Si Zapatero no vale para el PSOE tampoco para España. Por lo tanto debe irse ya y convocar elecciones.
Ya sé que no soy nada original. Tanto es así que las anteriores no son palabras mías. Las he tomado prestadas de muchos ciudadanos, incluso comentaristas y analistas, que estos días se han prodigado analizando el anuncio del presidente del Gobierno ante el Comité Federal del PSOE. Exprimamos el argumento.
Si el 6 de noviembre del año que viene, Barack Obama logra la reelección como presidente de EE UU, sería legítimo que los republicanos se dedicasen, desde el día 7 a exigirle que dimitiese. Total, tendría fecha de caducidad anunciada. Sería un pato cojo y el país no podría afrontar cuatro años más en esa situación.
Claro que se puede seguir argumentando. En EE UU no está previsto el adelanto de las elecciones. El mecanismo de sustitución está constitucionalmente establecido. Tal vez por eso, a los republicanos no les quedará más remedio que envainársela y aguantar los cuatro años inevitables.
Busquemos otro ejemplo. El 10 de marzo de 2000, los socialistas debieron ponerse a exigir la dimisión de Aznar. En ese momento, antes incluso, se sabía que Aznar abandonaría la política al acabar su segundo mandato. Pero los socialistas no lo hicieron. Es bien cierto que bastante tenían con aclararse ellos mismos después de que Almunia presentase su renuncia la misma noche electoral. Teniendo lío en casa, para que te vas a ir a buscar uno fuera.
Podría seguir buscando ejemplos y explicaciones pero en este punto me doy cuenta de que no es esa la clave. La cuestión es que Zapatero se ha quedado sin proyecto, sin medidas, sin confianza,… Eso es, al menos, lo que piensan en Génova (calle, no ciudad) pero lo cierto es que los mercados parecen haberle dado una tregua, la prensa y los líderes internacionales son más complacientes en sus análisis, medidas y proyectos sigue teniendo (al menos eso dijo en el mismo discurso ante el Comité Federal) y las encuestas son encuestas. Yo también soy de los que piensa que no se puede gobernar a golpe de encuestas. Ni cuando son a favor, ni cuando son en contra.
¿Cuál es entonces la madre del cordero? ¿Por qué se empeña el PP en exigir, pedir, casi rogar, que se adelanten las elecciones?.
En mi opinión hay dos elementos, dos claves. Una es que mantienen en el recuerdo que una vez les funcionó razonablemente bien. Todos nos acordamos ese potrillo alocado que fue el “váyase, señor González” de los 90. A su lomo, Aznar cabalgó hasta La Moncloa, aunque más parecía que estaba subido a uno de los caballitos del tío vivo de la feria. Otra, que creen que necesitan las elecciones cuanto antes porque cuanto más se retrasen, más posibilidades hay de que los socialistas le den la vuelta al tema.
En cuanto al primer factor, es de justicia recordar que Aznar no pedía elecciones. Sólo exhortaba al entonces presidente a marcharse y dejar paso a otro diputado del PSOE, así que más vale que la gente de Rajoy se borre esa referencia de la cabeza.
El segundo factor tiene, en mi opinión, más recorrido. Tengo para mí que el punto máximo de diferencia entre populares y socialistas está a punto de alcanzarse, si no se ha superado ya. Así que el PP sólo puede empeorar y el PSOE mejorar. Cabe que ambos se queden estancados, pero no me parece plausible. La distancia es sideral, ciertamente, pero harían bien los estrategas populares en mirar su espalda si no quieren darse de narices con la realidad.
Algo parecido se puede decir del PSOE, la verdad. Las sustituciones de líderes han sido más traumáticas que exitosas en realidad. Los contados cambios tranquilos se han dado con presidentes en ejercicio y con cómodas mayorías (Barreda por Bono o Vara por Ibarra o Cháves por Rodríguez de la Borbolla). El resto han salido más bien como el rosario de la aurora. Y esta empieza a mostrar hechuras de lo mismo.
Sólo si los vaticanistas despachos en la Carrera de San Jerónimo, con crucifijo presidiendo en el despacho de Bono han sido exitosos podrán los socialistas encarar el relevo con la vista puesta en 2012. Blanco parece haber puesto en marcha el proceso con la firmeza, tranquilidad y seguridad que le han reconocido hasta sus enemigos cuando el famoso Congreso Federal de 2000.
Pero, ya veremos si mantiene intacta su habilidad o ha perdido facultades con su periplo ministerial.
jueves, 7 de abril de 2011
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