Es incuestionable. Zapatero ha imprimido un rotundo cambio de ritmo a su gobierno.
Hasta ahora se venían haciendo una o dos fotos al día. Después de los nuevos nombramientos, un día con menos de media docena de posados es un día perdido.
Lo curioso es que en las fotos están saliendo los mismos. Justo aquellos que son más conocidos. Los ignotos lo son en grado sumo. Tal es así que ni los propios encargados de preparar los actos saben que existen y que son ministros. Cabe la posibilidad, nunca desdeñable, de que sean personas tan trabajadoras como discretas a las que no les gustan los focos. Pero, en ese caso, no se entiende como ha llegado a ministro de Zapatero.
Decía Napoleón que él quería a los mejores soldados pero que además tuviesen suerte. Zapatero ni siquiera quiere a los mejores ministrables. Le basta con que tengan tendencia hacia las cámaras y propensión a dejarse retratar en casi cualquier posición o circunstancia.
Las fotografías son la obsesión de Zapatero. No descartemos pues que desgaje del ministerio de Cultura una nueva cartera de Fotografías e Imágenes en su próxima remodelación. Y, si la crisis no ha quedado atrás, siempre puede dejarla en secretaría de estado y hacerla depender directamente de Moncloa. ¿Se imaginan esa tarjeta de visita: “José Luis Rodríguez Zapatero. Presidente del Gobierno, con secretaría de estado de Deportes y secretaría de estado de Fotografías”. Impresionante.
En otras ocasiones he escrito sobre las fotos y su relación con Zapatero. Creo que daría para una tesis. Me imagino su casa, la suya privada, como esas casas de las estrellas que siempre tienen reservada una mesita, aparador o estantería en la que se ha generado un altarcillo compuesto de decenas de fotos. Aquí la de la graduación, aquí con mis niñas, la de la primera investidura, la primera con Obama (y a la mierda la que me hizo Bono con Bush, tirando de móvil),… No creo que recurra a esos marcos horribles de plata, con repujados. Es más de los clips minimalistas del Ikea.
A lo que iba. Lo llamativo es que Zapatero tenga esa obsesión por las fotos, al menos ahora, donde le esté pidiendo a todo el mundo que se mueva. ¿Es que no se ha dado cuenta que las fotos son estáticas por definición?. A lo mejor alguno de sus vicepresidentes debería decírselo. Claro, cabe la posibilidad de que no le encuentren en ningún sitio. A lo mejor, el presidente está como loco moviendo las distintas fotos por todo el complejo de La Moncloa, como si se tratasen fichas del parchís. Paquí, pallá. Estas las junto. Estas las separo. Cualquiera le corta el ritmo.
Y en septiembre, la gran sorpresa. Elena Salgado se presenta en el Congreso con un bonito álbum de Hoffman, de esos que puedes componer por internet con las fotos que más te gustan. Ese álbum con el que la nueva vice pretenderá cumplir el trámite de los presupuestos generales del estado. Es más, es posible que así, Zapatero encuentre apoyos parlamentarios para no quedarse sin presupuestos para 2010.
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