lunes, 28 de diciembre de 2009

VUELA QUE ALGO QUEDA

No creo que a estas alturas valga de mucho, pero aviso, lo que sigue no es una inocentada. Hace 5 años, en 2004, miles de aves fueron anilladas en el Delta del Ebro. Entre esas aves había ejemplares de flamenco. Ya sabes, esas zancudas rosas con un gran pico curvo y negro. El pasado día de Navidad, una de esas aves fue localizada en Central Park, allá, en Nueva York.
Lo que me sorprende, visto como está la cosa, no es que el ave haya llegado hasta allí. Volar es lo que tiene. Te pones a darle a las alas y cuando te das cuenta has recorrido 5.000 kilómetros, has cruzado todo un océano y te entran unas ganas locas de descansar un rato. Lo que me sorprende es que, tal y como está la cosa, un objeto volante, no identificado y de procedencia europea intente entrar en Estados Unidos y no hayan despegado, de cualquier base militar un comando de F-18 para derribarlo.
Muy curioso.


A todas éstas, mira una cosa, si siguen apretando la cuestión de viajar en avión con restricciones, prohibiciones, impedimentos y desaparición de compañías, que de todo hay, vamos a dejar lo del mundo globalizado sólo para internet. Todos los que saben un poco de la seguridad en los vuelos aseguran que las medidas adoptadas después el 11-S no sirven, en realidad, para nada. Que son más disuasorias que otra cosa. Pero lo cierto es que sirven para dos cuestiones: una, cabrear a los viajeros; dos, alentar la prepotencia de los agentes (sean oficiales o no) encargados de aplicar esas medidas.
Nunca, jamás, en ningún país y en ninguna circunstancia se ha abortado un plan terrorista, criminal o delictivo en los controles de los aeropuertos. Nunca. Pero ahí seguimos mostrando nuestros calcetines remendados, sujetando los pantalones con los dientes o tratando de explicar en otro idioma que no es el nuestro que maldita la hora en la que se nos ocurrió colocarnos un piercing en la misma punta del capullo. Ese piercing que ahora está haciendo saltar las alarmas.
No te creas. Si tu, en lugar de estar pensando en que te vas de vacaciones, o que vuelves de vacaciones. Que llegas tarde a una reunión de trabajo o que estás a punto de cerrar el negocio de tu vida. Si en lugar de eso te vieses en la tesitura de tener una gorra de plato, un uniforme azul y una porra y pudieses hacer que los demás se quitasen el cinto y se descalzasen, a buenas horas te ibas a reprimir por el mero hecho de que no valiese para nada.
Naranjas de la china. Por mucho que los flamencos, los rosas con alas y zancos, pueden volar libremente tu no vas a hacer dejación de tus obligaciones, faltaría más. Vale que los estadounidenses de norteamérica del norte no sean capaces de sellar sus fronteras, por mucho que presuman de ello. Pero a mí me han dado una porra y voy a manejarla antes de que me manden a la ídem.


Perdón, he perdido el hilo. En cualquier caso, me gustaría añadir que, a este paso, lo de los vuelos va a ser de chiste. Los controladores, los pilotos, el personal de cabina y el de tierra te montan un gori cuando quieren y te jo… fastidian tus planes. Las compañías venden más billetes de los que caben en el avión, cambian los precios cuando quieren, te cobran los suplementos que les sale de las narices y suspenden vuelos en cuanto ven las orejas al lobo. Los organismos gestores de los aeropuertos te obligan a estar 2 ó 3 horas antes y te obligan a hacer todo tipo de majaderías antes de subir al avión y después de bajar.
Y nosotros, pobres estúpidos, seguimos volando. No tenemos arreglo.

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