sábado, 27 de noviembre de 2010

OTRA VEZ TARDE

La idea no era mala. La imagen hubiese sido tranquilizadora en otras circunstancias. Incluso las palabras eran las necesarias en tales circunstancias. Pero algo falla. Algo que es tan peligroso como inamovible ya. Al presidente Zapatero ya no le cree nadie y ese es un lastre del que no es fácil desprenderse.
Los principales empresarios de España arropando al presidente es, en principio, una imagen potente. Es todo un mensaje. Pero luego resulta que ves a todos los hombres del presidente en la primera fila de la sala de prensa y transmiten la sensación de claro escepticismo. Por utilizar un símil que sea del agrado del presidente, cuando Guardiola da instrucciones a sus jugadores o planifica un partido, todos los jugadores se muestran convencidos de que eso es lo que hay que hacer. A lo mejor no entienden el por qué. A lo mejor tienen otras opiniones. Pero se dejan llevar porque confían plenamente en el mister.
Viendo a Rubalcaba, Salgado, Monteira, Campa y compañía durante la rueda de prensa de este sábado daba la impresión de que estaban pensando más en como iban a arreglar los desaguisados que están sobre la mesa porque saben que lo de hoy no ha servido nada más que para completar la galería de fotos de Zapatero. Tenían el cuerpo en la sala de prensa de Moncloa pero la cabeza en otro sitio. Las palabras de Zapatero les eran tan ajenas como las que se han pronunciado en la reunión. Nada saldrá de ellas.
Y la clave vuelve a estar en el mal calculo de los tiempos. Parece mentira que alguien que ha sido tan bueno manejando los tiempos en su carrera política haya perdido el tacto. Llegó tarde a aceptar la realidad de la crisis. Llegó tarde a afrontar las reformas y ha vuelto a llegar tarde ante la segunda oleada de la crisis de la deuda soberana. No vio venir el embate de los mercados. No se dio cuenta de que la urgencia de las reformas es máxima. No quiso asumir que su despliegue de buenas palabras ya no convence a nadie.
Para salir de la reunión y decir que es necesario el esfuerzo de todos, que las reformas se harán y que España no está en riesgo no es necesario montar este sarao en Moncloa.
Mucho más efectivo hubiese sido, presidente, que hubiesen salido Alierta., Botín, Ortega y alguno más y todos a coro hubiesen dicho aquello de “sabemos lo que estamos haciendo, sabemos lo que hay que hacer, lo vamos a hacer. Saldremos de esta”. Pero claro. Eso hubiese transmitido el peor de los mensajes. Zapatero no es de fiar y menos mal que hay otras personas a los mandos en España. Si ese hubiese sido el mensaje, la conclusión tendría que ser Qué pinta Zapatero en Moncloa?. Y eso no quiere aceptarlo o asumirlo nadie.
Y en esas estamos. Zapatero donde siempre. Pero tarde. Y España donde casi siempre, estos últimos años. En riesgo.

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