No voy a ensañarme en los análisis que todos han hecho ya. Rubalcaba es el hombre fuerte y se rodea de fieles para tener controlado el grupo parlamentario, demasiados dolores de cabeza ha dado ya el bueno de Toño Alonso; y el partido, lo de Leire era como Perea en el Atleti. Trini tenía que tener un premio por ser la tonta útil de la operación fallida contra Tomár Gómez. Aguilar le achica el espacio político a la izquierda del PSOE (alguien se acuerda de la absorción de Nueva Izquierda hace unos años en parecidas circunstancias). La renuncia de Zapatero a las esencias de Zapatero también es palmaria. Adiós a la paridad, adiós a las cuotas femeninas, adiós a las carteras ministeriales de diseño, adiós a todo lo que había ido sacando de la chistera durante estos siete años.
Me llama la atención que, pese a todo, el presidente del gobierno sigue teniendo una gran habilidad, o sexto sentido, o lo que quiera que sea para enredar y sacar beneficio siempre. Las tentaciones sucesorias de Rubalcaba (evidentes en la portada de El País de el miércoles)

quedan cortocircuitadas con su patada hacia arriba. Con la mayor soltura, se quita de encima la losa de Pajín que no ha podido meter más la pata porque no tiene más luces, porque intentar lo ha intentado. Y consigue la paradoja de degradar a Aido sin mandarla a su casa aprovechando que la buena muchacha no tiene ni oficio ni beneficio. Pero pasa inadvertido. Increíble.
Lo del peso político es una cosa. Lo de afrontar las elecciones con un cierto optimismo de recuperación es una cosa. Y lo que ha hecho Zapatero es un aparatoso juego floral que, como casi todos los suyos, tendrá la duración de un centro de flores del día de la madre. Otra cosa es lo que muñe y remuñe Rubalcaba (insisto, sublime El País recuperando la loa de Millas, publicada en el Dominical de junio a los pocos minutos de saltar la noticia) con calma pero sin pausa.
Y, por cierto, todo a cuenta de la salida pactada de Corbacho. A quién sustituye un tal Valeriano que estuvo manifestándose antes de ayer contra la reforma laboral que ahora tiene que aplicar. Sublime.
Digo yo, SACADME DE AQUÍ!