. Y se queda tan tranquilo, insisto.
No es que me llame a mi egoísta. Eso sería lo de menos. No me creo tan importante. Es que, en su infinita misericordia, nos llama egoístas a todos los europeos que tenemos pocos hijos. Ninguno en mi caso, como en otros tantos. Y se queda tan tranquilo. Él, que como yo, no tiene ninguno, ni piensa tenerlo. Él, que dirige un colectivo donde nadie los tiene. Él que no se ruboriza con semejantes afirmaciones.
Me llama egoísta y no se para a pensar que quizás mi decisión tiene tanto que ver con el egoísmo como con la generosidad. ¿Es qué no se da cuenta, este señor, que tener hijos es una inmensa responsabilidad que la inmensa mayoría de las familias afronta sin pararse a pensar si están en condiciones o no de afrontarla?. ¿Es qué no se da cuenta, el bueno de Benedicto XVI, la cantidad de niños que sufren porque sus familias no pueden, no quieren, no saben,... darles lo que necesitan y es de recibo que tengan?. ¿Es qué no se da cuenta, el Papa, que su organización niega el derecho de muchas familias a tener hijos, por el mero hecho de ser homosexuales?.
Perdón. Ya se que no debería escribir estas cosas. ¡Qué digo escribir, ni pensarlas siquiera!. Él marca doctrina. Verbaliza el mensaje divino, los deseos y normas del gran Dios. Pero es que no puedo evitarlo. Le oigo, le leo, y salto. No puedo evitarlo. Cuantos siglos más han de pasar para que esta gente se limite a dictar normas a sus afiliados. No soy yo de los que critican a los católicos hagan lo que hagan y digan lo que digan. Ellos forman un club, con sus reglas y yo no tengo nada que decir al respecto. Pero cuando se ponen a dictar normas ético morales a toda la humanidad, mi comprensión y mi moderación se acaban.
Señor Ratzinger, diríjase a sus fieles, a sus socios. Márqueles las pautas que considere oportunas. Y a los demás, déjenos en paz. Si no quiere que nosotros nos metamos a juzgar las normas y el comportamiento de su club. Si no quiere que juzguemos como dirigen su grupo. De muestras de la tolerancia que pregona pero no aplica. Y olvídese de nosotros. Por favor.
1 comentario:
Haha, no se quejen tanto del Papa Ratzinger... al menos pueden hacer oidos sordos a lo que predica sin consequencias...
Acá, en los Estados Unidos, tenemos que soportar y obedecer a un presidente que nunca gano unas elecciones al modo democratico, que manda a nuestros jovenes a la guerra y que gobierna la nacion segun se levante en el dia. Ni siquiera acudio a la Universidad!!
Para mas desgracia, amenaza con convertirse al catholicismo tras sucesivas visitas al estado Vaticano.... Puede imaginarlo? Nos queda la esperanza de que lo haga cuando finalize su segundo mandato forzoso. Creo que en Europa gozan de mucha mayor libertad y que los mandatos del Papa no son vinculantes para ustedes, pero esta es sola una opinion desde el otro lado... Best Regards.
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