lunes, 8 de marzo de 2010

DE NIEVES

No seré yo quien diga que estamos teniendo un invierno de perros pero sí que en mi corta experiencia no recuerdo uno con tantas nevadas. No han sido nevadas imposibles, permanentes, de frío helador e incómodo. No. Pero sí lo suficientemente permanente como para que no se me vaya de la cabeza con facilidad.
Hace 20 años que vivo en Madrid y en este tiempo he visto unas cuantas nevadas. Los primeros años las esperaba, venía yo de zona de costa y no era habitual vivir un invierno blanco, con cierta alegría. Pero no llegaban. Luego se iban sucediendo a un ritmo de año sí, dos años no. Y resultaba entretenido. De un quinquenio para acá nieva todos los inviernos. Una nevadita (en la capital, se entiende) que hace que todos marquemos ese día en el calendario. Más por lo anecdótico que otra cosa. Además, casi todos hacemos alguna foto, como si nunca más fuese a nevar. Y tenemos una colección que ya ya.
Lo de este año está siendo diferente. Que recuerde, ha nevado media docena de veces. En alguno de los días de forma copiosa. Además, si lo normal era que nevase en torno a navidades o en febrero, este año ha nevado antes de fiestas, después de fiestas, en febrero, en marzo,… Y ya veremos si no volvemos a ver la nieve. No ha sido un invierno especialmente crudo, duro o frío. Los recuerdo peores, pero parece que es más fácil recordar la nieve que el frío.
Hablando de recordar, tanta nieve me ha traído a la memoria a un buen amigo que es fanático de los refranes, y de otras muchas cosas. Durante años trabajé con él y lo de buscar refranes para ilustrar lo que quería decir en cada momento se convirtió en una de mis tareas cuando la cosa se salía de lo más habitual. En este caso ha venido a mi cabeza un refrán muy conocido. Aquel que dice “Año de nieves, año de bienes”. Lo he utilizado ya en algunas ocasión en las últimas semanas y no puedo dejar de pensar que los estrategas políticos de Rajoy estarán deseando que en horas 24 no pase de las musas a… la realidad. De lo contrario, les joderá la estrategia para la segunda mitad de la legislatura.
No es probable que las cosas cambien porque en invierno haya nevado pero sí lo es, en mi opinión, que vamos a tener un buen verano en muchos aspectos. El turismo ajustará márgenes y la actividad será importante. Además, el agua caída traerá una excelente primavera que dejará una naturaleza reventona de esas que gusta ver casi tanto como a Charlize Theron en la pantalla. Y todo eso nos animará a todos. Además, es difícil seguir empeorando al ritmo que lo íbamos haciendo, con lo cual empezaremos todos a convencernos de que las cosas empiezan a ir menos mal.
Además, nada más terminar el verano empezaremos el maratón electoral de 18 meses que nos llevará a las generales de 2012 pasando por las catalanas de noviembre, las municipales y autonómicas de 2011 y las que vayan surgiendo por el camino. Y ya sabemos que los periodos electorales son propicios para grandes euforias y sonoros gorrazos. La realidad se maquilla, ya sea para disimular los defectos o para resaltarlos y nunca podemos estar seguros de si lo que estamos viendo es lo que creemos o lo que quieren que veamos.
Por eso, somos tantos los que disfrutamos viendo la nieve. Porque nadie le da forma pero deja un paisaje uniforme, suave, agradable. Hasta que llegamos los demás y empezamos a pisotearlo. ¡Qué le vamos a hacer!.

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