sábado, 31 de julio de 2010

PANDILLAS ADOLESCENTES

Hoy voy a hablar de un libro que acabo de leer. Lo compre por dos o tres razones, todas ellas tan absurdas como pintorescas. Primero me llamó la atención el título “Fin”. Al cogerlo y ojearlo y leer la sinopsis me di cuenta de algo que he pensado muchas veces. Yo nunca tuve una pandilla de amigos en la adolescencia. No le echo la culpa a nadie y no hecho de menos esas pandillas pero me hace gracia todos los relatos (libros, cuentos, series de televisión, películas,...) que se pueden armar en torno a un grupo de jóvenes.
El libro va de eso, pero 20 años después. Un grupo de amigos que se reúnen de nuevo de mayores para recordar tiempos pasados. Eso también me atrajo. Pero, sobre todo, me atrajo la editorial Acantilado. La descubrí por casualidad pero he ido comprobando que algunos de los libros que más disfruto (y, normalmente, son los que me encuentro, no los busco) han sido publicados por esta editorial. La cosa es que me lo compré y lo leí y me gustó.
El otro día, leyendo a mi admirado Enric Juliana en La Vanguardia, descubrí con sorpresa que recomendaba el libro. Y me hizo gracia. Admiro a Juliana, no porque piense como él (argumento que suele imperar en nuestra sociedad. El de admirar al que es capaz de exponer los argumentos que nosotros tenemos pero de forma mucho más brillante) sino porque creo que escribe bien y es razonado en sus exposiciones. El artículo en cuestión (lo recomiendo, por él mismo, y por la cantidad de libros interesantes que aconseja) se publicó al día siguiente de la reunión de Zapatero y Montilla en Moncloa.
Desde entonces estoy dándole vueltas a una idea (yo no soy Juliana y necesito de reflexionar mucho más para llegar a mucho menos). El libro de David Monteaguado comienza como una reunión de amigos 20 años después de ser pandilla adolescente. En los primeros capítulos dibuja a cada uno de los personajes en su situación presente. Luego llega la fiesta del re-encuentro, el nudo de la trama, la desaparición de los sucesivos personajes y el desenlace.
Y, de repente, pensé en la minifiesta que se produjo el otro día con motivo de los 10 años de la elección de Zapatero como Secretario General del PSOE. El que tenga curiosidad por leer el libro se dará cuenta que no se da una razón de peso para la celebración de esa fiesta. La cuestión es juntarlos a todos de nuevo. En el caso del PSOE, lo de juntarse de nuevo era más necesario porque eran muchos los que se habían ido quedando por el camino. Se han quedado más de los que siguen juntos.
En el libro, cada uno ha seguido su vida, se reúnen y los protagonistas van desapareciendo. En la realidad, todos se colgaron de un proyecto, que los fue descolgando según las necesidades y luego pretendían reunirse de nuevo como si nada hubiese pasado. Sin revelar el final del libro “Fin” me atrevo a asegurar que Zapatero terminará mirando hacia delante agarrado a la mano que menos sospechamos. Sólo confío en que no pasen otros 10 años y que el paisaje que vea el susodicho sea algo más alentador que el que ven los protagonistas del libro en las últimas páginas.
Y si no nos gusta, siempre tenemos otras opciones de pandillas adolescentes tipo Los Cinco.

jueves, 15 de julio de 2010

POR TONTOS

Después de casi cuatro años esperándola, la sentencia del TC sobre el Estatuto de Cataluña nos sorprendió a casi todos. ¿Por qué a las puertas del verano?, ¿por qué con tanta prisa la publicación de los mil folios del fallo y de los votos particulares?, ¿por qué tantas cosas?. Las voces también se dispararon por el momento elegido para publicar esos mil folios. Los más moderados lo entendieron como una provocación a catalanistas e independentistas que se juntaban al día siguiente para restar legitimidad al primero de nuestros tribunales.
Viendo ayer el Debate sobre el Estado de la Nación, me inclino a pensar que, una vez más, el Presidente del Gobierno ha sabido mover los hilos para amoldar la realidad a su conveniencia. Le vino de perlas tener el tema del Estatuto tan abierto y tan reciente para salir airoso de las acometidas de Mariano Rajoy. Le vino de perlas para sacrificar a un moribundo Montilla y a un tocado PSC en el altar de una más que necesaria cercanía con CiU a costa del proclamado catalanismo de Zapatero.
Cierto es que, a priori, no tenía demasiadas dudas de que Zapatero volvería a salir airoso de este debate. Es cierto que la fórmula tiende a favorecer al presidente, sea el que sea, y no es menos cierto que este presidente se maneja mejor en estas lides que en las de gobernar. Pero, pensaba yo, que el éxito, este año, le vendría más por la vía de poner en valor sus rectificaciones en materia económica y por agitar los éxitos deportivos. Pero no. El salvavidas fue el Estatuto.
Salió airoso, con resuello y con opciones de sacar los presupuestos y agotar los 20 meses que quedan de legislatura. No podemos perder de vista que esos 20 meses están adoquinados de procesos electorales y largas campañas que van a condicionar todo el panorama. Aún más, el año que viene, probablemente por estas fechas, tendremos otro debate como éste. El último de la legislatura. Y Zapatero encontrará otro tronco al que asirse, si es que para entonces sigue en riesgo de ahogamiento.
No es descartable que en los próximos 20 meses vivamos una serie de circunstancias que nos lleven a sufrir un nuevo triunfo zapateril y cuatro años más de tortura, degradación y deterioro. Pero no podemos buscar excusas. La culpa será nuestra. Volveremos a comprar una mercancía averiada que nos ha parecido de lo más pinturera en el escaparate, quizás porque la tienda de al lado no tiene bien iluminado el suyo. Pero no podemos acudir de nuevo a la oficina de atención al consumidor con excusas baratas, porque nos van a dar con la puerta en los morros.
Por tontos.