No se por qué, estos días me he acordado de una de las novelas de Agatha Christie. Una de las más conocidas de entre toda su extensa producción. En concreto la que lleva por título Diez Negritos. Como casi todas las obras de la autora británica, esta novela también ha tenido diversas versiones en cine. Una de ellas, incluso, fruto de una coproducción española en la que abundaban los nombres conocidos, Teresa Gimpera o Richard Attenborough sin ir más lejos. Pero nada que ver con la gran versión que hizo 30 años antes Rene Claire.
La trama de esta historia gira en torno a diez personas, sin relación aparente, que se reúnen sin saber muy bien por qué ni citados por quién en un lugar apartado. Casi de inmediato, van siendo asesinados uno a uno. Como elemento decorativo, un centro de mesa, con diez figuritas que van siendo destrozadas cada vez que uno de los invitados es asesinado. Como casi siempre ocurre con las tramas de Agatha Christie, el combustible de la historia es desconocido para el público y se va revelando poco a poco. Las características de cada personaje se van conociendo con cuentagotas. En muchos casos, después de la propia desaparición del personaje en cuestión. Es más, entre ellos mismos tampoco se conocen más allá de lo imprescindible.
Sólo al final, que no voy a revelar, se puede ver el dibujo completo, la totalidad de las relaciones entre ellos, del trasfondo de cada uno, del por qué estaba allí y de por qué ha sido asesinado.
Estos días, con una cadencia implacable de martillo pilón, vamos conociendo supuestas noticias que están machacando al PP de Madrid. Una cadencia implacable que muchos, no yo, dios me libre, etiquetan como muy propia de Alfredo Pérez Rubalcaba y de José Blanco. Que si espías, que si comportamientos impropios, que si dosieres, que si tratos de favor a determinadas empresas. Y yo, como supongo otros muchos ciudadanos, vamos poniendo la misma cara de pasmo que cuando leemos las novelas de Agatha Christie. Ohhhhhhhh, Ahhhhhhhhhhh, vaya!!!!!!!!, anda!!!!!!!!!!!!!!, mira!!!!!!!!!!
El primer gobierno de Esperanza Aguirre tras las elecciones de 2007, su segunda legislatura, tenía 15 miembros. Al año siguiente se quedó en 12, con un núcleo todavía más cerrado y fiel a la presidenta. Ahora, hoy mismo, se queda en 11, pero ha caído uno de los más fieles. No ha sido la única dimisión del día. Hasta cuatro se han sucedido en este lunes negro para Aguirre. Quién más quién menos mira para todos lados buscando posibles relaciones, buscando un posible hilillo del que tirar para saber por donde se va a seguir desmadejando la cosa.
Pero sólo ella tiene las claves suficientes, quizás todas las claves. Sólo ella puede saber como va a culminar la trama. Pero ella, Agatha Christie, lleva más de 30 años muerta. Una lástima.
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